Cómo hablar con los hijos sobre donación de óvulos o esperma
Entre un 15 y un 18% de las parejas tienen problemas de fertilidad. Dentro de ese porcentaje, una cantidad imprecisa de hombres y mujeres se enfrentan un día a una disyuntiva nada fácil de afrontar, al menos, al principio: para tener descendencia hará falta obtener células reproductivas (ovocitos y espermatozoides) de otras personas.
En la Argentina, nacen anualmente unos 200 niños por ovodonación. No se conoce la cifra de bebes nacidos por donación de esperma porque esta conducta, a diferencia de la primera, suele mantenerse en secreto.
La doctora Luisa Barón, médica psiquiatra argentina al frente de la Fundación para la Investigación Médico-Psicológica (Impsi), acaba de ser por segunda vez anfitriona del profesor Ken Daniels, del Departamento de Trabajo Social de la Universidad de Canterbury en Christchurch, en Nueva Zelanda. Ambos profesionales tienen un interés común: el abordaje de los conflictos emocionales de la infertilidad.
Daniels, consejero gubernamental neozelandés y asesor de gobiernos del Reino Unido, Estados Unidos, Canadá, Suecia y Australia, es consultor científico del recientemente inaugurado International Research Institute, fundado por la doctora Barón para ampliar las investigaciones del Impsi.
Daniels y Barón dialogaron con La Nación acerca de cómo comunicar a un hijo que nació por medio de la donación de gametas.
-¿Cuándo y cómo contarle a un niño esta situación?
Daniels: -Lo antes posible, ni bien comience a preguntar cómo fue que llegó al mundo, algo que nos inquieta a todos en determinado momento de la niñez. Si lo sabe, crecerá con ese conocimiento y nunca le resultará una sorpresa, o un trauma.
-¿Pero cómo decírselo?
-No hay que dar respuestas complicadas ni anticiparse a sus preguntas. Hay que esperar que esté interesado y ser cuidadoso para no darle más información de la que pueda comprender. En esto pueden ayudar mucho los profesionales, pero la idea básica, entre los dos o tres años, es contarle que las mamitas y los papitos hacen bebes, pero que algunas veces hace falta ayuda de otras personas. "A nosotros nos ayudó un doctor, o nos ayudaron en el hospital", se le puede decir.
-¿Y cuándo hablarle de óvulos o espermatozoides?
-A medida que va creciendo. A los 5 o 6 años podemos decirle que a la mamá o al papá le faltaba una célula, que se llama óvulo o espermatozoide, y que otras personas se la dieron: "Así pudimos tenerte".
-¿Y cómo reaccionan los chicos?
Barón: -Con naturalidad. Toda la familia está asesorada desde el punto de vista psicológico. Como no se les miente en ningún momento, van incorporando información a medida que crecen. Tenemos varios ejemplos muy similares en cuanto a la reacción: niños que después de escuchar que nacieron por medio de ovodonación les dijeron a sus mamás "mami, te quiero mucho", y se fueron a jugar. Por la edad, ninguno entiende del todo lo que se le está explicando, pero sí saben que a su madre le faltaba una célula para poder tenerlos y que recurrieron a ayuda para obtenerla.
-¿Creen que es mejor que las gametas se obtengan por donación altruista o que se pague por ellas?
Daniels: -Está demostrado que a los nacidos bajo esta clase de métodos les molestan dos cosas: que les hayan mentido y que hayan pagado por obtener ovocitos o esperma. En mi país, ambos se obtienen por donación.
-¿Y qué pasa en la Argentina?
Barón: -Los ovocitos son donados normalmente por mujeres que realizan tratamientos contra la infertilidad, no los utilizan y los donan. Otras veces los dona una hermana, por ejemplo. Pero el semen se paga. Esto tiene que ver con el secreto y los tabúes masculinos. Los hombres no quieren decir que son infértiles, no aceptan pedir a un hermano o a un amigo la donación. Por eso prefieren pagar, pero conservar el anonimato.
Daniels: -Es que creen que al no tener una cantidad suficiente de espermatozoides alguien podría pensar que les falta potencia sexual.
-¿Qué ocurre si el niño quiere conocer al hombre o la mujer que donaron gametas?
Daniels: -En Holanda, Suiza, Austria, Nueva Zelanda y Australia tienen ese derecho al ser mayores.
-¿Y qué pasa si conocen a estas personas y las toman como padres?
-Eso sería imposible... En la mayoría de los casos lo que quieren, cuando desean conocerlos, es saber por qué donaron y a menudo también verlos, para entender, quizás, algo de sus facciones, o preguntarles por sus gustos. Pero todos tienen claro quiénes son sus padres: sus padres son aquellos que los han criado. Todo lo que le digo está basado en mi experiencia: mi esposa y yo somos padres de dos mellizas de 30 años que adoptamos algunos años después de casarnos. Una de las chicas quiso conocer a quienes las dieron en adopción. Lo hizo, y en ningún momento eso afectó su relación con nosotros, sus padres. Como nadie le arrebató jamás la verdad, no vivió ningún shock porque creció con el conocimiento sobre su origen. En esta clase de situaciones, el enojo deriva siempre de haber mantenido el secreto.