Por primera vez se registró la evidencia de lluvia ácida en el país
Alumnos secundarios que participan de un proyecto educativo sobre contaminación ambiental detectaron la presencia de lluvia ácida en la localidad de Puerto Rico, a orillas del río Paraná, en la provincia de Misiones.
Esta constatación -la primera que se realiza en el país- fue efectuada en el curso de un proyecto desarrollado por docentes, investigadores y estudiantes de la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales (Fceyn) de la UBA junto a profesores y alumnos de las escuelas Otto Krause e Hipólito Yrigoyen, ambas de la Capital Federal; Emilio Civit, de Maipú, Mendoza, y la Escuela Técnica Nº 10 de Puerto Rico, Misiones. Recientemente se agregó el instituto Saint Andrew´s, de Olivos, Buenos Aires.
El proyecto, denominado La química, el hombre y su hábitat (QHH), fue uno de los 10 ganadores de un concurso de innovación en educación que organizó la Fundación YPF, en 1997, y fue financiado por la Fundación Bunge y Born. "El objetivo es introducir la química ambiental en la escuela media", indica el doctor Horacio Corti, investigador de la Comisión Nacional de Energía Atómica (CNEA) y del Instituto de Química Física y Medio Ambiente (Inquimae), que depende de la facultad.
Preocupación de la zona
Los alumnos de la Escuela Técnica Nº 10 de Puerto Rico, en la mencionada provincia, plantearon la preocupación de los pobladores acerca de la calidad del aire debido a la actividad industrial en la zona.
En junio de 1999, alrededor de 70 alumnos de las escuelas que participan del proyecto se reunieron durante tres días con sus docentes y los investigadores de la Fceyn, en Misiones.
La tarea, realizada íntegramente por los estudiantes y coordinada por el doctor Daniel Cicerone, consistió en medir dióxido de azufre en el aire, uno de los compuestos responsables de la lluvia ácida, y analizar el pH (grado de acidez) del agua de lluvia. Los chicos, además, tomaron muestras del suelo.
Para analizar el aire, los estudiantes colocaron en los árboles tubos pasivos , que son cilindros de acrílico con un extremo abierto. En el otro extremo, un papel impregnado con una sustancia que reacciona ante la presencia de dióxido de azufre es el encargado de testimoniar la concentración del contaminante en el aire.
Los tubos fueron distribuidos en distintos puntos de Puerto Rico, Puerto Mineral y una estación del Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA), a 200 kilómetros de Puerto Rico.
Permanecieron allí durante un mes, luego del cual fueron analizados en la Fceyn. Los resultados indicaron que las cantidades de dióxido de azufre superaban, en casi tres veces, los valores considerados normales por la Agencia de Protección Ambiental de los Estados Unidos (EPA). El valor máximo aceptado es de 30 microlitros por litro de aire. Y las cantidades halladas superaron en algunos casos los 80 microlitros. Estos valores representan el promedio del mes, lo cual no significa que no se hayan registrado picos mucho más altos.
Por causas humanas
Dado que en la región no hay fuentes naturales de dióxido de azufre, como podría ser un volcán, las emisiones sólo pueden atribuirse a la actividad humana, por ejemplo la fabricación de papel y pesticidas, entre otros, o la generación de electricidad. En cuanto al análisis del agua de lluvia, en 9 de los 10 eventos de lluvia producidos en junio de 1999 los alumnos hallaron una acidez superior a la normal.
"Estos resultados representan el primer caso verificado de lluvia ácida en la Argentina", afirman los alumnos participantes del proyecto QHH en un trabajo que ganó el Premio Argentino Junior del Agua 2000, organizado por la Asociación Argentina de Ingeniería Sanitaria y Ciencias del Ambiente (Aidis).
El trabajo fue coordinado por docentes de las escuelas Otto Krause e Hipólito Yrigoyen, y el premio significó para los chicos un viaje a Estocolmo, Suecia, para competir por el International Stockholm Junior Water Prize, instituido por la Fundación Estocolmo del Agua y que cuenta con el patrocinio de la princesa Victoria, de Suecia.
La lluvia ácida no sólo afecta el suelo, la vegetación y la salud humana, sino que también contamina el agua. Los estudios realizados en el mundo han concluido que la lluvia ácida ha causado, entre otros daños, la acidificación de 14 mil lagos en Canadá, un cuarto de todos los lagos de Suecia, un 8 por ciento de los lagos de Finlandia y ha dañado la vegetación de los montes Apalaches, en los Estados Unidos.
Lo auspicioso del caso es que la principal empresa papelera de la zona, a raíz de este análisis, inició estudios para rever su tecnología.