Exceso de sustancias o asimetría de poder: en qué casos el sí es no
Los especialistas alertan que cuando la voluntad de una persona está influenciada por el contexto, su consentimiento no es válido como aprobación a llevar adelante determinado acto
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El consentimiento es algo tan simple como el acuerdo de dos personas para llevar adelante una acción. Sin embargo, muchas veces la voluntad de una de las partes no es tenida en cuenta y la acción se desarrolla sin su aprobación.
“No es no”, es el lema que se ha venido escuchando en los últimos años para contrarrestar ciertas lógicas machistas que sostienen que “no es sí”, o que alguien que se niega “se está haciendo rogar” y que, entonces, hay que insistir.
Pero ¿qué ocurre cuando el supuesto acuerdo se da cuando una de las partes está condicionada por la situación o no cuenta con la capacidad necesaria para decidir? En esos casos, un hipotético consentimiento no es aval suficiente para que la otra persona avance.
“Es importante entender que no hay consentimiento si la persona está inconsciente o bajo el efecto de alcohol u otras sustancias” explica Nayla Procopio, coordinadora de la Red Nacional de Jóvenes y Adolescentes para la Salud Sexual y Reproductiva, que depende de la Fundación para el Estudio e Investigación de la Mujer (FEIM).
Lo mismo ocurre cuando hay manipulación emocional o extorsión. “En estos casos hay que poder leer que si se parte de una asimetría de poder, no hay consentimiento posible. Por ejemplo, cuando se dan relaciones sexuales entre chicas menores de 13 años y varones varios años mayores que ellas. O cuando el que presiona es, por ejemplo, un jefe o un profesor”, ejemplifica Procopio, quien enumera las características principales de este concepto.
“El consentimiento se renueva cada vez, es decir, que haya dicho que sí una vez o en una ocasión, no deja instalado un sí para siempre. Es reversible, puedo arrepentirme, no querer, o decir que sí y luego que no, cuando quiera y eso debe ser respetado. Es explícito y consciente, esto tiene que ver con derribar el mito de que ‘el que calla otorga’, que un no es sí, o que las mujeres dicen que no por histeriqueo o para hacerse desear”, detalla.
“No podemos hablar de consentimiento cuando el sí fue forzado, bajo presión o manipulación –concluye la especialista-. En estas situaciones seguimos hablando de violencia.”









