“Grandes éxitos”: 10 piezas del Museo Histórico Nacional que reflejan la formación del país
Una muestra reúne objetos de la colección que no suelen exhibirse al público; está organizada por temas como “Música y juego” y “La revolución de la imagen” en lugar de seguir un orden cronológico, como suelen presentarse las exposiciones históricas
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Un ajedrez con piezas de marfil que perteneció a Juan Manuel de Rosas. La máscara mortuoria con el rostro de Justo José de Urquiza. Dos tinteros de plata clave en la historia nacional: con uno se firmó el acta de la Independencia en 1816 y con el otro, la Constitución Nacional de 1853. Los primeros símbolos patrios. El manuscrito del Martín Fierro, de José Hernández. Un magnetófono con el que Juan Domingo Perón grababa los mensajes para los militantes desde su exilio en España.
Estos y otros objetos integran la muestra “Grandes éxitos”, del Museo Histórico Nacional: son piezas del acervo que, en general, no fueron exhibidos antes al público o se mostraron con el objetivo de narrar una parte de la historia en particular. Con una curaduría colectiva de la que participaron distintas áreas del museo, la muestra está organizada por temas en lugar de cronológicamente. Es una manera distinta de recorrer la historia del país, que sorprende a los visitantes.
“Quisimos experimentar y presentar la colección de un modo diferente al habitual. Eso nos permitió mostrar objetos que en general no integran muestras con guion cronológico, como los juegos de la época de la colonia o la costumbre de sacar fotos a los muertos. Todo lo vinculado a la muerte, en general, no se muestra porque impresiona”, dijo a LA NACION Gabriel Di Meglio, director del Histórico. En la sección “Memento mori” hay, por ejemplo, una imagen de Domingo Faustino Sarmiento en su cama, ya muerto.
Los dos grandes ejes de la muestra juegan con la importancia de las piezas exhibidas: “Objetos que cambiaron la historia” y “Objetos que (casi) cambiaron la historia”. Explica Di Meglio: “Quisimos jugar con la idea de ‘qué hubiera pasado si’. Por eso incluimos la piedra que le tiraron a Julio Roca en la cabeza (pero no lo mató), el sable que usó William Beresford en las invasiones inglesas y la Constitución de 1949, que solo duro cinco años”.
Otras secciones temáticas son “La revolución de la imagen”, con una selección de daguerrotipos del acervo que van rotando una vez por mes, y “Mundos populares”, con objetos como ponchos, balas, armas fabricados por artesanos anónimos. “En general, cuando uno ve una pieza histórica se pregunta a quién perteneció. Quisimos invertir la pregunta para plantear quién lo fabricó”, agregó el historiador.
Entre los manuscritos, una de las primeras vitrinas que se ven al ingresar a la sala, están, además del Martín Fierro, Perfiles, de Juana Manuela Gorriti, y una disertación de Mariano Moreno, de 1802, sobre “el servicio personal de los indios en general, y sobre el particular de Yanaconas y Mitarios”, una denuncia sobre el trabajo forzado en la época colonial.
Como concluye la presentación de “Grandes éxitos”, “los objetos no narran una sola historia. Por el contrario, se los puede hacer hablar de cuestiones diversas. Son las miradas sobre la colección y las preguntas que le hacemos las que le dan un sentido, las que construyen las historias que cada objeto contiene”.
10 hitos de los grandes éxitos históricos
La magia de los manuscritos
En el Museo Histórico Nacional se conservan manuscritos fundamentales para la historia de la cultura argentina. Entre ellos, El gaucho Martín Fierro. Es una libreta en la que José Hernández escribió los trece cantos compuestos por más de 300 estrofas con miles de versos rimados. En la ficha de la pieza se aclara: “Es probable que la libreta recoja bocetos previos del poema, porque su escritura es fluida, con pocas correcciones. De vez en cuando aparece una letra infantil garabateando un nombre, Mercedes, las letras del abecedario y los números del 1 al 10″. Podría tratarse de intervenciones de la hija del poeta.
El ajedrez de Rosas
En la sección “Música y juego”, dedicada al tiempo libre y las tertulias, se destaca un ajedrez con piezas de marfil blancas y coloradas que perteneció a Juan Manuel de Rosas. Según Di Meglio, es de procedencia china pero no se sabe cómo ni cuándo llegó a nuestra tierra. Las piezas representan soldados de los ejércitos de un emperador de la dinastía Ding y del rey inglés Jorge III. Una curiosidad es que en el museo hay otro ajedrez muy parecido, que era de Juan Lavalle, enemigo del Restaurador. Las piezas se intercambian cada mes para que no se deterioren y, además, para que el público pueda conocer ambos tableros.
Máscara mortuoria de Urquiza
El sector “Memento mori” reúne piezas que rinden culto a la muerte. Entre las más llamativas está la máscara mortuoria de Urquiza, que retrata sus facciones a los 69 años, cuando fue asesinado en su palacio entrerriano. Lo impresionante es que se advierte la deformación que provocó el balazo en el pómulo izquierdo. Fue realizada en yeso por Enrique Delor al día siguiente de la muerte, durante el velatorio. Era una costumbre habitual en el Siglo XIX.
Gorro federal
Era el gorro que usaban los soldados federales. Lo curioso del caso es que casi no se conservaron estas piezas porque se perdían o rompían en las batallas. El que se exhibe en “Grandes éxitos” perteneció al correntino Juan Vicente Pampín, que llegó a ser gobernador de su provincia y terminó luchando contra Rosas.
La voz de Perón
El magnetófono Grundig TK 23, con un altavoz que se conectaba con un cable, fue usado por Juan Domingo Perón para grabar los mensajes que le enviaba a los militantes durante su exilio en España entre 1960 y 1973. Como contó Di Meglio, la pieza fue donada al museo por Isabel Perón e integra un lote de objetos de uso cotidiano del expresidente durante aquellos años, como un abrelata y un pantalón.
Dos tinteros clave
Estas piezas de plata son fundamentales para la historia nacional: con el más sencillo se firmó el acta de la Independencia en 1816 y con el otro, que tiene una figura femenina en el centro que representa la República, se estamparon las firmas de los legisladores reunidos en el Congreso General Constituyente de Santa Fe de 1853, cuando se aprobó la Constitución Nacional.
El pianoforte de Mariquita
Cuando esta pieza fue donada al museo, se consignó que se trata del pianoforte de Mariquita Sánchez de Thompson, con el que se interpretó por primera vez el Himno Nacional en 1813. Fue fabricado en Londres por la casa William Stodart, es de madera de caoba y tiene molduras de bronce. En la ficha técnica se aclara que algunos historiadores ponen en duda de que se trate del mismo instrumento.
Un sable de hierro
Una espada española del Siglo XVI que se usó en las batallas por la conquista de América. No hay registro de a quién perteneció “el arma de la invasión que cambió todo”, como dice el cartel que acompaña la pieza.
El primer escudo
En el MHN están los primeros símbolos patrios: la bandera, la escarapela y, también, el escudo. Es por eso que la muestra dedica un segmento entero a mostrar estas piezas que siempre atraen la atención del público. De 1813, el escudo nacional fue pintado al óleo encima del escudo de la corona española.
Caja de sombras
Un “adorno” hecho con guirnaldas de cabello que forman un ramo de flores. El detalle es que el pelo pertenecía a familiares de un muerto; en general, mujeres, que tejían el ramo durante los meses de luto. Esta “caja de sombras” era de la familia de Juan María Gutiérrez (1809-1878) y fue realizada con pelo de 29 personas distintas.
Para agendar
Museo Histórico Nacional: Defensa al 1600. Miércoles a domingos de 11 a 19. Ingreso hasta 10 minutos antes del cierre. Entrada libre y gratuita. Visitas guiadas: miércoles, jueves y viernes a las 14.30 y 17. Informes en el sitio web.
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