
Analizan los últimos avances en genética
En el campo animal, vegetal y humano
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PERGAMINO.- La genética tiene la capacidad de predecir el riesgo individual de desarrollar una enfermedad y avanza con fuerza en la producción de animales y el mejoramiento de los cultivos. "Hoy, el valor predictivo de la genética es enorme. Permite, por ejemplo, que una pareja planifique su familia cuando existe un problema grave de salud y ayuda a conocer la predisposición a padecer enfermedades con manifestaciones subclínicas. Lo mismo ocurre con los animales y los vegetales", explicó la doctora Lidia Arbeletche de Vidal Rojas, presidenta de la Sociedad Argentina de Genética (SAG).
Minutos antes de la inauguración del 36° Congreso Argentino de Genética en la sede de la Universidad Nacional del Noroeste de la Provincia de Buenos Aires (Unnoba), la doctora Arbeletche y la ingeniera agrónoma Adriana Andrés, coordinadora de la carrera de Genética de la universidad, dialogaron con LA NACION sobre el estado de situación de una especialidad que evoluciona en los laboratorios bajo la lupa de la bioética.
"Es una ciencia transversal -dijo Andrés-. Abarca a los vegetales, los animales y los seres humanos. Quizá donde más visibles son sus resultados es en la aplicación vegetal o animal, en semillas, razas, tipos de carne, cortes para exportación o reproducción mejorados. No hay que alarmarse con su alcance ni hay que pensar que podrá solucionar todas las enfermedades."
Según las especialistas, la genética en la Argentina esta "bastante bien". En algunas áreas, opinó Arbeletche, mejor que en otras. "Los adelantos que se pueden ver en el maíz o en el trigo no son los mismos que en las vacas, porque los tiempos necesarios para obtener resultados son distintos. Y en genética médica estamos bastante bien, pero no todo lo bien que desearíamos", dijo la especialista. Para Andrés, "estamos en el camino correcto y con muy buena formación", coincidió.
Con respecto a los productos transgénicos, la investigadora de Unnoba agregó: "Se ha creado un preconcepto de que son buenos o malos, cuando no son ni lo uno ni lo otro. No podemos decir que haber trabajado con maíces transgénicos o derivados nos haya dado malos resultados -señaló Andrés-. Pero lo que hay que saber, y que a veces se cuestiona por desconocimiento o por intereses políticos, es que aún no están hechas todas las pruebas necesarias para probar, de aquí a 10 o 15 años, si alguno de esos productos tendrá un efecto negativo sobre la salud.
-¿Se pueden hacer esas pruebas?
"Se están haciendo aquí y en el mundo, pero se necesita más tiempo para conocer si existen o no efectos secundarios", concluyó.






