
Implantan médula ósea en el seno coronario
Ensayo de investigadores santafecinos
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SANTA FE (Télam).- Un nuevo tratamiento que consiste en extraer médula ósea e inyectarla en el seno coronario permitiría que enfermos cardíacos que ya no pueden tratarse con las técnicas tradicionales mejoren su calidad de vida.
La terapia se está aplicando por un grupo de científicos santafecinos, según informó la Universidad Nacional del Litoral (UNL), y será presentada en un congreso mundial en Washington. Fue desarrollada por médicos del Hospital Iturraspe de Santa Fe, que realizaron estudios experimentales en cerdos junto con investigadores de la Facultad de Ciencias Veterinarias de la UNL.
Lo novedoso del sistema radica en que la médula ósea de los pacientes se utiliza no fraccionada para regenerar sus propios vasos sanguíneos, a diferencia de los trasplantes de médula de un paciente a otro, que ya tienen 30 años de desarrollo en el país.
El seguimiento realizado en 15 pacientes a lo largo de un año arrojó mejoras de un 40 por ciento en la calidad de vida, con un incremento en la circulación coronaria. El procedimiento dura unas dos horas; es fácil de practicar y no implica ningún riesgo en el paciente.
Con anestesia local se efectúa una punción en el hueso ilíaco (a un centímetro de la piel, a la altura de la cadera) y se extraen y se filtran 120 mililitros de médula ósea que se anticoagula para aplicarse. Preparada la médula, se hace un cateterismo del seno coronario a través de una vena en un brazo. Luego se ocluye el seno coronario, se administra la médula ósea y se deja ocluido el seno coronario durante 15 minutos para permitir que la médula persista en el lugar y haga su efecto. Posteriormente, se desocluye, se retira el catéter, se realiza un punto en la piel y el paciente pasa a unidad coronaria para un control de 24 horas. El equipo médico es dirigido por el doctor José Vicario. La etapa experimental del tratamiento se inició en 2002 con estudios en cerdos. Luego de demostrar que la hipótesis era efectiva se ingresó en la fase clínica, con humanos, con la intervención de comités de bioseguridad y de ética. "Los resultados obtenidos fueron evaluados por especialistas externos a nuestro grupo, lo cual le da más rigor al trabajo científico", explicó Vicario. En la segunda etapa, la técnica utiliza células del propio enfermo en su corazón, que es un miocardio falto de circulación y ávido por estas células para producir nuevos vasos.






