Puerto Madero también tiene zona roja
Los travestis desalojados de Constitución ofrecen sexo en la avenida de los Italianos y Azucena Villaflor; quejas de los vecinos
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Una zona roja de travestis que ofrecen sexo en la vía pública se instaló desde hace unos meses en el barrio más caro de la Capital: Puerto Madero. Allí, en la avenida de los Italianos y el cruce con Azucena Villaflor, frente a la Dirección de Museos de la Ciudad, una decena de travestidos semidesnudos muestran sus cuerpos en una desolada arteria, iluminada de noche por algunas pocas farolas y luces provenientes de las imponentes y costosas torres.
A varios vecinos del barrio, que pagaron entre 5000 y 7000 dólares por el metro cuadrado a estrenar, la situación no les causa ninguna gracia: se quejan por las exhibiciones "obscenas". Pero mientras algunos piensan en cómo impedir que allí prolifere un circuito sexual, otros eligen callar y no generar conflictos.
"Que los travestis estén acá me parece una locura. Pero cuando uno ve que a veces se detienen autos importados para conversar con los travestis, no sé, parece que hay vecinos que no están tan en desacuerdo. Se empezaron a instalar a principios de año y cada vez vienen más", sostuvo un residente que vive sobre la calle Azucena Villaflor.
Cerca de allí, Flavia, uno de los travestis, ofrecía sus servicios. "Hola, dulce. Por sexo oral son 50 pesos, y completo, 100 pesos. Vamos acá atrás, al oscuro, que no nos ve nadie", invitaba, mientras en un abrir y cerrar de su tapado negro mostraba un desnudo completo al potencial cliente.
"Acá atrás" es, ni más ni menos, que los jardines públicos del parque Mujeres Argentinas. Durante el día, el espacio verde es paso obligado de vecinos y transeúntes; a la noche, el sitio es tan oscuro que caminar por allí puede convertirse en una peligrosa aventura.

La zona roja de Puerto Madero se desnuda cuando cae el sol y se esfuma de madrugada. La Policía Federal, con jurisdicción en esa zona -el resto de Puerto Madero es vigilado por la Prefectura Argentina- tiene poca presencia en la calle. Rara vez durante la noche un vehículo policial patrulla la avenida de los Italianos; cuando lo hace y merodea cerca de los travestis, suele apagar las luces de las sirenas.
"Las chicas que están ahí son las que estaban en Constitución y la policía las corrió. No están en conflicto con los vecinos", dijo Marcela Romero, presidenta de la Asociación de Travestis, Transexuales, Transgéneros de la Argentina (ATTA). Y agregó: "Lo importante es que ahora se promulgó la ley de identidad de género, por lo tanto las travestis estaremos incluidas dentro de las políticas públicas y ninguna estará obligada a salir a ofrecer sexo".
Según los travestis, en Puerto Madero encontraron la tranquilidad que buscaban. "Podemos trabajar tranquilos; no nos molestan y no molestamos a nadie. Ninguno de los vecinos nos vino a sacar, ¿por qué lo harían?", contó un travesti que se dio a conocer como Agustina.
Los autos se estacionan de tanto en tanto para conocer el precio por tener "sexo al paso", pero no hay filas de vehículos. A diferencia de lo que ocurre en la zona roja de los bosques de Palermo, en Puerto Madero la demanda es escasa.
En la Dirección de Museos de la ciudad indicaron que los travestis no representan un problema para ellos. "A veces hay alguna prostituta entre los travestis. Acá hay noches en las que suele haber espectáculos y la gente hace fila. Pero nunca tuvimos un comentario o queja al respecto", contó un empleado del lugar.
Contraste
En el Parque Tres de Febrero, la zona roja de travestis autorizada por ley, la hilera de autos serpentea entre los bosques: ya son 200 los travestis que cada día ofrecen sexo a cambio de dinero.
En la plazoleta Florencio Sánchez, algunos vehículos invaden los espacios verdes tras retirar los tocones de madera sin que nadie lo impida. Incluso algunos extendieron los límites permitidos y ya están a metros del lago de Regatas.
En Palermo, los travestis ocupan distintos sectores según su provincia de origen. Así, "las tucumanas", "las mendocinas", "las salteñas", "las pampeanas" y "las jujeñas", se posicionan en un circuito al que le faltan baños químicos y cestos bacteriológicos, tal cual había prometido el gobierno de la ciudad cuando los mudó allí, en 2008.
Se calcula que más de 4000 personas recorren cada noche esta zona roja; muchas en busca de sexo, y otras, por curiosidad. En 2011, según las empresas de higiene que limpian la plazoleta, cada mañana se recolectaron cerca de 1000 preservativos.


