35x35, ¿cómo ven la democracia quienes nacieron con ella?

La instalación "35x35" parte de una idea muy simple que, sin embargo, tiene efectos más complejos (es lo que suele pasar con las ideas simples, porque las otras se agotan en sí mismas). ¿Cuál fue esa idea? Mostrar la vida de 35 argentinos nacidos hace 35 años, justo cuando el país recuperaba la democracia, en 1983. "El proyecto surge del deseo de poner entre paréntesis, en este año celebratorio, los discursos sobre la democracia, de posponer el momento de decir cosas acerca de ella y propiciar, por el contrario, la aparición de una escena en la que la democracia sea hablada a través de algunos ciudadanos". Quien habla es Alejandro Katz, responsable de esta "instalación democrática" que puede verse desde hoy en el Muntref.

Todo surgió de la imaginación de Katz, que llamó inmediatamente a Martín Bauer para la creación del ambiente sonoro y a Alejo Moguillansky para la dirección y el montaje cinematográficos. Katz explica que con las imágenes compusieron un mural, un fresco, una obra con 35 paneles, que reciben las imágenes. No todas a la vez. A la vez, no siempre el mismo panel, la misma pantalla, para la misma persona: estas se mueven entre las pantallas, entran y salen de la obra.

La disposición en mosaico de la instalación podría aludir tanto a la pluralidad democrática como a la fragmentación social que fue profundizándose en estos 35 años. Según Katz, "esa disposición es a la vez una puesta en escena de la multitud y de la individualidad democrática. Multitud porque al combinarlo en una escena se convierte en un colectivo, pero individualidad por la captura de historias, situaciones, posiciones particulares. Y si bien no habíamos pensado en que esa disposición expresara la fragmentación social, la preocupación por esa fragmentación está en la base misma del proyecto". La meta era "propiciar la aparición de una escena en la que la democracia sea hablada a través de algunos ciudadanos".

"La duración de todo el complejo visual y sonoro es de unos 40 minutos que se repiten al terminar -explica Moguillansky-. En definitiva, se trata de intentar retratar de manera justa la presencia de esa persona, el lugar que ocupa en el espacio, su distancia con la cámara. El sonido de cada imagen fue la guía de este montaje posible. Por varios momentos ese sonido tiene una impronta discursiva, y se trata de materiales regidos ora por lo onírico, ora por lo político, ora por lo infinitamente íntimo, por el reclamo, por una canción de Lou Reed, Violeta Parra o la Mona Jiménez, por un solo de Charlie Parker.

En este sentido, la misión de Bauer fue crucial y, para él, el sonido cumple con dos premisas: es discreto e importante. "Trabajamos sobre una edición ya armada y con materiales previos que surgían de los testimonios y sus ?ambientes', pero con la edición, la mezcla y algunos agregados puntuales, el sonido, le hace un aporte formal importante a la instalación. El sonido y la música que en algunos momentos se desliza, puntúa y organiza el material visual desde el punto de vista de la percepción".

Sobre los límites entre instalación, homenaje o arte político, cada uno de los tres tiene su posición particular. Para Katz, "hay algo de documento en la obra, pero no es una obra documental"; Moguillansky la entiende como "un concierto", mientras que Bauer cree que "el flujo visual y sonoro genera un material que se acerca bastante a la abstracción".

De ese borramiento y apertura formal tal vez procedan su mayor poderío y su marca evocativa. Acaso el fondo último de "35x35" sea el encuentro (o desencuentro) de un individuo con la Historia, con mayúsculas.

Para agendar

"35x35" podrá visitarse desde hoy en Muntref (Av. Antártida Argentina (entre Dirección Nacional de Migraciones y Buquebus), entrada por Apostadero Naval, Puerto Madero, de martes a domingos, de 12 a 20, con entrada gratuita