El romance entre el rock y la fotografía, un anzuelo para atraer nuevos públicos
La feria, que se inaugura hoy en La Rural, dedica este año un lugar especial a los íconos del rock y el pop del siglo XX, que ganan terreno en el coleccionismo y espacios de arte
"El negativo es como una partitura, hay que saber interpretarlo". Lo había dicho Ansel Adams (1902-1984), un nombre clave de la fotografía de autor norteamericana, que además tocaba el piano. Y lo había dicho pensando en voz alta sobre el arte del revelado y la copia, pero podría haber estado hablando de cómo cada vez más las fotografías de figuras de la música popular del siglo XX, sobre todo íconos del rock y el pop entre los 60 y los 80, ganan terreno en el coleccionismo y los espacios de exhibición contemporáneos. Una prueba de ello es la 14» edición de BAphoto, que se inaugura esta tarde y desde mañana y hasta el domingo abrirá al público en La Rural.
Este año, la feria dedica un espacio exclusivo a este nicho que crece dentro del mercado de la fotografía artística. Se trata del Fine Arts Music Show, cuya primera edición está consagrada a Roberta Bailey, neoyorquina veterana de las guerras punk de la segunda mitad de los 70. Su registro de la escena en torno al club CBGB es a todas luces histórico, un patrimonio de la cultura pop.
Francisco Medail, director artístico de BAphoto, cuenta que se decidieron a abrir el espacio después de verificar el éxito de propuestas como el stand de la revista Rolling Stone dedicado a Alejandro Kuropatwa en 2017. "No lo pensamos tanto como una demanda del mercado, sino como un contenido estratégico para la feria. La relación entre la música y la fotografía puede atraer a un público nuevo que de otro modo quizá ni se acercaría. De ese público quizás apenas un 5% pueda comprar obra, y es suficiente", dice Medail.
La estrella del stand dedicado a Bailey es una copia vintage de 1976 de la fotografía que terminó siendo la tapa del álbum debut de The Ramones. Bailey solo había hecho dos. La que se puede ver en BAphoto ya tiene comprador y salió por 40.000 dólares. Sebastián Alderete, responsable del contenido de la primera edición de Fine Arts Music Show, cuenta la historia de esa venta. "En noviembre abrimos Photo Music Bookstore, un espacio especializado en la calle Arroyo. La manager de Foo Fighters visitó el lugar cuando vinieron a tocar y se interesó en esa foto. Dave Grohl (ex-Nirvana y líder de aquel grupo) ofertó 40.000 dólares y se quedó con la foto, que ya estaba comprometida para la feria".
Alderete pasa su tiempo entre Buenos Aires y Nueva York, donde hace diez años empezó a trabajar con Bob Gruen, una leyenda de la fotografía rock. Hoy está al frente de la agencia Access Creative, que representa a 17 fotógrafos relacionados con la escena. "Es un momento único, porque estos fotógrafos están empezando a ser reconocidos ahora y están vivos. El mercado se compone tanto de coleccionistas de arte como de fans de la memorabilia, pero lleva tiempo hacer entender que imágenes que han visto en tapas de discos, revistas y pósteres durante años pueden ser arte". Alderete cita dos ejemplos: el de un coleccionista de fotografía con base en Asunción que le compró dos sets completos de veinte fotografías de Gruen y aquí, en Buenos Aires, el de un coleccionista de objetos de Bob Dylan que le sacó de las manos un juego de polaroids de 1965 que Gruen nunca había mostrado. De su fotografía icónica de John Lennon en la Gran Manzana hizo solo dos copias, que Alderete cotiza a 15.000 dólares, en tanto que el negativo fue tasado en un millón. En BAphoto las copias de Bailey salen entre 3500 y 5000 dólares.
Retratos de Dylan y Lennon también integran la muestra actual de la galería Vasari, que exhibe parte del archivo de la editorial Abril.
Una de las referentes del género es Annie Leibovitz, fotógrafa emblemática de Rolling Stone. En octubre de 2017, Christie's vendió una foto (copia 25 de 40) de los Blues Brothers, que era parte de la colección de fotografía de Donald y Alice Lappé, en 22.500 dólares. Y Bloomsbury de Londres había subastado antes una de las 40 copias de su foto de Lennon y Yoko Ono sacada en el Dakota horas antes del asesinato del exbeatle en 17.000 euros.
Un nicho con punch
Otro stand que pone fichas a la foto de rock es el de Diego Ortiz Mugica, que ofrece retratos de Hilda Lizarazu y Michael Cooper, quien tuvo a cargo las sesiones para las tapas de los discos Sargent Pepper y Their Satanic Majesties Request, y que fue además un testigo de la intimidad de los Rolling Stones en los 60. Ortiz Mugica cree que las fotos de rock tienen un "punch iconográfico", un plus que las hace especialmente atractivas para un público menos familiarizado con el arte. Sin embargo, advierte que por años se han hecho copias pasando por alto las normas de la calidad museo. "Nosotros, en cambio, hacemos copias fine arts del mismo modo que se trabaja con cualquier foto de autor", dice.
Ortiz Mugica vendió muy bien retratos que Michael Cooper hizo de los Stones en ediciones anteriores de la feria, y para esta eligió fotos de estrellas de cine que el fotorocker (muerto en 1973) hizo en los primeros 70. Retratos de Julie Andrews, Steve McQueen y Rock Hudson, entre otros, que salen entre 1000 y 2000 dólares. ¿Es arte o memorabilia la foto de rock? "En principio, tiene que ser una buena foto, y el tiempo dirá lo que es arte. Ahora, cualquier copia que haga de Michael Cooper es arte. Hilda tiene una mirada increíble también". Lizarazu empezó como fotógrafa y así se relacionó con Charly García, de quien terminó siendo partenaire artística. En Ortiz Mugica se pueden ver escenas de García de mitad de los 80 que por primera vez se copian bajo normas de museo. Los precios van de 700 a 1000 dólares. Es la misma que cuando tuvo que ponerle nombre a su grupo eligió el de Man Ray: el surrealista que veía la cámara como una máquina de transformación estética.
Para agendar
BAphoto en La Rural. Hoy, a las 19, inauguración para invitados; de viernes a domingo, para público en general.