Nell Leyshon en el Filba. “Escribir diálogos es como escribir música”
Además de sus libros y la “gramática de lo cruel”, la autora británica habla de actualidad, populismo e inteligencia artificial: “Usaron mis novelas para alimentar la IA y no me han pagado un peso: Elon Musk podría darme al menos un Tesla a cambio”
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La escritora británica Nell Leyshon, autora de celebradas novelas como Del color de la leche y La escuela de canto, está de visita en el país por primera vez: es una de las invitadas internacionales del Festival Internacional de Literatura de Buenos Aires (Filba), que se desarrolla hasta el domingo con entrada libre y gratuita. Leyshon, que nació en Glastonbury en 1962, es novelista y dramaturga. Publicó su primera novela, Black Dirt, en 2004, cuando tenía 42 años. “No se tradujo al español porque es demasiado inglesa”, dice en claro español a LA NACION. Después del festival, viajará con su pareja a Salta.
Las novelas de Leyshon están narradas, más que desde el punto de vista de los personajes, a través de sus voces. “Cuando no hay nada en la página, escribo dos líneas de diálogo y llega la voz; es muy extraño. La voz es todo para mí”, dice. Durante muchos años, Leyshon dio clases de escritura creativa a personas marginalizadas. “Fue muy interesante, por razones políticas y también por razones estéticas; sus voces son muy imprevisibles y completamente diferentes”, cuenta. Acaba de terminar de escribir una obra de teatro -Lorca- sobre la muerte del dramaturgo y poeta español Federico García Lorca.
Hoy, a las 18.30, conversará con el escritor Carlos Gamerro y la escritora Ana Wajszczuk en el Auditorio del Malba (Figueroa Alcorta 3415) sobre la “gramática de lo cruel” y, probablemente, sobre William Shakespeare. “Espero que no mucho, porque Carlos sabe más que yo”, acota entre risas. Gamerro y Leyshon intercambiaron mails durante varias semanas. Y mañana, a las 12.30, la editora Virginia Ruano la entrevistará en la librería Eterna Cadencia (Honduras 5582).
-¿Por qué creés que te invitaron a un festival literario que este año tiene como eje temático el silencio?
-Aunque no sabía hasta hoy que ese era el eje, puedo decir que escribo sobre personajes que estaban en silencio y que doy palabras y voz a gente que no tenía voz. En mis obras de teatro y mis novelas me interesan los silencios que reflejan una tensión. En América Latina y en España no hay tanto silencio porque la gente habla mucho, pero en Inglaterra tenemos silencios que están llenos de subtextos, tensiones y problemas.
-A la vez el diálogo es un recurso clave en tus novelas.
-Cuando hay diálogo en una novela, hay trabajo para los lectores. Cuando ves una página con diálogos, hay blanco y silencio que el lector debe completar. El blanco es el lugar de los lectores. Mientras estuve en Lisboa para una boda, la semana anterior, estuve leyendo libros de José Saramago y vi que no había mucho blanco. Él tiene el control total de la narración y nuestro papel es leer y aprobar. Me encantan los silencios, algo pasa en ellos. En Del color de la leche, cuando Mary y el vicario están juntos, predomina el silencio. Y en El bosque, también. Escribir diálogos es como escribir música.
-Empezaste a publicar en forma tardía.
-Tenía dos hijos pequeños. Cuando estaba embarazada, en España, quise ir a la universidad a estudiar porque nunca antes había asistido; estaba muy ocupada trabajando. Quería escribir mucho antes de publicar porque, al principio, lo que escribía no me gustaba. Quería aprender más y más, igual que ahora.
-¿Y qué aprendiste?
-Fue increíble: mucha literatura y método. Aprendí a leer cosas diferentes, a pensar más y a estructurar mejor mis obras.
-¿Por qué creés que tuvo tanta repercusión Del color de la leche?
-En Inglaterra se leyó como una novela histórica [una joven campesina, Mary, cuenta su historia en 1831]; en España, como una novela de los antepasados. Cuando se publicó en Colombia, me dijeron que había escrito una novela sobre el presente; en México, como una novela mexicana, porque allí hay criadas, mujeres pobres, en todas las casas. ¿Aquí no tienen criadas en las casas, verdad? Para mí fue un shock descubrir que en muchos países sigue habiendo criadas, casi sin derechos. Y en todos los países la novela tuvo una lectura feminista. Soy feminista, pero el feminismo no es el eje de mi proyecto literario.
-¿Cuáles son tus sentimientos ante tu propia obra?
-Soy muy crítica, es algo horrible; no tengo un gran ego. Pero el intercambio con los lectores me alegra; tengo mucho respeto por ellos. Ahora, como lectora, estoy maravillada con escritoras irlandesas como Anne Enright y Claire Keegan, son maravillosas. Debe haber algo en el agua en Irlanda que las hace escribir así. Hablando en serio, como los ingleses les prohibieron escribir en gaélico, se esforzaron en escribir mejor que los ingleses, y con su propia sintaxis.
-¿Qué importancia tiene la voz de los escritores e intelectuales en tu país?
-Hemos tenido gobiernos horribles, como en muchos países, y se ha escuchado la opinión de los escritores. Creo que tenemos un papel importante. El problema actual en Inglaterra es Amazon, que hizo que desaparecieran las librerías. En una librería, un libro cuesta catorce libras y si lo compras por Amazon, ocho. Pero muchos extrañamos los encuentros e intercambios en las librerías.
-¿La inteligencia artificial (IA) es un riesgo para la imaginación literaria?
-Es una pesadilla. En una página web puedes ver si han utilizado tu obra para alimentar la IA. Usaron mis novelas y no me han pagado un peso. Elon Musk podría darme al menos un automóvil Tesla a cambio. Me enoja mucho y me da miedo, y es aún peor para los ilustradores y los traductores. Odio a Musk, un empresario que se da el lujo de hacer campaña por líderes autoritarios y populistas.
-¿Tenías información sobre el contexto político de la Argentina?
-Es un país muy interesante por su mezcla, su historia y su política. He conocidos a muchos argentinos en Europa. Leí mucho sobre el nuevo gobierno y estoy un poco confundida. Alguien me dijo que en el gobierno anterior hubo mucha corrupción y que eso tenía que cambiar, pero el cambio ha sido un poco loco, ¿no? Ganó alguien parecido a Donald Trump. En Inglaterra tuvimos a alguien similar, Elizabeth Truss. Hace poco ella dijo en X que el problema de su gobierno fue que no había hecho lo que quería hacer cuando fue primera ministra, imagínate. Trump, Milei, Bolsonaro, Orban son representantes del populismo.