Una causa que no descansa: la sucesión de Beatriz Sarlo vuelve al juez que se excusó por “decoro y delicadeza”
El juzgado de Fernando Cesari deberá retomar el caso del legado de la escritora, que busca una definición entre el marido, el encargado y una prima
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La causa de la sucesión de Beatriz Sarlo no descansa en el ir y venir de un juzgado a otro. Hoy, la Sala E de la Cámara Nacional de Apelaciones en lo Civil determinó que el Juzgado Civil n° 60, a cargo del juez Fernando Cesari, que se había excusado de intervenir por razones de “decoro y delicadeza”, continuará “con el conocimiento de la causa”. De este modo, la jueza Cecilia Kandus, del Juzgado Civil n° 24, deja el caso sobre el legado de la autora de La intimidad pública.
Hasta el momento, Cesari no tomó ninguna medida salvo la de excusarse porque Agustín Lipovsek Albores, abogado de una de las partes (del marido de Sarlo, Alberto Sato, presentado como “único heredero”), había trabajado en el Juzgado Civil n° 60 y por el hecho de que la madre del letrado fue la pediatra de sus hijos.
Por no encontrar razones de “violencia moral”, la Sala E de la Cámara de Apelaciones desoyó la opinión del Ministerio Público Fiscal que, con la firma del fiscal Ricardo Rubén Peyrano, sostuvo que se debería admitir la excusación de Cesari y que la causa debía ser tramitada en el juzgado de Kandus. Es probable ahora que los abogados de otra de las partes, el encargado de edificio Melanio Alberto Meza López, recuse al juez.
La semana pasada, Kandus había impuesto un “bozal legal” para evitar el tratamiento mediático de este caso que sigue sumando episodios. El viernes decidió también que se hiciera un inventario -algo tardío- en el departamento de Hidalgo 140 donde vivía la escritora en el barrio de Caballito. Esta medida se llevó adelante por pedido de la letrada Sonia de Elizalde, que representa a una prima mayor de Sarlo, Ernestina Susana del Río, de 87 años, también presentada en la causa como “única heredera”. Del Río reside en Viedma y, como Sato, es arquitecta. En el allanamiento realizado ese día, además, se cambió la cerradura de la puerta y se resolvió que la gata Nini -que por el presunto testamento ológrafo quedó “a cargo” de Meza López- fuera trasladada al departamento del encargado.
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