Domínguez: "Siempre soñamos con ganarles así"

Una temática variada tuvo el derby más importante del rugby argentino. Sensaciones encontradas, folclore y ausencias de peso. Un combo que alimentó el marco de un choque entre dos titanes. Y que tuvo las ausencias de los máximos exponentes de cada equipo: Federico Serra (tres amonestaciones), Benjamín Madero y Gonzalo Tiesi (lesiones), en el SIC; Juan Ignacio Campero (lesión) y Federico Martín Aramburú (infección urinaria) por el lado del CASI. "Tengo una bronca bárbara. Quería jugarlo", se lamentó el ex Puma del Atlético.

No poder contar con ellos allanó el camino a los nuevos baluartes, que empezaron a sellar a fuego su nombre. Como Lucas Bustos, que hizo su estreno en la primera del bicampéon. "Fue un partido increíble y lo disfruté muchísimo. No hay nada mejor que debutar contra el CASI y ganar", describió el fullback. "Siempre hay que ganar estos clásicos. Yo vengo invicto: jugué tres y gané todos", sostuvo Tomás Borghi, otro de los pibes que alimentan la estructura del SIC. Sus testimonios representaron a la nueva sangre que viene pujando y que solventa a su club con actitud frente a las ausencias.

Sentimiento sin explicación

Tras un sinfín de hits en las tribunas, llegó el pitazo final, que desató una fiesta en el centro de la cancha. Jugadores e hinchas del anfitrión se aunaron para gozar de las mieles del éxito, el tercero consecutivo contra el archirrival. "No hay explicación para describir el sentimiento que nos invade cada vez que les ganamos. Siempre soñamos con ganarle al CASI así", sintetizó Joaquín Domíngez. "Nos marcaron en momentos importantes, como el final del primer tiempo y el arranque del segundo; pero con cabeza, ganas de jugar y buena defensa mantuvimos nuestro in-goal sin tries cuando estábamos apretados. Podríamos haber marcado más puntos; de todas maneras, la diferencia es muy buena, tratándose de un clásico", agregó la figura del encuentro.

En la vereda de enfrente, un gesto adusto se reflejó en la cara de los jugadores. Muchos enfilaron rápidamente hacia el vestuario, masticando bronca por el traspié. "Entramos dormidos y cometimos una serie de errores que derivaron en esos 17 puntos del SIC", admitió Francisco Vidal Bazterrica. "Cuando habíamos logrado ponernos cerca [15-17], sufrimos una amarilla y se nos fue de las manos el partido", añadió el Colo, sin esconder su frustración.

La mitad de San Isidro está de fiesta. Es la del SIC, que sigue siendo el dueño del barrio.

De alegría en alegría

Santiago Artese, ya un histórico del club zanjero, aumenta su saldo favorable en el clásico y además tendrá pronto otro motivo de satisfacción: el segunda línea se casará el sábado 22 del actual.