Los nuevos antihipertensivos muestran efectos inesperados
Además de bajar la presión arterial, relajan las arterias y mejoran la circulación
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Para el doctor Roberto Fogari, que dirige el Centro de Hipertensión y Fisiopatología Cardiovascular del Policlínico San Matteo, de la Universidad de Pavia, al norte de Italia, la generación más moderna de fármacos antihipertensivos -los antagonistas o bloqueantes del receptor de angiotensina II- está mostrando ventajas inesperadas.
"No sólo disminuyen la presión arterial -dijo Fogari durante su visita a Buenos Aires durante el Congreso Argentino de Hipertensión-. Junto a mi equipo de investigadores demostramos que una de estas drogas, el valsartán, mejora el desempeño cognitivo de personas mayores sanas, en especial la memoria episódica. Lo publicamos este año en el European Journal of Clinical Farmacology."
Fogari agrega que aún se esperan los resultados del estudio más grande sobre la acción de este fármaco, en comparación con un antagonista del calcio (la amlodipina).
"Es el estudio Value -dice el médico italiano-, que se realizó sobre más de 15.000 casos (250 de los pacientes son argentinos), todos hipertensos de alto riesgo, y sus resultados se conocerán a mediados de este mes, durante el Congreso Europeo de Hipertensión, en París. Pero las ventajas emergentes de la clínica indican que estas drogas, llamadas ARA II o sartanes, protegen más del stroke o infarto cerebral y del daño renal que otros fármacos antihipertensivos."
En términos estadísticos, dijo Fogari, cualquier fármaco antihipertensivo reduce entre un 30 y 35% el riesgo de stroke, accidente cerebrovascular o infarto cerebral. "Con un sartán o ARA II, el riesgo disminuye un 24% más", afirmó el italiano.
Si bien estos fármacos cuestan más que los conocidos, Fogari recomendó "valorar también otros aspectos, vinculados con la prevención del stroke, por ejemplo, y analizar cuánto ahorra un sistema de salud si en realidad se reduce el riesgo de un evento cerebrovascular o el daño renal. Cuestan más, pero también protegen más".
El especialista italiano explica que los sartanes o ARA II tienen un mecanismo distinto de todos los medicamentos que hasta ahora se utilizan para disminuir la presión arterial.
Desde hace tiempo se sabe que la presión arterial es regulada por un complejo mecanismo, donde una sustancia llamada angiotensina es protagonista principal.
"Los inhibidores de la enzima convertidora de la angiotensina o IECAs inhiben la conversión de angiotensina I en angiotensina II -explica el experto-. Los sartanes o ARA II dan un paso más: bloquean selectivamente el receptor AT1 de la angiotensina II e impiden así que esta sustancia dé comienzo a una serie de eventos fisioquímicos que aumentan la presión arterial."
Angiotensina libre
¿Y qué pasa con la angiotensina que queda "libre" porque no tiene receptor donde "pegarse"?
Fogari dice que "hasta ahora no se sabía qué pasaba con la superactivación del sistema renina angiotensina, algo que ocurre con estos fármacos, cuando al bloquear específicamente el receptor AT1 (uno de los receptores finales de la angiotensina II) se sobreestimulan otros receptores (AT2, AT3, AT4). Por el momento sólo se conocen las acciones de algunos de ellos, llamados AT2, AT3 y AT4. Estos receptores tendrían acciones contrarias al AT1, estabilizando la pared de los vasos sanguíneos y disminuyendo la presión arterial.
"Sobre los receptores AT3 y AT4 rigen metabolitos de la angiotensina II llamados angiotensina 3 y angiotensina 4. La angiotensina 4 es, justamente, la sustancia cuyo aumento vimos en nuestro trabajo de investigación que incidía positivamente sobre la cognición de las personas.
"Es decir: existen distintas angiotensinas y todas son activas. Antes no se conocían, porque ningún fármaco antihipertensivo activaba todo el sistema. Con el bloqueo específico del receptor AT1 la concentración de angiotensina II termina siendo muy alta y es esta sustancia la que actúa sobre los otros receptores. Esto es lo realmente nuevo y que no comparte ninguna otra clase de fármacos. Se ha visto que estos fármacos logran reducir el riesgo de stroke en pacientes hipertensos a un nivel aún menor que si tuvieran presión arterial normal."
Dos formas de clasificar
Según el especialista italiano, el VII Reporte de la Joint National Committee (JNC) de los EE.UU., que recalifica los niveles de la presión arterial, es una manera más simple de ayudar al médico a ver sobre quiénes deben intervenir en forma más cercana.
"La clasificación europea quizás es más real -dice Fogari-, pero más complicada de interpretar. Según los norteamericanos, si alguien tiene más de 120-80 ya es hipertenso (lo denominan prehipertensión); en cambio, para la guía europea la división es en tres grupos: normal alta es 130 a 139 y de 85 a 89; normal entre 120 a 129 y 80-84 y óptima debajo de 120-80. Es más complicado.
-¿Para bajar la presión hacen falta siempre dos fármacos?
-En algunas condiciones sí; por ejemplo, cuando se padece diabetes, porque en esos casos hay que bajar la presión a menos de 130-90 y con un fármaco no se logra fácilmente. Pero al aumentar las dosis se incrementa también el riesgo de efectos adversos.
-¿Los médicos italianos logran que la gente ingiera menos sal?
-Es difícil. Las personas creen que están protegidas con el fármaco. El riesgo disminuye, pero sería mucho mejor si también cambiaran su estilo de vida. Y algunos, sí, lo logran.



