Mayweather, el gran artista y su última función
El invicto estadounidense se despedirá esta noche ante el haitiano Andre Berto en Las Vegas
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No resulta muy seductor elaborar el comentario previo del combate mundialista que hoy se desarrollará en Las Vegas. En cambio, afloran intensas emociones para un crítico de boxeo al adosar el sentido histórico que atesorará este pleito, que quedará archivado, con el paso de los años, como el acto del retiro del estadounidense Floyd Mayweather, el boxeador más importante del siglo XXI, capacitado para abrir comparaciones sobre supremacías o diferencias con pugilistas de hace 100 años.
Equiparar las 49 victorias consecutivas logradas por el campeón mundial pesado Rocky Marciano, entre 1952 y 1955, y poder despedirse del ring, como él lo hizo, imbatido y con la corona en su poder, constituye un hecho supremo de una legitimidad excluyente. Sobre todo por la intensidad y calidad de un proceso de 19 años de profesionalismo y la suma de 5 coronas entre los 58,900 kg y 69,850 kg; con 20 peleas mundialistas ganadas ante los mejores: Oscar de la Hoya, Manny Pacquiao, Juan Manuel Márquez, Miguel Cotto, Saúl Alvarez y Marcos Maidana, entre tantos.
¿Se puede descartar por completo a su rival norteamericano Andre Berto, hijo de haitianos, como un verdugo de este acontecimiento? La lógica lo descarta de la hazaña. Berto es un alteta gastado, del mismo estilo del "Chino" Maidana, pero sin su fortaleza. Sus 32 años y un récord de 30 victorias y 3 reveses no son suficientes, más allá de su pasado con alguna corona. Su modo de pelear resultará ideal para el desempeño de Floyd, quien deberá triplicar su entrega y despliegue físico en relación con su última retención ante Pacquiao, que lo condenó a un castigo del público que sólo aportó indiferencia a este duelo.
Su imagen es especial, arriba y abajo del ring. Arrogante pero seguro; soberbio pero profesional, con un exhibicionismo material y racial insoportable. Factores estos poco atractivos y negativos para un reconocimiento a su obra, postergada por la cátedra.
Rocky Marciano fue todo lo contrario. Fue simple y humilde. Devoto de su gente y su pueblo: "La América italiana". Era todo corazón, adentro y afuera del cuadrilátero. Fuerte, muy fuerte y carente del talento que le sobra a Mayweather. A pesar de ello, su alma de guerrero era inquebrantable y eso lo hizo invencible en combates que parecían perdidos ante Joe Walcott y Archie Moore. Al retirarse en 1955, el boxeo eligió a Ray Robinson como líder y no se lo extrañó tanto.
En cambio, ahora Mayweather libera su puesto de Nº 1 y no hay candidatos a la vista para ocupar su lugar. Los nuevos tanques rusos, como Gennady Golovkin y Sergei Kovalev, tienen un límite para el asombro masivo, y los viejos sobrevivientes como Miguel Cotto, Manny Pacquiao y Wladimir Klitschko, ya dieron lo mejor de sí.
Dejará una sangría muy grande para este período pugilístico. Sin ser querido por la gente ni popular para el ambiente, se transformó en el boxeador más rico de todos los tiempos y el más consumido por los espectadores que siempre pagaron el PPV (TV por abonos) sin poder satisfacer un íntimo deseo: verlo perder.
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