¡Razonable 2022!
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“¡Feliz Año Nuevo!” El clásico saludo, intercambiado en estos días por casi todo el planeta, es un lugar común dictado por la costumbre, la cortesía y, en muchos casos, por un sincero augurio de dicha y esperanza.
Cuando alguien le pregunta “¿Cómo estás?” a Sylvia Molloy, una de las mejores escritoras argentinas vivas, ella responde: “Razonablemente bien”. Vive en Estados Unidos. No habla de su salud, de los republicanos, de las dificultades que sobrelleva. Sus palabras se ajustan al respeto por la realidad ajena. Estar ya es mucho a esa altura de la vida --la suya, la mía--, en medio del caos mundial. Sylvia sabe que nos rodean las tragedias, la miseria, los narcos, los líderes populistas y los autoproclamados democráticos.
Si se considera lo que ocurre en África, en Afganistán, en las fronteras, el mar de los migrantes y América Latina, sólo se debería formular anhelos verosímiles y realizables. El mejor deseo, el más ambicioso y, a la vez, a la mano y casi inalcanzable, sería: “¡Razonable 2022!” Pensemos en lo que podría llegar a ser la Argentina, si sus habitantes fuéramos “razonables”, es decir, si pudiéramos dialogar y escucharnos de verdad; deponer el ego y la compulsión de medrar… Ser sensatos.







