Consagración y premio para Villar Rojas
VENECIA (De una enviada especial).- Para Adrián Villar Rojas, los días venecianos han sido de consagración. Su obra monumental, con esculturas de extrañas formas realizadas en arcilla, fueron eje de conversaciones, críticas, elogios y debates, mientras él, con su sonrisa casi de niño, asistía al fenómeno de entrar en la escena internacional por la puerta grande.
Dialogó con la presidenta Cristina Kirchner, recibió a los curadores y directores de museos, y, como si el sueño necesitara además un premio, recibió el Benesse Prize, que entrega Japón en su 9» edición en el marco de la Bienal de Venecia a artistas emergentes. Esta distinción tiene, además del espaldarazo de prestigio y económico, el valor adicional de ser un compromiso real hacia el futuro de un país destrozado por el reciente tsunami, que cortó la vida y las esperanzas de miles de personas. El sentido de nuestro premio -subraya Soichiro Fukutake, director de Benesse Holdings- es crear un espacio para potenciar arquitectura, arte y naturaleza en un espacio fecundo que haga realidad la expresión "vivir bien".
La obra del rosarino fue curada por Rodrigo Alonso y, según dijo el artista a La Nacion: "Ha demandado un esfuerzo de producción sin precedente, con cinco meses de trabajo in situ". Afirmó además que su obra marca un hito en las producciones argentinas para el resto del mundo.