Restauran murales de Castagnino en una galería comercial de Flores
Las obras fueron pintadas en 1956, junto con los artistas Policastro y Urruchúa
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Es mediodía y el calor castiga la ciudad. Y pese a que el sol no llega hasta el interior de la galería San José de Flores, Fernando Vera no se saca la gorra para trabajar en la restauración de los murales pintados sobre la cúpula, en 1956, por Juan Carlos Castagnino, Enrique Policastro y Demetrio Urruchúa.
Subido al andamio, con paciencia, Vera aplica pintura a la caseína para dar color a las alegorías maltratadas por la humedad, tal como lo hicieron los autores hace 46 años. Respetar tanto la técnica como la personalidad de los prestigiosos artistas que dejaron su impronta en el corazón del barrio porteño de Flores constituye el criterio rector de la tarea de recuperación.
Para lograr una reproducción más precisa de los estilos, el muralista Vera y los dos colegas que lo acompañan -la profesora Mónica Corrales y Gastón López- cuentan con un singular asesoramiento. Desde el pie del andamio, los guía el maestro vitralista Carlos Uría, que fue ayudante de los autores de la obra cuando todavía estudiaba en la Escuela Nacional de Bellas Artes.
"Yo colaboré en todo el proceso junto con los pintores, que eran tres señores. Conozco las fórmulas, las técnicas. También tuve contacto con Spilimbergo (Lino) que, aunque lamentablemente no llegó a pintar, trabajó en la composición de los murales, o sea, en el ritmo que une a los diferentes sectores, en la conexión entre las distintas figuras", explicó Uría a LA NACION.
Los murales son los segundos realizados en la ciudad de Buenos Aires, después de los pintados en las entonces tiendas Bon Marché, hoy Galerías Pacífico. En 1956, el constructor de la galería San José de Flores, José Angelelli, convocó a los cuatro artistas para decorar la cúpula del edificio -situado en avenida Rivadavia 6830- con motivos alegóricos del barrio.
Cuatro sectores
Aunque el espacio se dividió en cuatro partes, una para cada creador, Spilimbergo se enfermó y no logró concretar la de él. La terminaron sus compañeros.
Castagnino pintó el campo y el puerto para demostrar la fraternidad entre los pueblos. Como se ve, tampoco en este caso el singular artista nacido en 1908 se apartó de su vocación profunda por reflejar nuestra tierra y la relación del hombre con su entorno social.
"Con la misma paleta de ocres y tierras como base", como describe Uría, Policastro dibujó la Pachamama, pero su paisaje del norte argentino desemboca en Flores, con los personajes típicos de la época.
Urruchúa retrató a un caminante ilustre del barrio, Baldomero Fernández Moreno, en un camino cargado de símbolos: la educación, la libertad, el trabajo, la música y el dibujo.
"Volver aquí me enfrenta con los recuerdos. Los artistas sentían mucho respeto unos por los otros; no había competencia ni rivalidades. Debían congeniar porque, con sus diferentes personalidades, integraron una misma obra. Y yo, más allá de mi larga carrera, vuelvo acá como el alumno, para retocar lo que ellos hicieron sin alterar el estilo original. Así les rindo homenaje", agregó Uría.
En ese interregno, los murales fueron dañados por filtraciones de humedad, por una explosión en el edificio y por el aire acondicionado del local comercial.
Pincel en mano, Vera indicó que las tareas de restauración comenzaron el 6 de febrero y que terminarán dentro de quince días. "Primero limpiamos con un plumero para sacar el polvillo y la pintura reseca. Luego colocamos fijador y, con el mismo fijador, adherimos los pigmentos, que son exactamente los mismos que usaron los pintores. No es sencillo, porque el tiempo de secado varía con cada sector. Seguimos adelante, pero volvemos a revisar", dijo.
A Uría lo contactó la Subsecretaría de Turismo porteña, por medio del consorcio administrador de la galería, y el maestro eligió a sus colaboradores.
"Hallar al artista que en su momento fue alumno de los pintores nos dio un gran empujón. Estamos orgullosos de restaurar este patrimonio público. Con la recuperación, que costará entre 25.000 y 30.000 pesos, satisfacemos a los vecinos. Y, en este momento de replanteos, sirve todo lo que ayude a regenerar nuestras raíces", sostuvo el subsecretario del área, Jorge Purciarello.
En quince días, quienes recorran el circuito cultural de Flores podrán disfrutar del renovado legado.
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