Picasso por las nubes, Renoir espera
A partir de mañana, Nueva York medirá sus fuerzas para saber si sigue siendo la "big apple" del consumo. Una obra del joven británico Damien Hirst será rematada en Sotheby´s
Los precios récord pagados en Christie´s de Nueva York por las litografías de Picasso; el interés de los compradores por un conjunto de objetos que pertenecieron a la actriz Audrey Hepburn y la superventa de bronces del animalista francés Antoine-Louis Barye abonan la teoría de quienes aseguran que el mercado de arte internacional vuelve a vivir días de euforia. Después de años recesivos y de serios problemas judiciales, las rematadoras Sotheby´s y Christie´s respiran.
La caída de otros indicadores económicos; la incertidumbre de la posguerra de Irak y la debilidad que exhibe el dólar frente al euro resultan argumentos suficientes para justificar el regreso de los coleccionistas al mercado; pero no son los únicos.
Comprar arte es, sobre todo, un estado de ánimo, y la decisión se acelera cuando la oferta resulta extraordinaria. Y esto ocurrió en la venta de los papeles de Picasso.
Segun Jonathan Rendall, chairman adjunto de Christie´s America, la venta de las litografías del malagueño suscitó un entusiasmo inesperado entre los nuevos compradores. Gente joven que llega por primera vez al gran circuito, con posibilidades de comprar una obra sobre papel, pero, todavía, sin la esperanza de llegar a un óleo.
Cada lote fue peleado dólar por dólar hasta el último golpe de martillo. Un galerista neoyorquino se quedó, luego de una reñida puja, con Mujer de pelo verde , rematada en 567.500 dólares cuando la obra estaba estimada en 60.000 de la misma moneda. El precio final es casi diez veces más del valor previsto. Cuatro días antes, en la misma sala del Rockefeller Plaza dos bronces del francés Antoine-Louis Barye hicieron saltar la banca.
En primer lugar, Roger llevando a Angelica fue adquirida por un dealer británico en 354.000 dólares. La pieza estaba estimada en sólo 60.000. Una versión de Teseo y el minotauro , una de las obras más conocidas de Barye, en la que el celebrado animalista logra transmitir al bronce la tensión de los músculos en la pasión del enfrentamiento, alcanzó los 276.000 dólares; siete veces más el estimado del catálogo.
Mayo es, por tradición, el mes de los grandes remates en Nueva York. La primavera pondrá a prueba los engranajes promocionales de una ciudad que fue la capital del consumo planetario hasta que el atentado a la torres gemelas cambió el curso de la historia.
Reeditar la efervescencia de los años noventa parece una misión imposible, aunque el panorama sea bastante más alentador que un par de años atrás.
A comienzos de 2000, la violación de la ley antitrust colocó contra las cuerdas a los directivos de los gigantes del mercado de arte, acusados de pactar las comisiones a espaldas de los clientes.
La ley hizo sentir su peso y descabezó la conducción de Sotheby´s. Dedé Brooks, la rubia del pelo indomable, CEO de la compañía, renunció a su cargo y se retiró a Florida. El empresario inmobiliario Alfred Taubman, principal accionista de la firma, se vio obligado a pagar una suculenta suma de dinero para paliar los daños ocasionados a los clientes y frenar, en parte, la catarata de demandas.
Salir de la crisis no fue fácil. Christie´s está hoy en manos del empresario francés François Pinault, que ajustó el tamaño de la empresa a las nuevas circunstancias, y Sotheby´s, además del ajuste, vendió la sede de York Avenue y la calle 72. Un edificio de cuatro pisos con el aspecto de un búnker, sobre el que se levantó una torre vidriada de 12 pisos con salas dotadas de la más alta tecnología. La venta trajo alivio financiero. Por ahora, gracias a un leasing , Sotheby´s se quedará allí los próximos cuarenta años.
Todo para Renoir
El lote más atractivo de la subasta del próximo martes es el retrato florido de Madame León Clapisson, firmado por Auguste Renoir y estimado en 30 millones de dólares. La pintura fue exhibida por última vez en 1937, durante una muestra del maestro impresionista en el Metropolitan de Nueva York.
El martes serán rematados también tres cuadros procedentes del Arte Institute of Chicago: dos pasteles de Degas y una pintura de Renoir, estimados en 13 millones de dólares. La decisión de vender forma parte del programa de recaudación de fondos para nuevas adquisiciones encarado por la prestigiosa institución. En las ventas de mayo hay algunas perlitas que el observador no puede ignorar. En primer lugar, el niño mimado del Young British Art (YBA), el iconoclasta Damien Hirst, ya está en el mercado secundario.
El dato tiene su peso porque corre la barrera que representa la legitimación de una venta pública a un artista nacido en 1965. Su obra Sin título , ejecutada en 1995, será incluida en la subasta de arte contemporáneo del 14 de mayo, con un estimado de 80.000 dólares.
Otro dato más: el propietario de la obra es el coleccionista Jay Chiat. Un hombre que viene del mundo de la publicidad, famoso por sus campañas para Nike y Duracell.
Chiat ha sido todos estos años uno de los más celebrados mecenas del arte conceptual y ha contribuido con su ejemplo a certificar la sintonía que existe entre el artista y los creativos de cualquier disciplina. El publicista organizó la primera muestra de Hirst en 1992; al hacerlo dio el puntapié inicial a la meteórica carrera de esos jóvenes británicos que pusieron muy nervioso a Rudolph Giuliani, entonces alcalde de Nueva York, cuando desembarcaron en el museo de Brooklyn con la muestra Sensation .
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