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RIO CUARTO.- ¿Cuál es la verdadera escala de valores? ¿Cuál es la que se aproxima a la ideal? Preguntas que suelen formularse cuando la fatalidad sorprende. Interrogantes que seguramente invadieron la mente de todos los presentes en la fría mañana en el autódromo de Río Cuarto, donde en un accidente perdió la vida el piloto Matías Rico , de 19 años, que competía en la Fórmula Renault, categoría que en la temporada actual acompaña al Turismo Competición 2000.
Tras completarse la primera vuelta de la carrera de los monopostos, el coche de Rico, que transitaba el sector izquierdo de la recta principal del circuito cordobés, mordió la banquina (las dos ruedas izquierdas pisaron el césped), el auto se descontroló y salió disparado hacia la derecha, atravesando la pista casi de manera perpendicular al sentido de tránsito del pelotón de los vehículos. De manera inevitable, Matías Milla , que aceleraba en la parte derecha del camino, lo chocó de frente, a unos 170 km/h . La máquina de Rico recibió el impacto en el pontón derecho y prácticamente se destruyó.
Rico, oriundo de Necochea, fue trasladado de inmediato al Policlínico San Lucas, en el centro de esta ciudad, donde 80 minutos más tarde, a las 10.30, se informó su fallecimiento. Milla, que fue derivado al mismo lugar, sufrió la fractura del tobillo izquierdo y contusiones varias.
El dolor se adueñó de la situación. El búnker del equipo de Eduardo Bouvier (dueño del team para el que corría Rico) comenzó a recibir a todos los pilotos, dirigentes y mecánicos. De inmediato, los chicos que compiten en las fórmulas Renault y Súper Renault coincidieron en que no era conveniente correr. De hecho, la prueba fue detenida tras el impacto y, en un primer momento, antes de conocerse la gravedad del golpe, se suponía que iba a completarse después de la carrera del TC 2000.
Las dos categorías de monopostos decidieron no continuar con la actividad. Quedaba en la cúpula de la división mayor definir si realizaban la final o no, ya que se habían disputado las dos series.
Al principio, muchos de los protagonistas dijeron que no les gustaría correr, que no era adecuado. Pero después, la mayoría coincidió en que el profesionalismo los hacía competir , que el dolor no sería aliviado con abandonar toda la actividad, que el respeto al público, que el riesgo del automovilismo...
Mientras los responsables de las fórmulas Renault y Súper Renault anunciaban formalmente la suspensión de la actividad, Pablo Peón, responsable del TC 2000, manifestaba su profundo dolor, su pesar, y aseguraba la realización de la final.
"El automovilismo es un deporte de alto riesgo y todos sabemos a lo que nos exponemos", comentó Gabriel Furlan, dirigente del TC 2000. "Es una bolilla que está en el bolillero", expresaron en los boxes. "Fue una fatalidad, no hay responsabilidades", también se escuchó.
Al margen de las expresiones, la vida de Matías Rico se apagó por un accidente que se produjo en el mismo lugar donde minutos más tarde el TC 2000 debía definir la segunda fecha del año.
¿Qué hubiese sucedido si la fatalidad tocaba a la categoría mayor en una de las series? La Fórmula Súper Renault, que tenía que competir después, ¿hubiese efectuado su prueba al margen de la decisión de la categoría mayor? La importancia de una vida debe exceder esas cuestiones de status profesional. En definitiva, es una vida. Ni más ni menos.
"En una fábrica, si alguien fallece se sigue trabajando. Es duro, pero es así" , comentó Víctor Rosso, dueño del equipo Honda. En los lugares en que predominan otros valores cierran por duelo.
En una sociedad en la que se acostumbra de a poco a perder vidas en hechos delictivos, en medio de la impunidad, quizá para muchos determinar la realización de la carrera de TC 2000 es un detalle menor. Ante un hecho fatal como el de ayer, al menos una señal de respeto hubiese imperado si otra fuese la escala de valores reinante. ¿Valía la pena decidir las posiciones finales después de la muerte de Matías Rico?
Juan María Traverso: "¿Qué importancia puede tener esta carrera si se mató un chico? Falta que alguno diga que yo no quiero correr porque largo atrás. Los argentinos nos acostumbramos a la muerte, y el automovilismo debería ser la excepción. Si fuera por mí, no corro" (piloto de Toyota; finalmente corrió).
Esteban Tuero: "Me parece mal que alguno decida no largar la final. Si lo siente así porque era amigo está bien. Pero que digan que no quieren competir para salir por televisión o en los diarios es una barbaridad". (piloto de Honda).
Guillermo Ortelli: "Habría que juntar las cosas e irse. No estoy de acuerdo con correr después de un hecho así." (piloto de Honda).
Tulio Crespi: "Es un deporte de alto riesgo. Los coches son seguros. Mis hijos corrieron con los autos que yo fabriqué. Siempre les dije que quería que se dedicaran al tenis y no a esto. Yo les compraba raquetas de oro, pero optaron por el automovilismo". (constructor de autos de la Fórmula Renault).



