
Inteligencia sexual, un don inexplorado
Esta capacidad humana se basa en el conocimiento del yo sexual secreto y en la aceptación de sí mismo
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LIMA (El Comercio/GDA).- Si en 1998 el término inteligencia emocional (propuesto al mundo por Daniel Goleman) estaba en la boca de todo el mundo y era considerado el causante de muchos de nuestros problemas afectivos, hoy dos psicólogos estadounidenses, Sheree Conrad y Michael Milburn, proponen la existencia de un nuevo tipo de inteligencia que, sin duda, causará una revolución en la manera de concebir nuestras relaciones de pareja: se trata de la inteligencia sexual, identificada como la capacidad que nos permite vivir una sexualidad plena.
Así es. El sexo y el cerebro parecen haber logrado una alianza, según las investigaciones de Conrad y Milburn, docentes de la Universidad de Massachusetts, en Boston (Estados Unidos), basadas en encuestas a 500 personas heterosexuales, homosexuales, bisexuales, casadas y solteras.
Los encuestados contestaron 52 preguntas. A partir de sus respuestas, los investigadores concluyeron dos cosas: uno, la inteligencia sexual puede ser cuantificada en una suerte de "coeficiente sexual" y, dos, la estructura de esta inteligencia está compuesta de los conocimientos sexuales, la conciencia del yo sexual secreto y la conexión con los demás.
Para el doctor René Flores, especialista en sexualidad y profesor de la Universidad Cayetano Heredia, de Lima, Perú, para adquirir conocimientos sexuales no se requiere leer grandes tratados sobre sexualidad o saberse de memoria el "Kamasutra". "Lo importante es ser consciente de qué te atrae y de las repercusiones de nuestro comportamiento sexual."
El concepto de inteligencia sexual está marcado por el "yo sexual secreto". Según el doctor Luis Pérez Flores, ex presidente de la Sociedad Peruana de Sexología, "se refiere a los antecedentes sexuales de la persona: qué le gusta y estimula. Este conocimiento es vital para el desarrollo de una buena vida sexual".
Esclavos del prejuicio
Sin embargo, tanto nuestros conocimientos como el yo sexual secreto están contaminados por los prejuicios sobre la sexualidad presentes en la televisión, la escuela y el entorno de amigos. Conrad y Milburn identificaron cuatro creencias comunes en las personas: "todos tienen más sexo que yo; nuestro cuerpo no es estético; el sexo es la resolución a todos los problemas; el sexo puede lograrse por la fuerza".
Si dejamos que los mitos interfieran en nuestra inteligencia sexual, nos volveremos sexualmente torpes: reprimidos, inhibidos y no podremos distinguir cuándo un encuentro responde a la mera atracción sexual, al amor o a la necesidad de huir de la soledad. En el otro extremo se encuentran los sexualmente inteligentes: hombres y mujeres que viven en armonía con sus deseos y han superado los prejuicios y mitos sobre el sexo.
Según el trabajo de Conrad y Milburn, solo el 25% de los encuestados refirió tener una vida sexual satisfactoria, mientras que el 57% reportó ser incapaz de conseguir un orgasmo. Ante esto surge una pregunta: ¿puedo potenciar mi inteligencia sexual y llevar una vida sexual plena? Los especialistas coinciden: sí.
Este proceso requerirá, en primer lugar, ser consciente de los mitos sexuales que lo rodean, o hablando técnicamente: "conocer su yo sexual secreto", deshacerse de los prejuicios y comunicar a su pareja qué le gusta y qué no. "No necesariamente tiene que sentarse a dialogar. A veces, con movimientos, gestos y actitudes se dice mucho más", advierte el doctor Flores.
Quizá parezca duro, pero la inteligencia sexual no corresponde sólo a los adultos. Para que los niños estén preparados para tomar decisiones adecuadas sobre su sexualidad les hace falta recibir educación al respecto. "Y no limitarse a hablar sobre anatomía -dice Flores-, sino referirse a situaciones concretas. Los padres, como pareja, deben transmitir modelos adecuados, donde el respeto y los valores estén presentes."
Autotest sobre sexo
Conocer el yo sexual secreto es un pasaporte seguro hacia el desarrollo de la inteligencia sexual. Para lograrlo, hay que preguntarse cuestiones íntimas y responder sinceramente, ya que no es necesario compartir con otros las respuestas.
Calificación- ¿Cómo fue la educación sexual que recibí?
Familia- ¿Cómo se hablaba de sexo en mi casa?
Información- ¿Qué me dijeron y qué me ocultaron?
Miedos- ¿Cuáles han sido mis miedos y temores? ¿Los superé o aún se mantienen?
Balance- ¿Cuáles han sido mis buenas y malas experiencias sexuales?
Educación- ¿Me considero afortunado (a) por la educación que recibí sobre el tema?
Traumas- ¿Cuáles son mis traumas, represiones e inhibiciones?
Inicio- ¿Cómo fue mi primera vez?






