Violento fracaso de la elección en la UBA
En un desenlace previsto, el cuarto intento de la Universidad de Buenos Aires (UBA, la más grande del país) de reunir a la asamblea que debe elegir rector fracasó ayer, pero esta vez fue con violencia, golpes y corridas, que se prolongaron en acusaciones verbales y dejaron a la institución virtualmente paralizada.
Las agresiones, que habían sido sólo amenazas en las últimas tres suspensiones de la asamblea, en el Colegio Nacional de Buenos Aires, estallaron ayer en la Facultad de Medicina, cuando activistas estudiantiles de la FUBA que impedían el ingreso de los asambleístas se enfrentaron con militantes del gremio de no docentes de la universidad, que intentaban entrar en el edificio. En el lugar no había un solo policía.
Pocos minutos después de las 9, hora de la convocatoria, el rector de la UBA, Guillermo Jaim Etcheverry, anunció, en diálogo con emisoras radiales, que la asamblea estaba suspendida a raíz de los graves desórdenes e incidentes.
Fue, en rigor, su última posibilidad de concretar la realización de la asamblea y traspasar su mandato a un nuevo rector. La gestión de Jaim Etcheverry terminará el domingo, a cuatro años de su elección, y la universidad pasará a ser conducida por el nuevo Consejo Superior, con los decanos y representantes de profesores, graduados y estudiantes elegidos a fines del año último, con los decanos y representantes de profesores, graduados y alumnos elegidos a fines del año último.
Tras los incidentes -registrados y profusamente difundidos por la televisión durante todo el día-, la Asociación del Personal de la UBA (Apuba), el gremio no docente, anunció un paro desde ayer y durante hoy, sin asistencia a los lugares de trabajo, lo que dejará a muchas facultades sin clases. En varias de ellas se mantuvo el clima agitado, con incidentes entre estudiantes en algunas.
La conducción de la FUBA, que desde hace dos años no renueva sus autoridades, denunció que uno de sus dirigentes debió ser hospitalizado por los golpes recibidos y amenazaron con radicalizar las protestas y "tomar todas las facultades".
Violencia anticipada
El escenario anunciaba la violencia que llegó. El lunes a la noche, los dirigentes estudiantiles de agrupaciones de izquierda, encabezados por el Partido Obrero y el Movimiento Socialista de los Trabajadores (MST), rompieron el vallado que tapiaba el edificio de Medicina y la puerta central de Paraguay 2155 -cerrada desde el viernes-, ingresaron, hicieron salir al personal no docente que encontraron y permanecieron allí toda la noche.
Por la mañana, comenzaron los enfrentamientos con los no docentes que querían ingresar en el edificio -había más de 200 convocados-, engrosados con más personal del gremio. Los enfrentamientos verbales llevaron rápidamente a los golpes.
Tras esos primeros incidentes, los militantes estudiantiles se encerraron en la facultad. Desde afuera se oía retumbar sus cantos y bombos en el edificio. Afuera, en las escalinatas y entre los andamios que restaban del fallido vallado, se agolpaban los no docentes, cada vez más enardecidos, que cada tanto intentaban de nuevo el ingreso. Probaron, incluso, entrar desde el subsuelo de la Facultad de Farmacia, en Junín al 900, cuyos edificios están conectados, pero desistieron.
A estas alturas, las consignas de "democratización de la asamblea" y del rechazo a la candidatura del decano de Derecho, Atilio Alterini, habían quedado sepultadas por los ocupantes de la facultad que denunciaban "la patota sindical" de Apuba; los que aseguraban que había activistas de partidos de izquierda entre los estudiantes, y los que acusaban a los conductores de la FUBA de "usurpadores".
Los enfrentamientos se calmaron una hora y media después, cuando, tras el retiro de los no docentes, los dirigentes estudiantiles con sus banderas abandonaron la facultad caminando por Paraguay.
Reclamo de Alterini
A pocos metros de la sede de Medicina, en la Facultad de Farmacia y Bioquímica, los ocho decanos que apoyan la candidatura de Alterini y él mismo responsabilizaron a Jaim Etcheverry. "Esta fue la última posibilidad del rector de terminar con dignidad su gestión. No tuvo ninguna presencia en la organización y realización de la asamblea", dijo Alterini. "Repudiamos los actos de violencia y llamamos al diálogo y a la responsabilidad de toda la comunidad universitaria", señaló, tras reafirmar que no declinará su candidatura.
Acompañaba al decano Alterini el secretario general de Apuba, Jorge Anró, que minutos antes se encontraba en la puerta de la Facultad de Medicina exigiendo el retiro de la FUBA. Anró admitió que "hubo violencia de ambas partes" y expresó sus disculpas "a la comunidad".
Por la tarde, circuló una verdadera catarata de declaraciones de "repudio a la violencia" por parte de los más diversos protagonistas: el Ministerio de Educación, el rector, los que apoyan a Alterini, las autoridades de Medicina, el gremio no docente, los decanos de la izquierda y la FUA. Cada uno, claro, con su interpretación.
Voces en conflicto
En un comunicado, Apuba denunció que sus integrantes fueron "provocados" y que en el grupo de estudiantes que tomaron Medicina algunos "exhibieron armas de fuego".
Los decanos de izquierda, que apoyan la candidatura a rector del investigador Alberto Kornblihtt -quien defendió a los estudiantes en medio de los incidentes y los atribuyó a "matones enviados por Alterini"-, pidieron que el decano de Derecho declinara su candidatura, porque representa "volver a un modelo universitario basado en el clientelismo", y presentaron una propuesta de cronograma y contenidos para una reforma del estatuto.
El rector Jaim Etcheverry, por su parte, difundió un comunicado en el que pidió disculpas "por los lamentables enfrentamientos", rechazó "enérgicamente" su responsabilidad en ellos y reafirmó que "quienes recurren a la violencia son los responsables ante la sociedad, pero no debe ser la universidad la que responda con violencia".
Las autoridades de Medicina, por su parte, contaron los daños: "Rotura de la puerta de acceso a la facultad, vidrios rotos, un baño cuyas puertas fueron sacadas de cuajo" y matafuegos retirados de sus lugares.
En el repudio generalizado, hubo quienes condenaron a todos por igual. La Federación Universitaria Argentina (FUA) rechazó "las prácticas extorsivas" de quienes usan la fuerza física; "se esconden en declamaciones altisonantes pero boicotean el órgano de gobierno de la universidad pública", y "teniendo responsabilidades institucionales directas se esconden en la prescindencia cobarde".
Pero fue la agrupación El Colectivo para la Transformación Universitaria, de centroizquierda, la que lo sintetizó más claramente: "Desalojar por la fuerza a quienes impiden de manera antidemocrática que las instituciones funcionen es como querer apagar un incendio con nafta".
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