Distinguieron a Marianela Núñez por su contribución extraordinaria al Royal Ballet
Una lluvia de flores inundó el principal escenario de Londres, la Royal Opera House, para celebrar los 20 años de la bailarina argentina Marianela Núñez con el Royal Ballet, donde ostenta el título de Principal desde 2002. Un homenaje así normalmente se reserva sólo para quienes se retiran, que no es el caso de Núñez. Lo cierto es que su trayectoria y calidad artística son irrefutables y para muchos es la mejor bailarina de Gran Bretaña. O como dijo el director artístico Kevin O’Hare, una de las mejores bailarinas de su generación.
Los aplausos se extendieron largos minutos durante los cuales el público ovacionó a la estrella que acababa de finalizar una sublime actuación como Giselle, su rol favorito y uno al que llegó recién en el 2009, luego de haber desempeñado todos los otros roles de este ballet a lo largo de su carrera. La acompañó el bailarín principal Vadim Muntagirov en lo que fue una performance excepcional y emotiva.
Con profundas reverencias, las manos sobre su pecho y la mirada recorriendo cada espectador desde el alto anfiteatro a la platea, Núñez desbordó agradecimiento. Sus compañeros se unieron al aplauso interminable, hasta que Kevin O’Hare, director de la compañía, salió a escena acompañado por la ex directora Monica Mason y el legendario coreógrafo Peter Wright, autor de la producción de este ballet, lo que enfatizó la gran envergadura del homenaje a la bailarina argentina.
O’Hare agradeció a Núñez haber elegido al Royal Ballet como su hogar y contó al público que su generosidad como artista en el escenario era un reflejo de su generosidad detrás de escena. “Marianela no es solamente una de las más grandes bailarinas de su generación sino, además, una maravillosa integrante del Royal Ballet y una inspiración para toda la compañía”, y agregó que en realidad “todos quieren ser como Marianela”.
Pero la cuota de humor la puso el Embajador argentino, Carlos Sersale di Cerisano, que se unió a la celebración haciéndole entrega de una bandeja de plata conmemorativa con la inscripción: "La Embajada Argentina en el Reino Unido celebra los exitosos 20 años de Marianela Nuñez con el Royal Ballet, 1 de febrero, 2018".
“Con tantas flores pensamos que era mejor darte algo diferente”, dijo en tono descontracturado al ver la alfombra de flores, provocando aplausos y risas, para añadir luego que Marianela era “la mejor embajadora del país y la prueba de que el arte y la cultura unen a las personas y a los dos países para trabajar juntos”.
Después de la función
En uno de los salones de la Opera siguió un cocktail privado con directivos, familia, amigos, su novio Alejandro Parente, que días antes estuvo ensayando con Núñez La viuda Alegre para el Colón, y sus fans más queridos como Jorge Andrés Gonzalez Granic quien viajó desde Chile para este homenaje. “Como sudamericano es un orgullo ver triunfar a una argentina en uno de los escenarios más míticos de Europa”, dijo el balletomane chileno que la vio en Rosario, Buenos Aires, Estados Unidos, Italia, siendo Londres una escala rutinaria. De Oslo vino Alicia Raimondo-Haugen, especialista en zapatería de ballet que conoció a Marianela en el teatro prácticamente cuando llegó y descubrió que tenía en la uruguaya alguien para hablar español. Desde el sacerdote de la iglesia de Covent Garden Alan Robinson, a la Baronesa Rosario de Mandat Gracy (argentina y filántropa del English National Ballet), a los benefactores del Royal Ballet, Graeme y Sue Sloan o el coreógrafo Ronald Hynd quisieron acompañar a Núñez.
Pero los más conmovidos fueron sus padres, Elena Clavijo y Norberto Núñez, quienes la vieron crecer y triunfar a la distancia y no quisieron perderse la histórica celebración.
“Es una alegría inmensa para toda la familia este homenaje, una satisfacción como padres ver la trayectoria de Marianela y cómo con tanto sacrificio y solita obtuvo lo que se propuso. No lo podemos creer. La vimos trabajar con tesón y con cariño, por eso es un orgullo acompañarla hoy”, dijo Elena a LA NACION, entre risas y lágrimas. También contó que toda la familia ayudó de alguna forma a Marianela, cuando de chica la llevaba al teatro y los abuelos se encargaban de los otros tres chicos.
“Nos perdimos mucho de su vida, costó no tenerla al lado pero era su vocación” y record las veces que la escuchaba llorar en el teléfono porque extrañaBa.
- ¿Qué cree que hará ahora Marianela?
- Maria, como la llama su familia, es un ser muy especial y a pesar de este reconocimiento, que será inolvidable, sé que para ella será un compromiso mayor de entrega a su trabajo y a su público.
Un alto con el Director
En exclusiva, Kevin O’Hare comentó a LA NACION que Marianela aportó muchísimo al Royal Ballet con sus fantásticas performances, su duro trabajo y gran dedicación en la sala de ensayo.
Entre sus cualidades como bailarina destacó su “versatilidad para pasar de un trabajo clásico como La Bella Durmiente o Giselle, a crear un rol nuevo en obras de Christopher Wheeldon o Wayne McGregor”, actuales coreógrafos del Royal. Asimismo habló de “su técnica increíble, su foco y positividad en cada ensayo, cosas que Nela transporta impecablemente al escenario”. Respecto del trabajo diario, dijo que “siempre trae una cuota de humor y calidez por lo que es un gusto trabajar con ella”.
Finalmente explicó que la intención del homenaje fue que “Marianela reciba el afecto y la gratitud de la compañía y de su devoto público y que se hubieran unido el Embajador de Argentina, los amigos y la familia para honrar su contribución extraordinaria al Royal Ballet”.
Unas palabras con Marianela.
Haber llegado a este punto en su carrera es el resultado de un enorme esfuerzo y disciplina, no sólo condiciones naturales. Las jornadas de 8 horas de entrenamiento pueden ser de 12 o más horas si hay función, para volver a comenzar todo al día siguiente. En cada show debe estar en el punto óptimo de preparación. Pero Nela, como la llaman acá, no se queja, su “hashtag” es “Ilovemyballerinalife”.
Exultante de felicidad a pesar del cansancio, Núñez conversó con LA NACION.
“Es una sorpresa enorme esta celebración porque no se ha dado nunca antes. Es un regalo para mí sentir que el amor que le tengo al Royal Ballet, que es mi familia, sea devuelto de esta forma. Fue una noche superespecial además por Giselle, un rol que amo y marcó mi carrera”. El Royal debió hacer un DVD por pedido del público de este ballet con Núñez en 2016.
La prensa londinense que no es fácil de complacer tiene un alto concepto de Núñez.
El Presidente de la Sección Danza del Círculo de críticos de Londres, Graham Watts, comentó a LA NACION que “estos 20 años con el Royal merecen la celebración porque Núñez “es la joya en la corona del Royal Ballet, un tesoro para todos nosotros, lo mejor que Gran Bretaña importó de Argentina”.
Las críticas de la primera función de Giselle coincidieron en darle 5 estrellas a su actuación, algo inédito. En la página Bachtrack, Watts dijo de Núñez que “las palabras son instrumentos muy pobres para hacer justicia a su sublime entrega artística”. También Debra Craine del diario The Times y coautora del Diccionario Oxford de Danza sostuvo que Núñez la tuvo “en todo momento en la palma de su mano” y “sus pasos estuvieron ejecutados “con inteligencia y emoción”.
- ¿Cuáles fueron los momentos más importantes con el Royal Ballet?
- Cuando me dieron mi contrato que me abrió las puertas a este lugar maravilloso y fue el comienzo de todos mis sueños. El ascenso a Primera Solista y definitivamente, cuando llegué a ser primera bailarina. Pero en realidad todas las temporadas fueron importantes. Siempre hubo algo especial, un rol nuevo, trabajar con alguien que cambió algo en mí. Eso es lo increíble de esta Carrera que se construye año tras año con una nueva capa de crecimiento. Una carrera en ballet tiene que ser así, progresiva y el Royal me dio y da las oportunidades para hacer eso.
- ¿Qué tiene de especial el Royal Ballet que te quedaste 20 años?
- No habría llegado donde estoy sin esta institución detrás. Trabajo con gente talentosa, “top quality” y apasionada, con colegas que dan todo y de quienes aprendo. Lo que obtengo de mis maestros y directivos es increíble. La gente del backstage, vestuario, peluquería, los recepcionistas, la gente que del bar... este es un lugar donde hay armonía en todo. Es una organización que funciona como se debe y eso inspira y lo mantiene fresco a la vez. Todavía siento la misma magia que sentí cuando por primera vez abrí la puerta del camarín del cuerpo de baile que está en los pisos de arriba (el suyo ahora está junto al escenario). Y creo que es gracias a toda la gente que me rodea.
Cuando me vaya voy a llevarme algo muy preciado de esta casa como decir que todos mis sueños se hicieron realidad como artista aquí. Pero también me llevaré mucho de la parte humana. Por eso me siento tan parte de este lugar Me vieron crecer como artista y como persona. Fueron testigos de mis “ups and downs” y estuvieron ahí para mí siempre.
- ¿Recordás tu primera temporada o tu primer ballet?
- Yo entré cuando la Royal Opera House estaba cerrada por reformas.
Lo primero que hice fue el Pas de Trois de Raymonda. Hicimos tours en Inglaterra con piezas chicas y luego fuimos de gira a Japón donde hice mi primer papel en el cuerpo de baile en Lago de los cisnes. Recuerdo que mientras miraba a Darcey Bussell hacer Odette, una compañera me dijo al oído: “seguí mirando porque en unos años vas a ser vos haciéndolo...”
Y se calla de repente, pero con una leve sonrisa como evaluando que su amiga predijo su futuro.
No es que Ñúñez no haya bailado Lago nunca, sino que esta temporada tendrá la responsabilidad de hacer la premiere de la nueva producción de Lago de los cisnes de Liam Scarlett.
“Todavía no caigo que voy a hacerlo”, dice incrédula. “Es similar a otras producciones excepto el cuarto acto que es nuevo y usaremos música que no teníamos en la producción tradicional”, cuenta.
Al final, habló de Kevin O’Hare, el cuarto de sus directores en dos décadas, tras Anthony Dowell, Ross Stretton y Monica Mason.
“Tengo mucho que agradecerle, porque me da todo lo que yo quiero como bailarina y me abrió las puertas al mundo. Tengo un repertorio increíble y la cantidad de espectáculos que tenemos es enorme, por lo que puedo estar en el escenario muchísimo. Y entre funciones, es cuando puedo ir a explorar el mundo y otros teatros como invitada recibiendo cariño en todas partes, no sólo acá.
Una valija yace en su vestidor como evidencia
En la Royal Opera House, que Núñez llama su casa, coinciden en destacar su trato dulce y alegre siempre pero sobre todo humilde.
Tiene un ejército de fans en los medios sociales, 142 mil en Instagram, y 87 mil en Facebook. Los que pueden verla bailar la esperan como enjambre a la salida del teatro en busca de su autógrafo, una selfie que ella pacientemente regala o para hacerle regalos.
“Es increíble como la gente conoce mis gustos a través de los medios sociales, cada detalle que observan lo toman en cuenta para regalarme algo”, había dicho en su camarín de orden inmaculado, mientras mostraba gatos de peluche, tejidos, en tarjetas o almohadones”. En ocasiones los ramos de flores cubren casi todo el piso. Pero anoche cubrieron el scenario.
Marianela Núñez continuará su temporada con el Royal Ballet con The Winter’s Tale, Manon, y bailará por primera vez Marguerite and Armand, además de estrenar el nuevo Lago que la compañía llevará a Madrid en Julio.
En agosto volverá al Colón para bailar La Viuda Alegre de Ronald Hynd con su novio Alejandro Parente quien se despide como primer bailarín de ese coliseo.
De San Martín al mundo
Nacida en el partido de San Martín, provincia de Buenos Aires, Marianela Núñez comenzó a estudiar ballet a los 3 años y a los 7 entró en el Instituto Superior de Arte del Teatro Colón. Se unió al cuerpo estable del ballet a los 14 años y pronto acompañó como partenaire a Maximiliano Guerra. Tras una audición sin música, por un contratiempo, en Los Angeles, fue invitada a unirse a la Escuela del Royal Ballet en 1997. Al año siguiente se unió al cuerpo de baile real. En el 200 ascendió a Primera Solista y en el 2002 se convirtió en Principal.
Núñez bailó todos los roles clásicos, románticos y contemporáneos del repertorio del Royal Ballet. En varias ocasiones bailó en el Palacio de Buckingham para la Realeza y constantemente participa en galas de ballet alrededor del mundo, o como invitada de compañías como La Scala de Milán, el American Ballet Theatre, Australian Ballet, Opera de Viena y en Argentina, el Teatro Colón, el Ballet del Sur y las famosas Galas Solidarias de su San Martín natal. Entre sus varios premios cuenta con un Olivier (2013) y dos Mejor Bailarina del año del Círculo de Críticos de Danza de Londres (2005 y 2012), el Premio Konex de Platino a la mejor bailarina de la década en 2009 y el Premio María Ruanova en 2011.