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El arquero suplente de Vélez y del seleccionado nacional, Pablo Cavallero, salvó milagrosamente su vida, cuando el automóvil Alfa Romeo que manejaba fue interceptado en una calle de Ramos Mejía por dos delincuentes, a bordo de un Renaut 19.
La intención de robo de los maleantes se frustró cuando Cavallero, acompañado por su compañero de equipo, Mariano Armentano (propietario del vehículo importado) esquivó al auto que se cruzó violentamente. Ante la huida, los ladrones efectuaron varios disparos con una pistola 9 milímetros. Una de las balas hirió a Cavallero, que pese a todo siguió manejando cuatro cuadras más.
Cuando los agresores se habían fugado, Armentano, viendo a Cavallero ensangrentado, tomó el volante. En ese momento, la medianoche de anteayer, una persona se ofreció a ayudarlos y los trasladó hasta un hospital de Haedo, donde se comprobó que la bala no estaba alojada en el hemitórax derecho y que tenía orificio de salida por la cara anterior del hemitórax.
A pesar de que Cavallero había salvado milagrosamente su vida, fue derivado al Sanatorio Mitre, en la Capital Federal donde permaneció en observación ayer a la espera del alta definitiva que seguramente se producirá hoy.
Con respecto al estado de Cavallero, el doctor Juan Carlos Isola, director médico del Sanatorio Mitre, expresó: "La bala, afortunadadamente, no se alojó, tiene orificio de entrada y de salida y no provocó ninguna lesión ni ósea ni fibrilar. La evolución es favorable y en 10 o 15 días podrá entrenarse normalmente".
Cavallero, que fue visitado por todo el plantel de Vélez, por Américo Gallego y Alejandro Sabella, del seleccionado nacional, comentó: "En un momento pensé en enfrentar a los delincuentes, pero en un segundo preferí dejarlos atrás. Sentí un intenso ardor, pero no me di cuenta de que era un balazo, hasta que me vi ensangrentado". Sus padres, el técnico Oscar Cavallero y Ana María Rodríguez, permanecieron en la habitación y comentaron el hecho destacando el saldo feliz que tuvo.
También concurrieron al sanatorio los arqueros Ignacio González, de Racing, y Germán Burgos, de River, y el entrenador Oscar López.
Ayer, luego del entrenamiento en Liniers, el delantero Mariano Armentano (hijo de un ex integrante de la custodia personal del Presidente), protagonista directo del lamentable suceso, comentó: "Ibamos a la casa de Claudio Husain para comer un asado festejando su cumpleaños. Cerca del lugar del frustrado asalto, Pablo (por Cavallero) me pidió manejar mi auto porque nunca lo había hecho. En ese momento, perdimos de vista a los vehículos de Cordone, Banegas y Méndez que habían salido con nosotros. Al rato, en las proximidades del domicilio de Husain, se nos cruzó el Renault 18 de los delincuentes.
"Fue todo muy rápido. Con Pablo cambiamos una mirada como para decidir si los enfrentábamos o salíamos disparando. Era evidente que nos querían robar. Cuando los esquivamos, enseguida nos siguieron y empezaron a los tiros. Nos agachamos y eso nos permitió zafar de una situación que pudo ser mucho más grave. Realmente cuando lo vi a Pablo ensangrentado me asusté. Por suerte, encontramos a una personas que nos prestó una gran ayuda y así llegamos rápido al hospital.
"A los delincuentes los vi, pero por la oscuridad no me animaría a describirlos exactamente", finalizó Armentano, que negó rotundamente que el hecho tuviera relación con que él es hijo de un allegado a Carlos Menem.
Fatalidad. El hecho que protagonizó Cavallero trajo a la memoria otros casos que tuvieron como víctimas de la delincuencia a jugadores de fútbol, pero sin la fortuna del arquero de Vélez.
El 15 de junio de 1985, Jorge Coudanes, volante de San Lorenzo de Almagro, murió baleado por dos jóvenes cuando se resistió a un asalto mientras compraba cigarrillos en un quiosco del barrio porteño de Coghlan.
El 18 de noviembre de 1989, el delantero Félix Orte (Banfield y Racing) fue asesinado, en la puerta de su casa, en Lomas de Zamora, por un disparo efectuado por una patota.


