La original respuesta argentina a las zapatillas “completamente destruidas” que lanzó Balenciaga
Frente a la edición limitada de la marca de lujo, la asociación civil Pata Pila buscó visibilizar los calzados que miles de niñas y niños en situación de extrema pobreza tienen que usar a diario
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“Edición limitada. Algodón y caucho completamente destruidos. Rasgaduras por toda la tela. Hecho en China”. Así se presenta el último diseño de zapatillas que Balenciaga, la exclusiva marca de ropa de origen español y con sede en París, lanzó semanas atrás al mercado. La descripción puede leerse en su web, junto a fotos que muestran calzados repletos de tajos, agujeros y un aspecto que busca aparentar una suciedad y un desgaste extremos. Los 100 pares de la edición “Paris High Top Trainers Full Destroyed” (Zapatillas Paris High Top completamente destruidas) se agotaron rápidamente y hoy, junto a la lista de talles, los interesados en adquirirlas se encuentran con la leyenda “Coming soon” (disponibles próximamente). ¿El precio? 1850 euros (unos 237.000 pesos argentinos al cambio oficial; más de 400.000 según la cotización “Blue”).
Luego de que sus fotos se viralizaran en las redes sociales, las zapatillas hicieron explotar la polémica y miles de usuarios expresaron su indignación: “Supongo que está bien verse pobre, pero no ser pobre en realidad. Qué broma” y “huele a gente rica idealizando a los pobres y a los sin techo”, fueron solo algunos de los miles de comentarios que circularon. La mayoría tenían un punto en común: la denuncia de una banalización de la pobreza por parte de la marca de lujo. En la Argentina, la asociación civil Pata Pila, que nació en 2015 en Salta con el objetivo de tratar la desnutrición infantil, no tardó en recoger el guante y aprovechó la ocasión para generar un original mensaje de concientización.
¿Cómo lo hizo? Presentó una serie de zapatillas que imitan la edición limitada de Balenciaga, pero que en lugar del nombre de la marca tienen escrito, en el costado de la suela, los de algunos de los 1100 chicos y chicas en situación de pobreza extrema y estructural que son asistidos en sus programas, como Tamara, Jeremías, Kiara y Leonel. Estos pares no están rotos o sucios como consecuencia de los caprichos del diseño, sino que representan los que tantas niñas, niños y adolescentes calzan todos los días.
“En el Norte pasa mucho que los chicos no tiene ningún calzado o el único par está destruido. Pero, además, las zapatillas siempre fueron un signo de pertenencia social y es muy frecuente que los niños no vayan a la escuela hasta que no tengan un par. Por ahí arranca el año y hasta que los padres no pudieron organizarse para juntar los pesos y comprales zapatillas, te enterás de que faltaron un mes y medio a clases”, explica Diego Bustamante, fundador de Pata Pila. Para él, que la campaña de Balenciaga haya encendido la polémica, es una excelente excusa para hablar de esta problemática.
La iniciativa se completó con un llamado a la acción para quienes quieran comprometerse frente a esa realidad: a partir de hoy, las zapatillas de Pata Pila se encuentran publicadas en una plataforma de Mercadolibre, donde las personas interesadas podrán “comprarlas” de forma simbólica, es decir, realizando una donación que será destinada a prevenir, detectar y tratar casos de desnutrición infantil.
Con un buen fin
Pata Pila tiene presencia en 66 comunidades de Salta y en barrios periféricos y asentamientos de Mendoza, Entre Ríos y Buenos Aires. Muchas de esas comunidades son wichis, guaraníes y tobas, entre otras de pueblos originarios. Allí, las familias se encuentran atravesadas por la pobreza que las cruza de generación en generación, aisladas de los centros urbanos, en condiciones de emergencia habitacional y sin acceso a servicios elementales. “Viven hacinados en ranchos hechos con palos de madera, techos de chapa o plástico y pisos de tierra, literas y pésimas condiciones de higiene. A veces son 12 personas conviviendo”, cuenta Bustamante. En ese contexto, acceder a un par de zapatillas en buenas condiciones es, para muchas chicas y chicos, un sueño lejano.
El abordaje que brinda la asociación civil es amplio. Actualmente cuentan con cinco Centros de Desnutrición Infantil y Promoción Humana, seis Programas Móviles de Atención Nutricional, un espacio de primera infancia, dos hogares de niños, programas de oficios y seis obras de agua. Para abordar la problemática de la desnutrición, acompañan a las madres de las chicas y los chicos de forma integral. “Lo que hacemos es trabajar en la educación y las herramientas para quebrar la desnutrición. Es algo mucho más complejo que la falta de un plato de comida, que por supuesto es fundamental”, concluye Bustamante.
Cómo colaborar
El objetivo de la asociación civil Pata Pila es ampliar su programa de padrinos y madrinas, para poder acompañar a cada vez más familias. Todo aporte suma. Para colaborar con una donación, hacer click aquí. Contacto: hola@patapila.org. Consultas por WhatsApp: +54 9 11 2738-9394.
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