Las secuelas de la pandemia en el ámbito boxístico: será clave fortalecer primero la mente y luego el físico

No es fácil encontrar un tema pugilístico atractivo para los lectores en tiempos de cuarentena. Agotadas las suposiciones sobre fechas futuras y cancelaciones de las mejores peleas; descriptas las conductas de los deportistas en epidemias históricas y comentados los interminables mensajes digitales de los campeones sobre cuidados y cautelas, nos preguntamos ahora sobre la durabilidad del entrenamiento acumulado por las figuras del boxeo previamente a esta situación y las consecuencias anímicas que afrontarán para recuperar sus estados atléticos, sensibles a las mermas económicas que tendrán los diversos contratos que habían sido acordados con cifras tentadoras. Y ahora, ¿qué viene para ellos?

El primer gran acertijo abarca a los centenares de aspirantes a participar en los pospuestos Juegos Olímpicos Tokio 2020. Muchos de ellos invirtieron meses y meses de preparación para inmiscuirse en las competencias eliminatorias continentales suspendidas semanas atrás en las principales capitales del mundo, incluida Buenos Aires. La intensidad y las dietas para estabilizar un peso ideal, después de mucho tiempo de concentración y del corte abrupto de las tareas en el gimnasio, implican que se tira por la borda un descomunal esfuerzo acumulado. Sobre todo por parte de los boxeadores "olímpicos", representados por profesionales que se aislaron de su régimen habitual para experimentar en este tipo de competencias que hasta hoy no les brindó grandes resultados.

Las derrotas de las campeonas mundiales argentinas Yésica Bopp y Erica Farías en certámenes amistosos en Colombia ante boxeadoras aficionadas, fueron un llamado de atención. La eliminación de la belga Delfine Persoon, ex campeona liviana unificada, en los clasificatorios europeos que comenzaron en Londres, causó conmoción en un torneo que fue suspendido en la segunda jornada, producto del contagio de coronavirus de algunos atletas turcos que participaron. Por lo tanto, nos preguntamos: ¿con que confianza asistirán las participantes extranjeras a las distintas sedes cuando se reanuden estas competencias? ¿Qué motivaciones personales mantendrán tras conocerse experiencias como la vivida en Gran Bretaña?

En torno al boxeo profesional, cuyas concentraciones resultan mucho más costosas por las pagas a los preparadores físicos, los sparrings y el arrendamiento de los gimnasios, las secuelas anímicas sobrepasan al deterioro de los músculos. Las pérdidas para los boxeadores de elite son siderales. Quizá no lo sientan los bolsillos pudientes del mexicano Saúl "Canelo" Álvarez ni los del británico Anthony Joshua, pero sí afectarán al lote de los "retadores estándar". Por ejemplo, el bonaerense Brian Castaño, que viajó con su equipo a Los Ángeles para ultimar su adiestramiento con miras a su combate mundialista con el brasileño Patrick Teixeira, por el cetro mediano junior de la OMB. Tuvo una alimentación especial y un trabajo intenso para acercarse al peso justo y, finalmente, toda esta tarea fue en vano. ¿Cómo reaccionará su cuerpo cuando vuelva a intensificar las prácticas? ¿Cómo se posesionará mentalmente en estos momentos, sin saber en qué día volverá al ring y qué paga recibirá? Trabajar en la motivación del deportista, en su tranquilidad mental, será más importante que la recuperación física y el training por llevar a cabo.

La industria del negocio boxístico que hoy por hoy intercala televisión, Instagram, Facebook, streaming y teléfonos deberá buscar soluciones supersónicas para evadir la crisis que se avecina. Será una misión por afrontar en forma conjunta en pos del mejor resultado. Entre noqueadores disciplinados y talentosos discípulos de Bill Gates... o quizás émulos de Harry Potter.