
Violencia de género
Entrá a la guía de servicio y encontrá los tips de los expertos sobre cómo prevenir, actuar y encontrar ayuda frente a este problema.
El presidente Javier Milei encendió una polémica en el foro de Davos, en Suiza, con un discurso en el que repitió su cuestionamiento a políticas de protección de las mujeres ante la violencia de género. Esta vez, embistió contra la figura penal de “femicidio”, utilizado en gran parte de América Latina y varios países del mundo.
“El feminismo radical es una distorsión del concepto de igualdad“, dijo el mandatario libertario y luego agregó: “Llegamos, incluso, al punto de normalizar que en muchos países supuestamente civilizados si uno mata a la mujer se llama femicidio, y eso conlleva una pena más grave que si uno mata a un hombre solo por el sexo de la víctima. Legalizando, de hecho, que la vida de una mujer vale más que la de un hombre”.
Así, Milei cuestionó que se considere que quien mata a una mujer deba tener una mayor pena que quien mata a un hombre. No obstante, no hizo referencia a las razones por las cuales existe ese concepto en decenas de países del mundo. Entre ellas, que a diferencia de los asesinatos de hombres, los asesinatos de mujeres se dan mayormente por parte de parejas, exparejas o conocidos, y ocurren en ámbitos privados y por razones de género. En ese marco, en el mundo, cada 10 minutos es asesinada una mujer, según datos de Naciones Unidas.
El término femicidio fue acuñado por Diana Russell en la década de 1970 y se trata de un concepto teórico y político que busca visibilizar la violencia contra las mujeres. Russell era una activista y escritora feminista sudafricana que dedicó su vida a luchar contra la violencia hacia las mujeres.
La ONU adoptó el térrmino en la resolución 68/191 en 2013. En ese texto se instó a las naciones a tomar medidas contra los asesinatos de mujeres y niñas por razones de género. Tras ello, muchos países han introducido leyes sobre el feminicidio.
En la Argentina, el concepto de femicidio se incorporó al Código Penal el 14 de diciembre de 2012, a través de la ley 26.791. Esta norma incluyó el inciso 11 que penaliza con prisión perpetua la conducta del varón que mate a una mujer mediando violencia de género en los términos de la ley 26.743 de identidad de género, que también fue sancionada ese año. “De este modo, aunque sin mencionarlo expresamente como sucedió en otras legislaciones, se introdujo la figura del femicidio”, se informa desde el Ministerio Público Fiscal.
El concepto de femicidio que se maneja en la Justicia argentina y que utiliza el Registro Nacional de Femicidios de la Justicia Argentina para contabilizar los casos en el país, es el que proviene de la “Declaración sobre el Femicidio”, aprobada en la IV Reunión del Comité de Expertas/os del 15 de agosto de 2008: “Femicidio es la muerte violenta de mujeres por razones de género, ya sea que tenga lugar dentro de la familia, unidad doméstica o en cualquier otra relación interpersonal; en la comunidad, por parte de cualquier persona, o que sea perpetrada o tolerada por el Estado y sus agentes, por acción u omisión”.
El femicidio no refiere a cualquier muerte de una mujer sino que hace referencia a las mujeres que son asesinadas por razones de género, aclara Valeria Serafinoff, investigadora y docente de la Universidad Nacional de General Sarmiento.
“El presidente habla de privilegios pero el femicidio no es el único delito contra las personas en las que el código penal impone una reclusión perpetua”, señala y advierte: “La comparación con que la mayoría de los asesinatos tiene como víctimas a los hombres o que la mayor cantidad de personas mueren en las guerras es inconsistente. El feminismo plantea que algunos de los problemas de nuestras sociedades patriarcales tiene que ver con esa socialización violenta de los niños, adolescentes y varones adultos”.

Para saber por qué se habla de femicidio es necesario saber qué lo diferencia de un homicidio. Un femicidio siempre es un homicidio, es decir la muerte de una persona en manos de otra. Sin embargo, el homicidio de una mujer no necesariamente es un femicidio, detalla un informe de la Unidad Fiscal Especializada en Violencia contra las Mujeres (UFEM), que depende del Ministerio Público Fiscal de Nación.
Para que el delito sea un femicidio tiene que mediar una violencia particular, que se enmarca en un contexto específico de razones de género. “Los actos femicidas están arraigados en un sistema que refuerza la discriminación y el desprecio contra las mujeres y sus vidas. A su vez, reproducen los estereotipos de la masculinidad asociada a la fortaleza física y al poder para controlar las vidas y los cuerpos de las mujeres, para, en última instancia, preservar los órdenes sociales de inferioridad y opresión”, detallan desde la UFEM.
Un dato que grafica esta diferencia es el siguiente: aunque la inmensa mayoría de los homicidios en todo el mundo se cometen contra hombres y niños (81%), las mujeres y las niñas se ven desproporcionadamente afectadas por la violencia homicida en el ámbito privado, informa en diferentes estudios la Organización de las Naciones Unidas (ONU). Aproximadamente el 56% de todos los homicidios de mujeres son cometidos por sus parejas u otros miembros de la familia, mientras que solo el 11% de todos los homicidios de hombres se cometen en el ámbito privado.
En la Argentina esa proporción se mantiene e incluso es superior si se analizan los diferentes registros de femicidios de la Corte Suprema de Justicia o de la Defensoría del Pueblo de la Nación. Lo que habla de un problema estructural que al ser visibilizado bajo la forma de femicidio apela a la creación de políticas de Estado para prevenirlos.
Entonces, la necesidad de tipificar este tipo de crímenes resulta de esa realidad estructural y política. “Se comienza a hablar de femicidios porque estaba invisibilizada la manera en que las mujeres son asesinadas. Por ejemplo, cuando un hombre mataba a su pareja por celos se consideraba como atenuante la emoción violenta y considerar eso tenía que ver con la expresión de fuertes valores patriarcales en el tratamiento de la mujer como una propiedad”, explica Ileana Arduino, coordinadora del Grupo de Trabajo de Feminismos y Justicia Penal del Inecip.
La especialista indica que “si nuestras sociedades fueran igualitarias, no tendrían la necesidad de marcar estas especificidades”, pero como no son igualitarias “es necesario instalar la figura de femicidio para poner en evidencia que hay una forma específica de ejercer violencia contra las mujeres”.
Por otra parte, Arduino explica que en el discurso de Milei “hay una falta de respeto por la ley porque se pronuncia respecto de leyes vigentes que él no solo no debe desconocer, sino que además debe garantizar su aplicación”, por lo que esto debería preocuparle a todo el arco político. “También tiene un gran manejo de la ignorancia, no sé si es deliberada o un táctica de distracción en momentos de crisis y profundización de la desigualdad de extrema y de violencia económica”, indicó.
Las especialistas consultadas coinciden que el discruso de Milei no solo cuestiona la ley vigente, sino que vuelve a generar un discurso de odio y que eso no debe ser solo una preocupación del feminismo o las disidencias. “No sé porque no muchos referentes de la oposición se manifiestan enfáticamente en contra de eso, quizás porque no comprenden la gravedad de lo que está sucediendo o peor porque comparten ese análisis dirigido a hostigar y construir enemigos. Hoy se dirige a los feminismos y mañana se puede dirigir contra cualquier otra agenda”, señaló Arduino.
En noviembre pasado, las Naciones Unidas publicaron un informe en el 25º aniversario del Día Internacional para la Eliminación de la Violencia contra la Mujer en el que se destaca que una mujer muere en el mundo cada 10 minutos en el marco de un femicidio. Se habla de “epidemia de violencia contra las mujeres y las niñas” por lo que se “necesitan medidas urgentes” para reducir este flagelo.
América Latina y el Caribe tienen algunas de las tasas más altas de asesinatos de niñas y mujeres por odio. En respuesta, 18 de los 33 países de la región han creado una nueva legislación que clasifica el femicidio como un crimen de odio distinto.
“Todos los países de América Latina, excepto Cuba y Haiti, han aprobado leyes que penalizan el femicidio/feminicidio: Argentina, Bolivia, Brasil, Chile, Colombia, Costa Rica, Ecuador, El Salvador, Guatemala, Honduras, México, Nicaragua, Panamá, Paraguay, Perú, República Dominicana, Uruguay y Venezuela”, expone un informe de ONU Mujeres.
En 2022, Chipre sumó el feminicidio en el código penal y puso los asesinatos por razones de género en un factor agravante para las sentencias. Ese mismo año, el feminicidio se introdujo en el código penal de Malta. Mientras que Croacia es el país más reciente en adoptar una ley específica sobre el feminicidio.
Más allá de que manejen o no la tipificación de femicidio, la mayoría de los países del mundo, Estados Unidos incluido, consideran un agravante el asesinato de una mujer en contexto de violencia de género. “Un país que reconoce como agravante una motivación basada en la desigualdad o en la discriminación o en la perpetuación de una relación asimétrica de poder es un país que reconoce la violencia femicida”, señala Arduino.
Desde el Observatorio “Ahora Que Sí Nos Ven”, a partir del análisis de medios gráficos y digitales de todo el país, informaron que entre el 1 de enero y el 30 de diciembre de 2024, “hubo al menos 267 femicidios en nuestro país, 1 cada 33 horas. En el mes de diciembre fueron 33 los casos, 1 cada 22 horas”.
En cuanto a las cifras de organismos oficiales, aún no hay datos de 2024. No obstante, de acuerdo a la Defensoría del Pueblo de la Nación, desde el 1 de enero al 31 de diciembre de 2023 se registraron 322 víctimas de femicidio confirmadas (que incluyen 30 femicidios vinculados, 6 personas trans, 10 suicidios feminicidas y 28 casos de muertes violentas de mujeres en contexto de narcotráfico y crimen organizado). Y que en los primeros seis meses de 2024 hubo unos 123.
Por su parte, el Registro Nacional de Femicidios de la Justicia Argentina (RNFJA) informó que en 2023, hubo 250 víctimas de femicidio. En promedio, cada 35 horas una mujer es asesinada bajo la tipificación de femicidio.
