Crimen y castigo en Buenos Aires
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La Ley de los Profanos
Por Lila Caimari (comp.)
Fondo de Cultura Económica/276 páginas/$ 42
La ley de los profanos. Delito, justicia y cultura en Buenos Aires (1870-1940) reúne siete trabajos de investigación sobre los conocimientos de la ley, el delito y la justicia de los "profanos", esto es, de aquellos que carecen de conocimientos específicos y que, según Pierre Bourdieu, están excluidos de los espacios consagrados de definición de un objeto (sea este la religión, la ciencia o el derecho). Se contraponen a los especialistas, quienes gozan del reconocimiento y la legitimidad social de ser los que exclusivamente poseen ese saber, y sostienen el monopolio de la circulación y el uso del capital simbólico de ese saber.
Los ensayos reconstruyen el imaginario social sobre el criminal y el castigo a través de algunos de sus representaciones profanas: las crónicas periodísticas de fines de siglo XIX, las revistas misceláneas del siglo XX, la prensa sensacionalista, el cine de los años treinta, algunos textos literarios o las fotografías. Por lo tanto, y a diferencia de estudios ya existentes sobre doctrinas jurídicas, aproximaciones científicas o prácticas punitivas, se trata -como señala la historiadora Lila Caimari, compiladora del volumen- de indagar los puntos de encuentro discursivo entre periodismo y criminología, fotografía y prácticas policiales, sensacionalismo y definiciones jurídicas, cinematografía, literatura y delito.
Comprender cómo entiende una sociedad el orden moral que la organiza en diferentes momentos de su historia es el objetivo principal del libro. Cada ensayo propone el abordaje de distintas dimensiones simbólicas de la historia social de la ley y sus prácticas en la Argentina, en un período que se abre en 1873, con el estudio de Máximo Sozzo sobre la Revista Criminal , y se cierra en los años treinta con el notable trabajo de Lila Caimari sobre el impacto del cine estadounidense de gangsters en las representaciones del delito en la sociedad porteña. De esta forma, mientras Sozzo analiza la mirada esencialista en los modos de representación del delincuente antes de la emergencia de la criminología moderna, Sandra Gayol estudia las prácticas cotidianas de las interacciones sociales masculinas guiadas por las concepciones del honor a través del relevamiento de las solicitadas publicadas en LA NACION y La Prensa a finales del siglo XIX. Por su parte, Mercedes García Ferrari examina, a partir de un hecho puntual -la huelga de cocheros de abril de 1899-, el impacto de la fotografía como técnica de identificación civil por parte del Estado; y Pablo Piccato se centra en la circulación internacional del "scrusho" porteño y los intercambios trasnacionales de las prácticas delictivas. En un significativo ensayo sobre las representaciones literarias del anarquista como criminal, Pablo Ansolabehere plantea una línea de indagación sobre la fusión entre delito e ideología contestataria que resuena en el capítulo de Caimari sobre la espectacularización de algunos secuestros de los años treinta por parte de la prensa sensacionalista. El volumen se cierra con el estudio de Ariel de la Fuente que analiza la perspectiva de Jorge Luis Borges con respecto al universo legal de la gauchesca.
Los siete ensayos, al explorar las diferentes nociones de ley, delito y justicia que circularon socialmente a través de vehículos de gran difusión, demuestran la enorme productividad del abordaje interdisciplinario sobre un mismo objeto.






