Música: Hidrogenesse, pop catalán con humor
Si algo le sobra a Hidrogenesse es sentido del humor. Una prueba palpable es el título de su nuevo disco, Joterías bobas, nacido de un agravio que escucharon al pasar en uno de sus conciertos en México (una jotería sería, en porteño, algo así como una mariconada) y que muy pronto reconvirtieron con su habitual mordacidad. Ironía y filo hay en abundancia en esta nueva producción, que el singular dúo catalán integrado por Carlos Ballesteros y Genís Segarra grabó en París para poder contar con la instrumentación vintage y deliberadamente trash que necesitaba.
Ya el álbum anterior, Roma (2015), había sido pensado como un homenaje a las ruinas del pasado. Ahora, el viaje en reverso continúa con un repertorio apoyado en un sonido muy particular, el del Emulator II, un sampler de los 80, cuyo primer usuario famoso fue Stevie Wonder. Y todo para hacer de la comedia un arte, una búsqueda reflejada ya en la tapa: una graciosa reconstrucción de un cuadro de André Derain, pintor francés considerado una de las figuras claves del fauvismo, cuyo uso provocativo del color podría asimilarse perfectamente a la osadía con la que Hidrogenesse aborda la música pop.
Una de las fuentes de inspiración de Joterías bobas fue el rico imaginario de la edad de oro del cine mexicano, la que protagonizaron en los 40 y los 50 artistas como el Indio Fernández y Dolores del Río, con sus historias extremas de pasión, odio y desdén. La traducción que Hidrogenesse hizo de ese universo es, obviamente, delirante. En el mismo disco hay una sagaz versión de un tema popularizado por el famoso cantautor italiano Paolo Conte ("Maracas"), un inesperado manifiesto ecologista ("Xochimilco") y un encuentro imaginario entre Pet Shop Boys y Brian Wilson ("La carta exagerada", con la participación estelar del dúo Single -los donostiarras Teresa Iturrioz e Ibon Errazkin, atención fans de Le Mans-). También se trata del disco con más espíritu latino del dúo: hay climas de danzón, mambo, chachachá y samba (en la bailable "Llorreír", con el aporte de La Terremoto de Alcorcón, vedette y estrella de la TV madrileña, un artefacto pop que encaja de mil maravillas con la estética de los catalanes).
"Se nos da muy bien vivir y crear en la precariedad", dijeron hace poco ellos en una entrevista que concedieron apenas salió este nuevo disco. Las influencias más reconocidas siguen, de todos modos, muy presentes: el glam, Klaus Dinger, Kraftwerk y, por supuesto, esa poética atrevida, surrealista y kitsch que es a esta altura una marca registrada. Letras cargadas de irreverencia que atacan con acidez la glorificación del ego que se ha potenciado en la era de las redes socialesy condimentadas con el humor bizarro de siempre, ese que los conecta directamente con el jolgorio del destape español: "Que el hula hop nunca deje de girar alrededor del cuerpo de Grace Jones", dicen sobre el final de "Brujerías jotas", un precioso corolario para un disco que conjuga inteligencia con belleza y temperamento lúdico.