Copa América: el alumno Lionel Scaloni y su boletín de contradicciones
Se supone que un valor de la experiencia es haber aprendido de los errores. La derrota bien gestionada presagia victorias. Claro que el camino debe ser progresivo para explorar los adelantos: conviene equivocarse en lugares donde la relevancia de las fallas es menos visible, para ir escalando hasta alcanzar los sitios más trascendentes con mejor formación, probado en la dificultad y con un abanico de soluciones a mano. En definitiva, el abecé evolutivo de cualquiera en cualquier profesión. Nadie salta de cadete a gerente. Porque es antinatural, porque prepararse es el camino. Salvo, con Lionel Scaloni. No hay garantías en el fútbol, materia opinable y abierta a todos los manuales, pero recostarse en la inexperiencia potencia los riesgos. Las cicatrices hablan en el fútbol.
Conviene no perder de vista que la selección es el punto máximo. El problema no es la edad de Scaloni, el tema es el recorrido. Y no se trata de hacer leña del árbol caído, la advertencia se lanzó hace tiempo, cuando la perezosa AFA prefirió extender un ciclo interino antes que extremar el ingenio y agotar las instancias para convencer a un entrenador fogueado. Y Scaloni se equivocó contra Colombia. Como se había equivocado con la línea de 5 en el amistoso frente a Venezuela, en Madrid, y como también había leído mal la conformación de la lista para la Copa América, por eso Guido Pizarro entró por el lesionado Exequiel Palacios para corregir una distorsión estratégica. Puede tropezar y contradecirse, desde ya. El tema es con qué frecuencia y el relieve de la vidriera.
Paredes reveló después del debut que la idea fue replegarse y contraatacar. Si ere eran el plan, no estaban en la cancha los intérpretes adecuados; esa propuesta reclama pistones por afuera y verticalidad en las salidas, características que no disponen los volantes elegidos: Paredes, Guido Rodríguez y Lo Celso. Y si los pelotazos son una opción para apostar por la segunda pelota –Messi no oculto su fastidio un par de veces en el primer tiempo–, a la hora de delinear el plantel faltó un N° 9 genuino. Pero además, en aquellos amistosos de la etapa interina –salvo contra Brasil–, en 2018, la partitura nunca había sido ceder la iniciativa. Sí, no entretener innecesariamente las posesiones.
#SelecciónMayor@lioscaloni [R]: "Creo que en el segundo tiempo el equipo fue muy bueno. Generamos situaciones. El gol nos los hicieron de contragolpe". pic.twitter.com/e129tyYLyi&— Selección Argentina [R][R] (@Argentina) June 16, 2019
Scaloni, públicamente, en varias ocasiones subrayó que los futbolistas llegan a la selección como consecuencia de sus rendimientos en los clubes, y que al ser llamados "solo deben entregarle a la selección sus mejores versiones en los clubes". Pero hay un contexto, también. Y se vuelve vital que el entrenador les proponga jugar en el lugar indicado para que ocurra ese derrame. En Salvador, ¿Lo Celso se pareció al Lo Celso de Betis? No, porque lejos de transitar zonas centrales, donde su panorama y capacidad de asociación crecen, estuvo muy recostado sobre la derecha. Lejos del arco, también. Y conviene no perder de vista que en la temporada 2018/19 convirtió 16 goles en el club andaluz, el registro más rentable de su carrera, porque hasta en ocasiones se movió por detrás del centroatacante.
La salida de Agüero no se entendió. Como tampoco la titularidad de Di María, si Scaloni pensaba reemplazarlo en el entretiempo. Esa decisión abrupta, más allá del flojísimo partido del extremo de PSG, confirmó que el técnico nunca estuvo convencido de ponerlo. Lo esperó, lo preservó desde que Di María aterrizó en la Argentina y lo colocó entre los once sin haber sumado ni un minuto en su ciclo, todos síntomas de consideración que no se correspondieron con la rabiosa sustitución. Si no estaba seguro, no debió ponerlo como titular; quizá al revés, introducirlo como recambio, era más adecuado. Ahora podría tocarle una suplencia que ayudará a frustrarlo.
¿Matías Suárez por Agüero, con la Argentina en desventaja? Extraño. Perdió toda referencia natural en el área y el único delantero con aroma a un N°9 genuino en el plantel, Lautaro Martínez –además, el goleador del ciclo con 4 tantos–, permaneció en el banco. ¿Guido Pizarro por Guido Rodríguez? Con matices, son iguales. La selección reclamaba explosión para acelerar el tránsito. Y como además Pizarro no siente la tarea gregaria de la función del volante central, en los regresos quedó expuesto en los dos goles de Colombia. Salió en ambas fotos, tarde en las coberturas.
#SelecciónArgentina Scaloni: "En el segundo tiempo hubo un cambio de actitud. No sólo fue un movimiento táctico" pic.twitter.com/YsEPAMV5Gc&— TyC Sports (@TyCSports) 16 de junio de 2019
¿Entrará en la reconfiguración del equipo la opción Dybala? De lo contrario, se afirma la sensación de que los distintos entrenadores que pasan por la selección se ocupan más porque no falte en la lista que por realmente valorizarlo. En un contexto tan experimental –para estos defensores apenas se trató del segundo partido juntos–, el oficio podría haber sido un atractivo a jerarquizar en algunos puestos, sin apartarse de la saludable renovación. El caso de Gabriel Mercado, más precisamente; si Scaloni optase por reemplazar a Renzo Saravia, deberá confiar en Milton Casco, que si bien conoce de qué se trata jugar de lateral derecho, no es su versión natural.
La selección es el sitio al que se accede por méritos, por la pericia que dan las vivencias. "Somos gente que empezamos ahora", aceptó alguna vez Scaloni. Sincero y temerario. Pero la selección no es el lugar para capacitarse. Cuando antes de ser confirmado le preguntaban a Scaloni, una y otra vez, por qué creía que tenía chances de continuar, respondió: "... Y, por decantación, ¿no? No queda más nadie". Él no se engañaba y la selección quedaba en manos de alguien dispuesto a aprender. Nada menos que la raíz del problema.
Más leídas de Deportes
Segundo finalista. Estudiantes vs. Boca Juniors, por las semifinales de la Copa de la Liga 2024: día, horario, TV y cómo ver online
Como Shakira, también factura. A cuánto asciende el millonario patrimonio de Gerard Piqué
“Soy un poco robot”. La campeona mundial de 17 años que aprendió a jugar en un shopping de Pilar