El boom de los juegos de mesa culturales: cuando no importa ganar ni competir
Naipes literarios, tableros especiales para melómanos o cinéfilos y una amplia gama de entretenimientos off line se impusieron en la cuarentena; para poner a prueba la creatividad y los conocimientos sobre arte y cultura
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No requieren wifi, no imponen reglas estrictas ni estimulan la competencia. Son naipes literarios que proponen poner en juego la creatividad y la imaginación a través de ilustraciones, poemas y citas de autores como Alfonsina Storni, Laura Devetach, María Teresa Andruetto y Gustavo Roldán. Para los amantes del surrealismo está Breton, un mazo de cartas ilustradas por Pablo Bernasconi que ofrece cinco modalidades: collage, cadáver exquisito con palabras y dibujos, escritura automática y ensueño para crear “poesía involuntaria”. Pensados y fabricados en la Argentina, con los juegos de Tinkuy también se pueden hacer desafíos de poesía “a la carta”, ping pong literario y armar listas delirantes y arbitrarias de películas, libros, obras de arte y noticias que hicieron historia.
Junto con otras propuestas como El erudito y El cinéfilo, creados por la empresa Maldón, los juegos de mesa originales y creativos se impusieron durante la cuarentena, aunque ya ocupaban un lugar destacado en las vitrinas de librerías y jugueterías boutique. Los fundadores de Maldón, los hermanos Candelaria y Agustín Mantilla, convocaron a ilustradores reconocidos como Liniers, Tute y Max Aguirre para la imagen de los tableros y los naipes, una idea que les dio identidad propia a cada juego.
“Venimos de una familia de cinco hermanos y nos pasamos la vida jugando. Somos fanáticos de los juegos de mesa y por eso decidimos inventar uno: El erudito. Desde entonces, nos dedicamos a eso”, dicen los Mantilla en su presentación. Desde 2008, cuando lanzaron el primero (El erudito, ilustrado por Liniers, que también tiene juego propio inspirado en la tira Macanudo) crearon cerca de treinta opciones más. La mayoría son para toda la familia, aunque hay algunas dirigidas a adultos y otras solo a niños como El tiburón, ilustrado por Isol.
Para las imágenes de El melómano, un juego de mesa para los amantes de la música que trae tarjetas con un fragmento de una canción para cantar y completar y una serie de preguntas relacionadas al tema o la banda, convocaron a Max Aguirre. El “cantante” que logre reunir tres discos de Platino se consagra como ganador o, en este caso, estrella de los grandes hits en español. Ojo que puede tocar interpretar desde Luis Miguel hasta Gilda pasando por Los Redonditos de Ricota.
Las ilustraciones de El memorioso, “un juego para el que sabe de todo un poco”, estuvieron a cargo de Tute. Y las de La Macarena, que propone a grandes y chicos conseguir amuletos, las hizo Alberto Montt. El más reciente es El camarero, ilustrado por Nacho Rodríguez, que ganó en 2009 el premio Alfonso X al mejor juego de autor argentino.
Para los que quieran acceder a una muestra gratis y conocer la colección de Maldón, en el sitio oficial ofrecen algunas versiones para descargar; también, packs de juegos gráficos para que jugar de a uno, en equipo o a través de videoconferencia.
Desde el Litoral
A Iván Taylor y Mariana Bolzán, fundadores del emprendimiento familiar El equipo azul, de Paraná (Entre Ríos), la idea de inventar y fabricar juegos de mesa se les ocurrió en plena cuarentena, una tarde de marzo de 2020. Así lo cuentan: “El disparador para crear Piedras del Universo, nuestro primer proyecto, fue no encontrar en las jugueterías ninguna propuesta que hablara de nuestro entorno. Todo era con vampiros, hienas, leones, jirafas, castillos. Entonces, decidimos crear el nuestro. Dibujamos un mapa y fuimos agregando personajes y modificándolos a medida que probábamos el juego. Podríamos decir que el proceso creativo es un juego de mesa en sí mismo. Unos meses más tarde creamos otros cuatro juegos originales con temática local”.
Piedras del Universo es un juego sobre mitología litoraleña. La primera tanda de 200 unidades se agotó en doce horas y la segunda está en proceso de entrega. Próxima a ser declarada de interés cultural y legislativo por la provincia de Entre Ríos, es una propuesta lúdica que se ofrece como una herramienta para generar conciencia cultural e identidad. Lo van a presentar el viernes 5 de marzo, en la Casa de la Cultura de Paraná, con tableros desplegados para que los invitados puedan jugar mientras ellos comentan el desarrollo y el objetivo. Van a presentar el juego, jugando.
El equipo azul ya prepara una segunda propuesta: Pez, una baraja de naipes con ilustraciones de Elina Aguilar de dieciséis especies de los ríos que forman parte de la cuenca del Plata. Por el momento, se consiguen por venta directa a través de Facebook e Instagram. El proyecto tiene seis juegos listos para poner en marcha y están trabajando en el séptimo, vinculado a la historia Argentina del siglo XIX. Además, el Museo de Ciencias Naturales y Antropológicas Profesor Antonio Serrano les encargó un juego vinculado al cuidado del medioambiente. Es cooperativo y cada equipo debe “ingresar” en el tablero para retirar los agentes contaminantes y limpiar el planeta.
“Creemos que el juego es un puente ideal para conectar con otras personas, para reflexionar, para disfrutar de un momento de distensión. Estimula la resolución de problemas, la toma de decisiones, la concentración y la creatividad. Jugar es un derecho para las infancias y una elección para los adultos. Un juego de mesa es siempre una historia por contar, una aventura que nos introduce en un universo donde podemos desplegar nuestras habilidades y, a la vez, interpretarlas a través de un personaje ficticio. Es una invitación a cambiar el ángulo desde el que vemos las cosas, nuestros problemas, nuestras obligaciones”, dijo Taylor a LA NACION.
Jugar con la poesía
Con un catálogo de quince títulos, los juegos literarios de Tinkuy nacieron en 2012 a partir de un programa de radio de promoción de la lectura y la literatura para chicos y jóvenes. “Como cada emisión se inicia con una consigna vinculada al recorrido lector, al celebrar nuestros primeros cien programas al aire nos dimos cuenta de que esas cien preguntas formaban parte de un ‘juego de conversación’. Ariel, el diseñador del grupo, diseñó un mazo, hicimos una selección de cincuenta preguntas, las imprimimos y las pusimos en cajitas de acrílico. Las compartimos con amigos y conocidos, a quienes les gustaron y nos pidieron más. Las ganas de seguir jugando se apoderaron de nosotros y así comenzó a crecer la colección de juegos literarios”, contó Gloria Claro, integrante de Tinkuy junto con Daniela Azulay y Ariel Marcel.
Gracias al apoyo de librerías especializadas como Calibroscopio y Donde viven los libros, las cartas llegaron al público. Antes de la pandemia era común encontrar un puesto de Tinkuy en ferias del libro alternativas como la de la Biblioteca del Congreso y la del Centro Cultural Nuestros Hijos.
“Con el objetivo acercar literatura de una manera diferente, invitamos a grandes referentes de la literatura a sumarse a nuestros juegos con su obra y hoy tenemos la inmensa alegría de contar en nuestro catálogo con Laura Devetach, María Teresa Andruetto, María José Ferrada, Laura Forchetti, Pablo Médici (Brocha), Gustavo Roldán y el último en sumarse, Pablo Bernasconi. Para el 2021 llegará un nuevo juego con las geniales ilustraciones de Mariana Ruiz Johnson”, agregó la emprendedora.
La particularidad de estos juegos con naipes es que no imponen reglas fijas ni objetivos competitivos sino desafíos creativos para que la experiencia resulte realmente didáctica y entretenida. Una especie de jugar por jugar, con la literatura y el arte como disparador creativo.
“Cada juego surge del intercambio de ideas y experiencias de talleres con chicos o jóvenes, también con docentes, ya que los que formamos Tinkuy, estamos vinculados a espacios de mediación de lectura. Así empezamos a diseñar las cartas: primero, el Ping Pong Literario, un juego de conversación; luego llegaron otros más creativos como el Contame y el Contame Inicios, que nos invitan a crear y contar historias; otros como el Palabrerío, Listas las listas y Vocablos nos desafían a jugar con las palabras; el Doblete nos lleva a jugar con los personajes de los cuentos clásicos; la colección Poesía a la carta nos invita a jugar con la poesía a través de oráculos poéticos; Haikus nos sumerge en la poesía japonesa y Versos desencontrados, a partir de textos de Alfonsina Storni, nos propone crear nuestras propias obras poéticas. Y por último llegó Breton, un juego surrealista con ilustraciones de Bernasconi que nos invitan a liberar nuestra creatividad”, detalla Claro.
“Breton, donde toda certeza es cuestionada y la duda creativa es bienvenida, surge de leer e investigar sobre el movimiento surrealista de principios del siglo XX, que reivindicaba la idea de ‘romper con las reglas y convenciones’ y dar paso al azar y a la imaginación. Desplegaron diversas técnicas que les permitían explorar y crear con libertad. El juego aparecía, no solo como una forma recreativa, sino también como un método de investigación y conquista del conocimiento. Un siglo después, esta manera lúdica y novedosa de concebir el mundo nos conquistó. Y por sus revolucionarias propuestas también nos lanzamos a un acto creativo y convocamos a quien, para nosotros, es un gran provocador a la hora de crear: Bernasconi. Con él fuimos seleccionando cada ilustración hasta llegar a tener 45 obras que forman parte del juego”.
En el sitio www.juegosliterarios.com.ar figuran los puntos de venta y los sitios digitales donde pueden conseguirse las cartas de Tinkuy, que son ideales para jugar en casa, en la escuela, en la biblioteca, en un viaje o donde sea porque, como aclara en cada caja, “no requieren wifi” ni pantallas.