Falló la experiencia: el arbitraje incidió en el resultado

Para analizar lo que sucedió entre Lanús y River habría que divivir los temas. Las decisiones puntuales no estuvieron a la altura de una semifinal de Copa Libertadores. Para mí, el arbitraje de Wilmar Roldán no fue bueno e incidió en el resultado. No se trabajó de la manera adecuada ni se aceitó un procedimiento. Se pasó por alto, por ejemplo, el golpe de Román Martínez y la mano de Iván Marcone en el penal ante Ignacio Scocco. Creo que el equipo arbitral no tuvo la rapidez necesaria para reaccionar a tiempo en un partido tan trascendental.

Las reglas del VAR son claras: se debe intervenir en una situación de gol o no gol, o si una infracción fue dentro o fuera del área. En este caso pienso que desde afuera no se le dio la información necesaria a Roldán, sobre todo en los casos mencionados anteriormente. Que no se dude: la tecnología ayuda para tomar determinadas decisiones, pero siempre estará por delante la decisión del árbitro. Él es el que determina. Entonces, cuando interviene el VAR, debe ser un equipo decidido a que se aplique la justicia deportiva. Las decisiones deben ser lo más equitativas posible.

El VAR es un buen aporte, pero en casos extremos. Con esto que digo no quiero quedar como un anticuado en cuanto a las definiciones del fútbol. Pero no es cuestión de aplicarlo de buenas a primeras en cuestiones extremas. A Roldán lo superó la situación y la tecnología le aportó más conflictos que soluciones. Sólo queda esperar que poco a poco se corrijan estos temas y, en caso de ser necesario, que se siga recurriendo al VAR.

Otro aspecto es la etapa en la que se instrumentó. Acá se tendría que haber llegado con un trabajo en equipo sincronizado y que no admitiera dudas ni desconcentraciones. Es lo mismo que manejar un avión, por más simuladores que haya, nada es lo mismo que en la práctica. Y se empezó demasiado tarde.

(*) Secretario Técnico en la Dirección Nacional de Arbitraje