Diario íntimo juvenil
La dramaturga y narradora Dorothy Gladys (Dodie) Smith, autora del clásico infantil 101 dálmatas, nació en 1896 en Lancashire, Inglaterra, en una familia de músicos y actores. Desde muy joven se destacó en la escritura de piezas teatrales cortas, de temática ingenua, antes de ofrecer al público su inmortal relato basado en las historias de su perrito dálmata Pongo, trama que luego recuperó la productora de Walt Disney para una de sus películas más aclamadas.
Luego de una larga permanencia en Londres como actriz y comediógrafa, se unió a Alec Beesley y juntos viajaron en 1939 a los Estados Unidos, donde se instalaron, dada la condición de objetor de conciencia y militante pacifista de Beesley. Al cabo de ocho años, por fin se casaron e inmediatamente Dodie Smith publicó El castillo soñado , novela que intenta enlazar al público adolescente con el adulto.
El relato de Cassandra Mortmain, la protagonista de 17 años, tiene la apariencia de un diario, aunque en realidad se trata de un ejercicio de escritura que no esconde sus constantes intenciones referenciales ni sus citas cultas. Si bien parece tratarse de la fantasía amorosa de una muchachita, el texto propone una vuelta de tuerca respecto del melodrama gótico, con su tratamiento nostálgico y soñador de una familia decadente en un viejo y frío castillo inglés, amenazado por la pobreza y por la estéril añoranza de un perdido esplendor.
Cassandra y sus hermanos Thomas y Rose son tan excéntricos como su padre, autor de una sola novela que se ha hecho célebre, y la esposa de éste, Topaz, una ex modelo que se divierte posando desnuda en las terrazas del castillo. La monótona y empobrecida rutina de los Mortmain se anima con la llegada de los hermanos Simon y Neil Cotton, galanes americanos que rápidamente se convierten en codiciados vecinos. Surgen la acechanza y el romance, que permiten a Cassandra expandir su narrativa y replicar temas y motivos tomados de Orgullo y prejuicio , de Jane Austin, Cumbres borrascosas , de Emily Bront‘ y Lo que Maisie sabía , de Henry James.
El juego de escritura se va complicando hasta configurar un fondo emotivo de profundidad humana, que reduce los registros subgenéricos a meros instrumentos de entretenimiento. Así, el melodrama y el gótico dejan paso al misterio del amor adolescente, a la frescura de los sentimientos y a la reflexión sobre el paso del tiempo. Debajo de la intriga amorosa, se esgrimen atisbos de temáticas más comprometidas, como la locura del escritor frustrado, la soledad física y mental de su mujer, la mezquindad emocional de Rose y la oclusiva depresión del conjunto.
Leído a la distancia de tantas décadas, el texto sigue exhibiendo su sencillez y su honestidad, aun cuando quedan expuestas sus estrategias de captación de interés y de sostenimiento del suspenso. La perspectiva adolescente no sólo otorga dinamismo e ironía a la pintura de una atmósfera cerrada y melancólica, sino que también destituye los enredos de la trama, por la cual los obstáculos al romance emergen como la lógica y dolorosa confrontación entre el mundo adulto y el infanto-juvenil.
El mundo también excéntrico de la autora se refleja en El castillo soñado que, junto con las aventuras de los dálmatas, se convirtió en una lectura obligada de los adolescentes ingleses y estadounidenses de los años 50 y 60. A mitad de camino entre lo serio y lo cómico, entre los géneros populares y la escritura del yo confesional, la novela explora también la ingrata perplejidad de la adolescente y de la adolescencia en general, que descubre la injusticia del mundo y el aliento fugaz del amor.
Dodie Smith, antes de morir en 1990, escribió cuatro tomos autobiográficos, en los que revisa sus experiencias personales, sus viajes por el mundo y su creación literaria. En cuanto a El castillo soñado , reconoce que se propuso hacer un estudio del carácter adolescente y su compleja búsqueda de pertenencia en un mundo hecho a la medida de los adultos. Las muchas generaciones de lectores de la novela recuperarán, con esta edición, el sabor dulce y amargo a la vez de una etapa vital siempre añorada pero definitivamente perdida.