La historia, los medios y los libros
En El beso de Lamourette, Robert Darnton reúne ensayos sobre su especialidad, la Revolución francesa, sobre la circulación de escritos e incluso un memorable texto sobre su experiencia como periodista en The New York Times
El beso de Lamourette
París, 1792. Han pasado tres años de la tremenda, gloriosa toma de la Bastilla, que marcó el inicio de la Revolución francesa. Ése es el escenario del ensayo que da título a El beso de Lamourette. Reflexiones sobre historia cultural, del historiador estadounidense Robert Darnton (1939). El momento condensa aspectos fundamentales para entender al autor. su especialidad temática: la historia francesa del siglo XVIII. Su preocupación teórica: entender a personas con las que no se comparten valores, ni símbolos, ni contexto. Su metodología de análisis: apartar la mirada de la gran épica para concentrarse en pequeños episodios reveladores.
Ahora bien: anque el título habla sólo de uno, hay en realidad dos besos en el centro de la reflexión de Darnton. Uno es sangriento, repugnante. En medio de las convulsiones de agosto de ese año, Bertier de Sauvigny, intendente de París, es apresado por la multitud. Mientras lo arrastran al cadalso, le acercan la cabeza decapitada de su suegro, Foullon de Doué, acusado de conspirar contra la revolución. Los amotinados gritan: "¡Besa a papá! ¡Besa a papá!".
El segundo beso es puro idealismo. E inmediatamente anterior: ocurre en julio, con los ejércitos invasores en la frontera y rumores de intriga contra la revolución. La Asamblea Legislativa se reúne en un clima de extrema tensión; el experimento de la monarquía constitucional alcanza su límite. Entonces se levanta un legislador de Rhône-et-Loire, curiosa figura de sacerdote vuelto revolucionario, y propone una solución: el amor fraternal, que supera cualquier enfrentamiento. Los diputados responden a su llamado: se abrazan, se besan. Hasta invitan al rey, quien se une a su juramento de fraternidad. Es "el beso de Lamourette": un enigmático instante de concordia ante el precipicio de la violencia.
La extrañeza irreductible del pasado es uno de los núcleos de esta recopilación, publicada originalmente en 1990 pero que reúne artículos de las décadas del 70 y 80. Algunos anteriores y otros posteriores, entonces, a la obra más conocida de Darnton, La gran matanza de gatos y otros episodios en la historia de la cultura francesa, de 1984, en que buscó saldar esa distancia diacrónica, temporal, con técnicas etnográficas y un relato minucioso.
El otro núcleo tiene que ver con la distancia sincrónica: la que separa a un académico de elite de la cultura de masas. Darnton, doctorado en Oxford y profesor de historia europea en Princeton por treinta años, ensaya su mirada etnográfica con sus contemporáneos y consigo mismo, haciendo bromas sobre su saco de tweed y su esnobismo de profesor de la Ivy League. Porque El beso de Lamourette no incluye sólo textos académicos, sino también reseñas publicadas en The New York Review of Books o The New Republic, e incluso una carta abierta a un productor de televisión para quien revisó el guión de un film.
Las dos separaciones, sin embargo, están relacionadas. Darnton compara la tarea del historiador con la del misionero que viaja a tierras exóticas y se adapta a otra cultura. Cuando regresa, ha perdido la conexión con sus coterráneos. "Al igual que el viejo marinero, hemos hablado con los muertos, pero nos cuesta trabajo hacernos escuchar entre los vivos. Somos aburridos hasta la médula", reflexiona.
El libro trata de "la historia, los medios y la historia de los medios", resume Darnton en la introducción. De las cinco secciones en que está organizado el volumen, la segunda es para los medios, la tercera para la historia de los medios, la cuarta y la quinta para la historia.
La primera, titulada "Las corrientes en los acontecimientos", no entra fácilmente en la clasificación, porque incluye el ensayo histórico que da título al volumen, pero también una reflexión sobre la situación de Polonia en 1981, momento en que se consolidaba el poder del sindicato Solidaridad y comenzaba a quebrarse el dominio soviético en ese país. Esto, sin embargo, no debilita su inclusión, porque son trabajos que encuentran mejor que ninguno el tono y el modo de escribir para un público culto aunque no especializado: el lector privilegiado al que Darnton quisiera convocar. Allí es como el misionero bilingüe, capaz de construir un relato sofisticado y a la vez comprensible sobre su viaje al pasado.
Curioso y atrapante es su relato autobiográfico sobre sus dos años como cronista de policiales en The New York Times, una precisa radiografía sobre la manera en que funcionan las redacciones (ver recuadro). Menos fáciles pero todavía accesibles son los artículos sobre la historia de los libros y de la lectura, en que las precisiones demoran pero no ahogan un interesante recorrido sobre el desarrollo del público, y las dificultades para estudiarlo y entenderlo. Valen especialmente estas páginas, ya que Darnton es un referente en esta línea, a la que sumó libros como El negocio de la ilustración. Historia editorial de la Encyclopédie 1775-1800, de 1979; Edición y subversión. Literatura clandestina en el Antiguo Régimen, de 1991; y Los best sellers prohibidos en Francia antes de la revolución, de 1995. Recientemente, ha reflexionado sobre la publicación digital y ha participado en iniciativas como el Proyecto Gutenberg, contribuciones por las fue nombrado director de la Biblioteca de Harvard en 2007.
Las secciones finales están destinadas casi exclusivamente a especialistas, en particular sus análisis sobre la historia de las ideas, de las mentalidades, o sobre la relación entre la historia cultural y la historia intelectual. Los seguidores de Darnton también disfrutarán un trabajo en que responde a las críticas del historiador francés Roger Chartier sobre La gran matanza de gatos. Y sonreirán con las recomendaciones de "La edición: una estrategia de supervivencia para autores académicos", en que cuenta de manera paródica su experiencia en el comité editorial de Princeton University Press a la manera de un divertimento para el entre nous.
Historiografía más que historia, El beso de Lamourette incluye trabajos importantes en el desarrollo del pensamiento de Darnton. La decisión de traducir textos que tienen hasta cuarenta años es un indicio de la importancia que ha alcanzado como autor en el ámbito hispanoamericano: un clásico.
ETNOGRAFIA DE UNA REDACCION PERIODISTICA
Por A.M.V.
Tras completar su doctorado en Oxford en 1964, Darnton regresó a Estados Unidos, donde pasó dos años como cronista de policiales en The New York Times. Diez años después, ya profesor en Princeton y tras pasar unos meses junto con el sociólogo Robert Merton en Stanford, dio a conocer un análisis de esa experiencia en Daedulus, la publicación de la Academia Americana de Artes y Ciencias. Titulado "El periodismo: imprimimos todas las noticias que quepan", en alusión al lema del NYT, el texto tiene algo de crónica, de ensayo introspectivo, de etnografía, de crítica política.
El escrito dialoga con trabajos de Darnton sobre los géneros folkóricos, como Los cuentos de Mamá Oca de Perrault, al mostrar cómo las nuevas historias se amoldan perfectamente a los esquemas de las viejas. Retrospectivamente, observa: "Desde luego que no sospechábamos que los determinantes culturales estaban moldeando la manera en la que escribíamos, pero no nos sentábamos frente a la máquina de escribir con nuestras mentes como una tabula rasa".
También testimonia un momento de la historia del periodismo estadounidense, cuando los corresponsales escribían los cables directamente en las teletipos, los tiempos muertos se pasaban jugando al póquer o el racismo establecía una jerarquía entre las noticias. Darnton recuerda la vez en que propuso cubrir un incidente de violación y muerte, y su editor le señaló las "N" mayúsculas que acompañaban los nombres de la víctima y el acusado: "Chico, ¿no ves que es ‘negro’? Ésa no es una nota".