Catherine Millet: "Encontrar la verdad en uno mismo es un trabajo infinito"
La crítica francesa vino a Buenos Aires a hablar de arte, pero también de su intimidad, que hizo pública en La vida sexual de Catherine M.
La expectativa, tal vez un poco malsana, cuando uno va a encontrarse con Catherine Millet -la teórica del arte y directora de la revistaArt Press, ante todo, pero también la escritora que puso al desnudo su intimidad- es comparar a esa mujer de cuerpo entero con la imaginada en las abigarradas escenas de La vida sexual de Catherine M., el libro que publicó en 2001, que se tradujo a 45 idiomas y que modificó para siempre su imagen pública. Pero lo primero que llama la atención de Millet no son ni los ojos ni la boca ni las manos: ahí está el hermoso crucifijo que lleva a la vista. "Es de lapislázuli", dice. "Siempre fui una chica católica."
Tiende a verse la vida de Millet partida en dos mitades: la del trabajo como crítica de arte y la de la libertina que ventiló sin rodeos sus aventuras y que también registró en Celos, continuación del anterior y su contracara. Como si la teoría y la escritura confesional no pudieran conectarse si no con escándalo.
Escándalo hubo, aunque a la manera francesa. Lo que no había era divorcio ni desvinculación entre esas dos dimensiones. Incluso una fue consecuencia de la otra. Hacia el final de Celos se puede leer la historia de esos libros. Tras concluir un estudio didáctico sobre el panorama del arte contemporáneo, Millet se encontraba sin proyectos. "Estaba disponible y se me ocurrió la idea de escribir La vida sexual de Catherine M. La idea pertenecía a ese género de pensamientos más o menos frívolos gracias a los cuales, de vez en cuando, nos distanciamos de una cotidianidad penosa o aburrida."
Además, aunque en la misma línea, muchas de las ideas de Millet acerca del arte contemporáneo serían válidas también para sus confesiones, para la escritura, para el modo de contar, no para lo contado. En uno de sus escritos sobre arte, Millet anotó que "el arte se vuelve contemporáneo cuando empieza a ocuparse de las cosas de todos los días". Después de considerar si sigue de acuerdo consigo misma, Millet asiente. Ahora bien, si el arte se disuelve en los objetos de todos los días, ¿cómo podemos distinguir una obra de arte de un objeto cualquiera? Más precisamente: ¿cómo podemos distinguir la literatura hecha de confesiones de su condición documental? "¡Guau!", casi suspira Millet, y deja pasar un tiempo de silencio. "Es algo muy difícil de responder. Usted conoce sin duda la respuesta que ofreció Arthur Danto para las obras de Andy Warhol: lo que distingue un objeto cualquiera de un ready made es la mirada que uno proyecta sobre este objeto. Si yo, como artista, le atribuyo al objeto una significación y usted, como espectador, está de acuerdo, eso será entonces una obra de arte. Para hablar de la literatura voy a hacer un desvío. En el campo de las artes visuales hay actualmente películas documentales que tienen una factura que las acerca a la obra artística. En ese sentido mis libros no son simplemente documentales; hay también una búsqueda verbal y alusiones escondidas. La vida sexual? y Celos están más cerca de la literatura que del testimonio."
-Tal vez sólo se pueda contar la intimidad de una manera que sea tan propia como esa intimidad que se cuenta.
-Hay montones de libros de sociología sobre la sexualidad. Y estos libros están hechos a partir de testimonios sobre la vida sexual. Para mí, esos libros no tienen ningún valor; en términos de estilo y de lenguaje son muy pobres. Y, aparte, quienes hablan no dicen delante del sociólogo toda la verdad, no dicen la verdad que yo me digo a mí misma frente a la pantalla de la computadora. Encontrar la verdad en uno mismo es un trabajo muy largo, un trabajo que lleva más tiempo que una entrevista con un sociólogo.
-Pero usted podría haber publicado ese mismo libro con un pseudónimo o con un nombre que le diera a la protagonista una máscara más ficcional que "Catherine M."
-Sí, pero el pseudónimo se descubre enseguida y el lector piensa que si la autora miente con el pseudónimo puede mentir también con todo el resto.
-Antes usted sugería que una de las condiciones para saber que algo era una obra de arte era que el artista la señalara como tal. ¿La pregunta sería ahora entonces no tanto qué es una obra de arte, sino quién es un artista?
-La definición del artista es en la actualidad una autodefinición. Parece fácil, pero asumirse como artista y mantener esa actitud a lo largo del tiempo es muy difícil. Y lo más difícil para un artista, y más para un artista joven, es insistir en un arte que sea provocador.
-Danto, a quien usted mencionó hace un momento, presentó la dificultad de encontrar una definición del arte suficientemente amplia para incluir el arte contemporáneo y el arte del pasado. ¿Tiene sentido todavía seguir buscando esa definición o deberíamos renunciar a encontrarla?
-Tenemos que abandonar la idea de tener una única definición de la obra de arte. No solamente respecto de la historia del arte en general, sino también del arte actual. Lo que me asombra del arte contemporáneo es que se volvió un fenómeno muy abarcativo e inabarcable: abarca las prácticas rituales de África, el art brut y a todo se lo llama contemporáneo. Lo que llamamos arte actualmente es un fenómeno en continua expansión. Hay una reivindicación del estatuto de artista para muchos artistas a los que antes no se hubiera considerado así. Pienso por ejemplo a los marionetistas.
-¿Está escribiendo sobre eso?
-No, preparo un volumen autobiográfico sobre un período en el que empecé mi vida profesional en el mundo artístico, y también la relación con mi madre y mi vida sexual. Será un libro breve sobre estos tres aspectos.
-Entonces La vida sexual de Catherine M. y Celos no serían un díptico, algo concluido.
-¡No me morí todavía!
-Pensaba más bien que quizá no hacía falta seguir contando. Parecía haberlo dicho todo...
-Es un trabajo que no tiene fin, como en el psicoanálisis.
Temas
Más leídas de Cultura
La historia de Billiken. Nostalgia, recuerdos entrañables de la infancia y diferentes formas en las que una revista te puede cambiar la vida
Lectura y escritura. 20 frases destacadas para compartir en el Día del Libro
La llamada de los ancestros. Desde Perú, Pinta PArC conecta con una tendencia global