Ausencia
Una junto a la otra, todas sentadas y cubiertas de negro, estas mujeres forman una marea en la que se distinguen únicamente sus cabezas y sobresalen apenas un par de manos. Solo una de ellas deja ver su rostro compungido, doliente, sosteniéndose la frente con pesar. Es una jornada de luto en Irán, donde millones de chiitas conmemoraron el viernes 28 de julio el Día de Ashura, con motivo del asesinato del imán Hussein, al que consideran sucesor legítimo del profeta Mahoma, del que era nieto. Hussein murió junto a setenta y dos seguidores en la batalla de Kerbala, en el año 680. Por eso, todas ellas están de duelo, que es esa aflicción que se siente por la pérdida de alguien. Por razones religiosas, como en este caso, o personales, como en muchos otros, la muerte duele en el lugar más hondo, porque es el comienzo de una ausencia eterna. Un vacío que lleva años o siglos sanar. Si es que alguna vez se logra.