
Dejar de fumar es más fácil si lo pide el médico
¿Otra nota sobre tabaco? Y van... Van muriéndose 45 mil argentinos al año por culpa del cigarrillo, va aumentando el consumo -en 1997 se vendieron 1940 millones de paquetes, y en 1999, 1996 millones- y va creciendo el porcentaje de población fumadora, que aquí alcanza al 40% de la población.
¿Qué hay de nuevo en este país que, pendiente de otros riesgos, sigue pasivo frente al incremento de riesgo de muerte que conlleva el cigarrillo? Lo que hay es, en cierto sentido, una buena noticia: según datos del programa Arconta (Argentina contra el Tabaco), desarrollado por la Fundación Cardiológica Argentina, la mayoría de los fumadores dejaría el hábito si se lo pidiera su médico personal. Un análisis actualizado de las guías para el abandono del hábito revela que las tasas de éxito pueden aumentar del 15 al 30% con tratamientos que han demostrado ser eficaces.
Si se toma en cuenta que cada año el 70% de los adictos al tabaco visita a su médico y alrededor de un 50% al odontólogo, el vínculo paciente-profesional constituye un buen recurso para iniciar el camino hacia el abandono del hábito. Claro que, para que esto ocurra, los médicos deberían interrogar claramente a sus pacientes y, al mismo tiempo, los fumadores deberían entender un mensaje esperanzador: "Existen estrategias para dejar de fumar y mucha gente lo ha logrado. De hecho, el 18% de los argentinos es ex fumador", dice el doctor Jorge Tartaglione, secretario de la Fundación Cardiológica Argentina, institución que está realizando una campaña televisiva de prevención.
Reconocer la adicción, enfrentar obstáculos, no torturarse por una recaída (cuantas más veces se haya intentado, más probabilidades existen de librarse del cigarrillo) y seguir el tratamiento indicado son algunos de los pasos individuales que podrían revertir una amenaza globalizada: en 2030, el cigarrillo matará anualmente a 10 millones de personas, tantas cuantas murieron en la Primera Guerra Mundial.
Pilares del tratamiento
El tabaquismo tiene tres pilares: fisiológico, automático y psicológico. Sobre ellos se trabaja actualmente en programas para dejar de fumar, que incluyen ocho sesiones, trabajo en grupo y definición de un "día D" en el que se abandonará el cigarrillo.
"El pilar fisiológico tiene que ver con la cantidad de nicotina que el paciente tiene en la sangre. El automático está bien representado por movimientos (los que se hacen al prender un cigarrillo o con la mandíbula en cada pitada) y el psicológico se relaciona con ciertos rituales (fumar después de comer, de mantener relaciones sexuales, cuando alguien se siente constipado. Sobre ellos se trabaja con técnicas de terapia conductual, a las que a veces se agregan medicamentos y chicles, parches o spray nasal (reemplazo de nicotina)."
Palabra santa
Está comprobado: la palabra del médico tiene gran influencia sobre el fumador. Pero, ¿están hablando lo suficiente, médicos y pacientes, del porqué y el cómo dejar de fumar?
Repuesta autocrítica: "Los médicos solemos interrogar muy bien acerca del colesterol o la hipertensión y, si es necesario, los medicamos. Pero cuando les preguntamos sobre tabaquismo y nos responden que son fumadores, generalmente les decimos: "Usted debería dejar de fumar", afirma Tartaglione.
¿No es un sabio consejo? "Sí, pero no alcanza. Hay que enfatizar la importancia de abandonar el hábito y explicar cómo conseguirlo."
Ese consejo, dice el especialista, debe tener tres características: firmeza ("usted debe dejar de fumar"), claridad ("si usted no deja de fumar sus probabilidades de padecer cáncer pulmonar se quintuplican y se triplica el riesgo de enfermedad coronaria") y personalizado ("hágalo, comprométase").
Según el Centro de Control de Enfermedades de los Estados Unidos (CDC), "existen estrategias farmacológicas y de consejo médico" para lograr que las personas abandonen el cigarrillo. Datos de ese organismo indican que el 70% de los fumadores expresa su intención de dejar el tabaco y que el 46% intenta hacerlo.
"Los fumadores atraviesan diferentes etapas (ver gráfico). Está comprobado que con una buena intervención del médico se puede pasar de ni pensar en dejar de fumar a reflexionar sobre la posibilidad de abandonar el cigarrillo."
Arconta indica que "tradicionalmente, los programas de abandono del cigarrillo se han dirigido a los pacientes que estaban preparados para dejar de fumar". Hoy, en cambio, se sabe que la aplicación del programa "no debe orientarse sólo al pequeño porcentaje de pacientes que decidieron ya dejar de fumar, sino contemplar la motivacion de un grupo importante que no está listo para abandonarlo, pero que se beneficiaría con un tratamiento que siguiera el modelo de etapas de cambio de comportamiento".
Las claves del triunfo
¿Qué determina el éxito de un programa antitabáquico? La Fundación Cardiológica Argentina indica que del análisis de la evidencia relacionada con estos programas surge que:
- A cada fumador se le debe ofrecer el programa para abandono del tabaco.
- Los médicos deben interrogar y registrar la condición relacionada con el hábito tabáquico que presenta cada paciente.
- El consejo médico para abandonar el tabaquismo en cada visita, incluso en la más breve (sólo tres minutos), es efectiva.
- El tratamiento intenso produce mejores resultados y mayor tasa de abstinencia al tabaco a largo plazo.
- La terapia de reemplazo de nicotina, el apoyo social dirigido por el médico y el aprendizaje de técnicas para manejar situaciones de riesgo asociadas a la recurrencia de la adicción son recursos altamente eficaces.
- Los sistemas de salud deberían identificar a los fumadores y actuar contra el hábito tabáquico cada vez que se presente la oportunidad en el consultorio.







