Belleza y dificultad: cuando el ajedrez se busca sus propios problemas
De mate directo, de mate ayudado, retrógrados y otros: el del ejercicio de resolver posiciones en pocos movimientos es un mundo paralelo al de las grandes luminarias
El gran público conoce el ajedrez deportivo, el ajedrez de los torneos y de las grandes competiciones, y los principales grandes maestros. Pero hay otro ajedrez, que aunque discurre de manera casi subterránea respecto a los altos focos, contiene la misma ingente cantidad de tiempo invertido en esfuerzo y dedicación: es el mundo de los problemas de ajedrez, que tiene sus propios grandes maestros, los compositores.
Los problemas de ajedrez son muchos y de diferentes tipos; los más conocidos son los mates directos, por ejemplo, en dos jugadas o en tres. A más cantidad de movidas, más complejidad. Pero también existen otros tipos de problemas, en los que interviene la fantasía, como el mate ayudado, que consiste, paradójicamente, en que un bando ayuda al otro a dar mate en determinada cantidad de jugadas. Otro tipo de problemas es el de los retrógrados, en los que se presenta una posición dada en el tablero y el solucionista debe hallar el orden correcto de movimientos que permitió arribar a esa posición. Y hay muchos más problemas que tienen sus propias características y también sus propios especialistas.
Todas las especialidades buscan lo mismo: belleza y dificultad. Y estos dos ideales del ajedrez son mucho más y mejor logrados en los problemas que en el juego de competición.
La historia de los problemas es casi tan antigua como la del ajedrez mismo. Ya los árabes medievales componían problemas. Más modernamente, en siglo XIX, el estadounidense Sam Loyd fue un pionero inventor de problemas de ajedrez, escribió varios libros y dio un impulso fuerte a la actividad. También la Argentina tiene un fecundo historial de problemistas, de los que mencionaré sólo a uno del siglo XX, Arnoldo Ellerman, llamado “el rey del mate en dos jugadas”. En la actualidad, la que quizás sea la mejor dupla compositiva del mundo es la que integran Jorge Lois y Jorge Kapros.
Hay concursos de problemas, torneos de solucionistas, revistas especializadas, jueces, entidades y mil etcéteras. Componer un buen problema, sea de la temática que sea, es dificilísimo, y requiere tantos conocimientos, ingenio y dedicación como los de cualquier ajedrecista destacado.
Para ilustrar al aficionado con un solo problema, que pueda ser estímulo y puerta de entrada a ese mundo, se me ocurrió el siguiente mate ayudado del compositor alemán Hilmar Ebert, publicado en Feenshah 1976. El enunciado es “juegan las negras y ayudan a las blancas a que éstas den mate en 4 jugadas”.
A primera vista parece imposible que, por mucho que ayuden las negras, las blancas consigan dar mate en cuatro movimientos. La solución es –recuérdese que primeramente juegan las negras– 1. c6 Axa7 2. Db6+ Rxb6 3. Rd8 Rc5 4. Rc7 Ab6 mate!
Me gustaron de este problema la curiosa posición inicial, que ya por sí misma atrae la atención, y la fineza de la solución, que implica un doble switchback (ida y vuelta) de las piezas blancas, que terminan dando mate volviendo a las casillas de la posición inicial.
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