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Se apagaron los flashes y las cámaras y se terminaron las notas para las Leonas. Los productores de programas televisivos -de interés general, humorísticos- ya no se preocupan por tenerlas en el estudio después de la conquista de la medalla de bronce en los Juegos Olímpicos de Atenas, hace diez días.
Bajó la euforia. Ahora queda el hockey local de todos los sábados y domingos, ése que sólo congrega a familiares, chicos de la intermedia y muy, pero muy pocos hinchas. Como ayer, en el encuentro entre Ciudad y CASI, un match del Metropolitano femenino, en el que la fiebre por el hockey bajó a grado cero luego de las emociones olímpicas.
No sólo sucedió en Ciudad; la misma merma se advirtió en los otros escenarios, en un fenómeno que se repite año tras año. Sin duda, lo vivido en los Juegos Olímpicos no ayudó demasiado para una inquietud mayor en las jornadas vernáculas de hockey.
La preocupación siempre da vueltas entre los dirigentes del hockey acerca de cómo captar más gente, más allá de la atracción de las Leonas, pero nunca se da del todo en la tecla. "En todos los deportes amateurs, la gente se sube al caballo de la euforia cuando se tienen logros importantes, y después se apaga", apunta Héctor Marinoni, presidente de la Asociación Argentina de Hockey. Y agrega: "El hockey no es un deporte que genere mucho dinero; es una distancia enorme con el rugby, que cuenta con mayores sponsors. Necesitamos de auspiciantes y del periodismo para difundir más el hockey local".
El panorama de ayer en el club Ciudad de Buenos Aires mostró a no más de 100 personas alrededor de la cancha sintética. ¿Banderas? Sólo una claramente visible y de tamaño mediano. "Locos X Ciudad", decía. ¿Gritos? Ninguno; sólo en los goles, pero no suelen escucharse cantitos. Un reflejo, ni más ni menos, de un deporte puramente amateur.
Vaya paradoja: el hockey agrupa sólo en Buenos Aires a 935 equipos de damas y caballeros entre primera, intermedia y el resto de las divisiones, con un total de 12.946 jugadores activos. Debe sumársele la actividad en el interior, que crece día a día. Sin embargo, no hay respuestas desde las pequeñas tribunas.
Mariana González Oliva es Leona y actúa para Ciudad: "Supongo que la gente no se siente atraída por el hockey local porque es mucho más lento que el de nivel internacional. A mí, más allá de esa diferencia, me encanta jugar acá porque lo hago con amigas. Pero no tengo una propuesta para que haya más público", señaló Mariana.
Enfrente, con la camiseta del CASI, estuvo la defensora Claudia Burkart, su compañera en el seleccionado. "La gente que no es del hockey se engancha con las Leonas por patriotismo, porque es la Argentina. En cambio, en los torneos locales, las jugadoras más chicas tienen más sentimiento por los clubes. Igual, el sistema de playoffs puede ayudar a que haya más interés".
Hay muchos padres fieles a sus hijas. Uno de ellos es el periodista y ex puma Nicanor González del Solar, cuya hija Martina juega en el CASI: "El problema está en que es un juego difícil de entender. Hace 10 años que sigo a Martina y todavía no entiendo algunos reglas. La Asociación de Hockey debería explicar más cómo se juega al hockey para lograr más público".
Adrián Panza es un fanático de Ciudad y también argumenta sus porqués: "Los campeonatos están mal organizados, pierden continuidad y muchas veces no se sabe cuándo se juega".
Desafíos por resolver, con la herencia de los Juegos.
935 es la cantidad de equipos de varones y mujeres de Buenos Aires de todas las divisiones



