
"Hacen falta padres más presentes"
Si el varón logra abrir su mundo emocional frente a los hijos, se sentirá más seguro como hombre
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Los hombres están en fuga. Los hombres no funcionan. Son frases que, de tanto repetir, terminan por volverse incuestionables.
Sin embargo, a la hora de pensar qué pasa con los varones, la realidad muestra que los parámetros tradicionales sobre la masculinidad entraron en crisis hace años y no hay nuevos modelos -claros- a la vista.
El terapeuta Sergio Sinay, especialista en problemáticas masculinas, plantea que una forma de encontrar el camino hacia una nueva manera de ser hombres es que los varones se propongan una paternidad más activa, con mayor presencia real, porque -dice Sinay- nuestra sociedad "tiene hambre de padres".
"Hasta hace un tiempo estaba claro cómo construían los hombres el edificio de su masculinidad -agrega-. Era sobre las cuatro "p": producir, proveer, proteger y ser potente. Si un hombre producía, proveía, protegía y era potente tenía el certificado de masculinidad...
Pero hoy nada es igual. Ni para los varones jóvenes ni para los hombres grandes, porque nadie tiene nada seguro. Y un hombre que no produce: ¿qué va a proveer? La idea de la provisión masculina está muy ligada a lo material. Sin embargo, en el terreno de la paternidad es letal que el hombre sólo provea lo material.
-¿Esto qué quiere decir?
-Que socialmente no se espera que el padre sea proveedor emocional. "Que a mi hijo no le falte nada", eso se considera ser un buen padre. Pero es muy habitual que los hijos le reclamen al padre, a ese mismo padre que les compró siempre las mejores zapatillas, no haber estado cuando recibió un diploma o que siempre llegue tarde a la casa. El hijo está hablando de que le falta presencia. Ver al padre, compartir con él la vida cotidiana, significa ir entendiendo cómo es un varón de cerca, que muestra en forma espontánea su mundo emocional.
-¿Pero hay varones distintos?
-Sí, hay varones más jóvenes que salieron del modelo del hombre acorazado en su estereotipo. Pero muy a menudo adoptan un modelo de sensibilización que es copia del conocido, el femenino, porque no hay modelo masculino de presencia emocional. Yo puedo ser tierno, pero yo nunca voy a ser tierno como una mujer. Y a mí como varón no me hará bien adoptar esa ternura, porque me estarétrasvistiendo emocionalmente.
-¿Y los padres que cambian pañales, dan de comer, limpian...?
-Se puso mucho el acento que ser un padre nuevo pasa por ahí. Pero la cuestión es empezar a estar presente en la vida del hijo desde el momento de la gestación. Y yo no creo que esto haya aumentado mucho. Si no se hace un trabajo a partir de ese momento es ahí donde comienza a generarse la ausencia emocional del padre. Lo nuevo pasa a estar presente en todas las etapas de crecimiento de la vida del hijo de una manera diferente de la madre. Un hombre viste al chico e inmediatamente viene la crítica: "Pero le pusiste la camisa del cumpleaños y el pantalón de jugar". El hombre es descalificado y termina creyendo que no sabe. No es que no sabe, es que lo hace distinto.
El padre propone explorar el mundo externo. El padre es quien incita y participa a aquellas cosas que supuestamente son peligrosas: andar en bicicleta, subir a un árbol, hacerse amigos de pibes desconocidos en la plaza... El padre está ahí. Y esto es muy importante. Porque el cordón umbilical emocional que queda entre el hijo y la madre o lo corta el padre o un varón con funciones paternas o no lo corta nadie.
-¿Y si no hay un padre?
-Hay que buscar un varón. Si no es el papá hay amigos, tíos, abuelos, terapeutas. Porque una mujer no puede ser madre y padre. Puede ser la mejor madre posible, pero no el padre.
-Usted plantea que hacen falta padres más presentes, y al mismo tiempo que el varón está en fuga. ¿Son caras de una misma moneda?
-Claro. Y la paternidad es un espacio privilegiado para que el varón regrese de esa fuga y pueda reinstalarse en una nueva forma de masculinidad. La paternidad es un lugar donde el varón puede rehabilitar su propio mundo emocional. La mayoría de los varones adultos no están conformes con la relación que mantuvieron o mantienen con el propio padre. Entonces, al plantear la necesidad de un cambio -algo que en el hombre aparece cuando realmente se siente muy mal, porque el varón es más reacio a consultar- aparece también la posibilidad de reparar la herida de la ausencia que él pudo haber tenido de su propio padre.
Pero plantearse la paternidad de un modo nuevo posibilita, además, habilitar de una manera distinta a las generaciones siguientes para gestar hombres diferentes.
-¿Y cómo empezar a ser un padre "diferente"?
-No es tan difícil como parece. Se puede empezar preguntándole al hijo simplemente: ¿cómo andás? Esta es una pregunta que no se hace demasiado. O se pregunta al pasar y los padres siguen viaje. La idea es que ese padre ejercite la escucha receptiva, algo que los varones no tenemos. Un varón generalmente cree que cuando una mujer o un amigo le hablan él va a tener que dar una solución o respuesta. Y con un hijo, en cambio, se puede aprender a preguntar cómo andás y quedarse escuchando, no salir corriendo a hacer algo. Esa es la escucha receptiva.
¿Es bueno que el hombre esté solo?
¿Por qué ellos suelen formar pareja más rápido que la mujer luego de separarse o enviudar?
"En tanto las mujeres se empiezan a dar cuenta de que muchas de las cosas para las cuales se creían inhabilitadas o discapacitadas no eran tales, como trabajar, abrir una cuenta en el banco, cambiar una bombita -dice Sergio Sinay-, el varón, para salir al mundo externo y pelear, ser exitoso, competitivo, ha tenido que disociarse de lo emocional, porque lo emocional debilita. La duda, el miedo no están permitidos para el varón.
Por eso, cuando se quedan solos, los hombres sienten que cualquier contacto con ese mundo emocional que antes le cubría su mujer lo va a debilitar. A partir de la separación quizás estuvo con muchas, pero no pudo desarrollar ningún aspecto cancelado de sí mismo, como en cambio sí seguramente lo hizo su ex mujer.
No fue y se buscó una casa que no fuera una guarida, no eligió las cortinas, la vajilla. El cree que necesita una presencia femenina para cumplir con esto. Cree eso y cree que solo no sabe hacerlo, y además no pregunta. Un varón nunca pregunta cómo se hace. Hace. Y así se consigue otra mujer.
Nuevos desafíos
Sergio Sinay
- Cuando un hombre llega a la consulta es porque tocó fondo. Pero siempre llega con un anhelo de cambio. No sabe cómo hacerlo, pero quiere vivir de otra manera.
- Muchos hombres que se divorcian se alejan de sus hijos porque no quieren que los vean débiles o caídos. Pero mostrarse así, como hombres reales, y luego levantarse, es una lección de vida.
- Muchos padres dicen: No sé de qué hablar con mi hijo... Si están, el tema surgirá.






