Clase pasiva

La denominación “clase pasiva” para designar a los jubilados argentinos y extranjeros cuyos “beneficios” dependen de la ANSES es contradictoria. Sería precisa, si los “beneficiarios” vivieran bien de los aportes hechos al sistema previsional. En la realidad, quienes están en condiciones físicas y mentales de trabajar lo hacen porque lo que les paga el Estado no les alcanza para vivir. La miseria los “activa”: muchos trabajan en negro; algunos, pocos, se prestan a enjuagues que, a veces, los llevan a vivir de “curros”.

¿Quizá se llame pasivos a los jubilados o pensionados porque no pueden hacer huelga? En ese sentido, lo son doblemente; muchos de ellos hacen una involuntaria huelga de hambre impuesta por el Estado que los condena a la pobreza. Es paradójico: no pocos jóvenes desocupados y sus familias, potencialmente “activos”, viven de los ingresos de “pasivos” de jubilación algo más digna.

La caja de la ANSES es saqueada por los gobiernos de turno para pagar, entre otras cosas, sueldos de “activos” y la mala gestión. Los “pasivos”, despojados de sus derechos, sostienen a la clase lujosa e “hiperactiva” de los corruptos, a los funcionarios ineptos, y la multiplicación de planes. Viven la tristeza sin fin.

Elogio de las librerías de saldos

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