
Asumió José Luis Mollaghan como arzobispo de Rosario
Dijo que su labor pastoral se orientará hacia los más necesitados
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ROSARIO.- "Cuando son tantos los hijos de Dios que viven en condiciones tan desfavorables en el mundo entero, pero también en nuestra tierra, el Señor nos pide impulsar la obra de la solidaridad", expresó, en su primer mensaje a la feligresía, monseñor José Luis Mollaghan, al asumir anteayer como arzobispo de Rosario, en una ceremonia celebrada en el Monumento Nacional a la Bandera.
Ante una multitud que siguió con atención y en respetuoso silencio su mensaje, Mollaghan destacó que su misión pastoral se concentrará en darles a los más necesitados toda la ayuda espiritual que requieran. "Nuestros hermanos enfermos -dijo-, los ancianos y los niños, los más pobres y necesitados son quienes nos motivan a darles una respuesta fraterna."
A la ceremonia, que fue presidida por el nuncio apostólico monseñor Adriano Bernardini, asistieron para acompañar a Mollaghan en su nueva misión los obispos de San Nicolás, San Isidro, Paraná, Santa Fe, San Juan, Concordia, Mar del Plata, La Plata, La Pampa, Resistencia y Dean Funes. También estuvieron presentes el gobernador de Santa Fe, Jorge Obeid y el intendente de Rosario, Miguel Lifschitz.
Mollaghan, que estuvo durante seis años al frente de la diócesis de la ciudad bonaerense de San Miguel, reemplazó a monseñor Eduardo Mirás, que se desempeñó como arzobispo de Rosario durante 12 años, un tiempo en que llevó adelante una misión pastoral que colaboró para lograr unión entre los rosarinos, más allá de sus diferencias de pensamiento y creencias, y promovió la solidaridad en momentos de crisis.
"En comunión con los creyentes"
"Pertenecer a esta querida Iglesia de Rosario, a la que yo me siento ya profundamente unido, significa estar en comunión con todos los creyentes", señaló Mollaghan en su homilía, y añadió: "Y debe llevarnos también a vivir profundamente la unidad, seguramente, podremos vivir la unidad si tenemos un espíritu de comunión, de amor fraterno que nos anime en todos lo momentos de la vida y en la acción pastoral".
"La comunión brota como espiritualidad de la misma Trinidad, y además de ser una exigencia del mensaje de Cristo, es una respuesta creíble a los desafíos de un mundo que padece la división", afirmó el arzobispo en otro tramo de su alocución, y enfatizó: "Es necesario proclamar con gozo y fe firme, como nos decía Juan Pablo II, que Dios es comunión".
En declaraciones previas a hacerse cargo del arzobispado local, Mollaghan manifestó su labor tendrá un fuerte contenido social. "Ante la grave situación actual que sufren los más desprotegidos cabe y debe asumirse como desafío buscar el bien para los hermanos más necesitados", y añadió: "Lo humano es parte viva de la fe, y por lo tanto, nada de ese ámbito está lejos de nuestra preocupación".
"Si un padre no le puede decir a su hijo que lo que tienen no es de un plan jefe de hogar sino producto de su trabajo, la pobreza se profundizará como un colapso", insistió Mollaghan, que dijo que se siente conmovido cuando ve a la gente "buscando comida y cartones entre los residuos; a pesar de que eso no es digno, no lo pueden evitar porque de allí sacan sus únicas monedas".
Finalmente, expresó su confianza en que esa situación se pueda revertir. "Tengo esperanzas porque hay mucha preocupación al respecto -indicó-, y cuando esto ocurre significa que hay un paso dado, que hay un signo, que algo se está haciendo, se puso en marcha."
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