A 25 años, cinco perlitas del Mundial de Italia 90
Se cumple un cuarto de siglo de un campeonato que dejó huella en toda una generación de argentinos; de las patadas de Camerún a los penales de Goycochea y las lágrimas de Maradona
Un cuarto de siglo. Parece mentira, pero un día como hoy, hace 25 años, comenzaba el Mundial de Italia 90, un torneo al cual la selección argentina llegó como campeona vigente y, a los tumbos, entre lesiones y penales, llegó a la final, que finalmente perdió con Alemania
Aquí, cinco perlitas que resumen aquel torneo que dejó huella en toda una generación de argentinos
La mejor canción de la historia de los mundiales.
Ya no hay dudas de que "Un'estate italiana" (Un verano italiano) se convirtió con el correr de los mundiales en la mejor canción de la historia de la Copa. Aquel himno fue compuesto por el músico italiano Giorgio Moroder y el letrista estadounidense Tom Whitlock, y su versión en inglés se llamó "To be the number one" (para ser el número uno). Pero la versión en italiano, escrita e interpretada por Gianna Nannini y Edoardo Bennato, y también conocida como Notti magiche (Noches mágicas) arrasó en popularidad y emociona hasta hoy.
Goycochea, el héroe de los penales
"Yo juego por una de las dos chances que tiene un arquero para jugar un Mundial. No hay cambios tácticos de arquero en una Copa. Yo me senté en el banco sabiendo que sólo podía entrar si se lesionaba Nery o si lo expulsaban. No tenía otra chance", recuerda Goyco , en diálogo con canchallena.com, en relación a la desafortunada acción en la que Pumpido sufre la fractura de la tibia y peroné de su pierna derecha, en un choque con su compañero Julio Olarticoechea, durante el partido entre la Argentina y la Unión Soviética.
Sergio recuerda la primera jugada apenas ingresa ante los europeos: "Entro y en el primer corner Diego (Maradona) la saca justo en el palo derecho con el bracito. Ya era un indicio. Por ahí, si lo cobraban, empezaba atajando penales ahí. ¡O capaz que no!".
Lo cierto es que el camino tambaleante de aquel seleccionado argentino conducido por Carlos Bilardo se apoyó en las manos de Goyco en dos momentos fundamentales: la definición por penales de los cuartos de final ante Yugoslavia, en la que atajó los remates de Dragoljub Brnovic y Faruk Hadzibegic, y la de las semifinales frente a Italia, en la que contuvo las ejecuciones de Roberto Donadoni y Aldo Serena, para darle al conjunto albiceleste el pase a la final.
Argentina, Brasil y el bidón de Branco...
Después de una fase de grupos complicada, en la cual perdió con Camerún 1 a 0, derrotó a Unión Soviética 2 a 0 y empató 1 a 1 con Rumania, la selección argentina accedió con lo justo a los octavos de final. Como consecuencia de la floja cosecha de puntos, el equipo albiceleste se clasificó como uno de los mejores terceros. Por eso, el rival fue Brasil, que había ganado sus tres encuentros en el Grupo C.
El choque, disputado el 24 de junio en el estadio Delle Alpi de Turin, fue claramente dominado por el equipo verdeamarelo, que tuvo al menos cuatro situaciones clarísimas de gol y pegó tres pelotas en los postes de un sorprendido Goycochea. Al respecto, el ex arquero recuerda: "Si con Brasil jugamos 20 partidos más como aquel, los perdemos todos 4 a 0. Pero ese día lo ganamos. Y andá a buscarle explicaciones... No las hay. No las hay", resume Goyco.
Lo concreto es que a 10 minutos del final, Maradona realizó una jugada personal extraordinaria, que había iniciado detrás del mediocampo y que finalizó con un pase exacto (y entre tres rivales) a Claudio Caniggia , quien eludió a Claudio Taffarel y definió frente al arco vacío.
Más allá del éxito deportivo, aquel encuentro trascendió también por una supuesta intoxicación del brasileño Branco, quien durante el partido había tomado agua, supuestamente adulterada, de un bidón entregado por Galíndez, el por entonces masajista del plantel argentino.
El mundial de Maradona
Diego llegó a aquel Mundial como flamante campeón de Italia con el Napoli. Sin embargo, estaba disminuído físicamente y con su tobillo izquierdo desfigurado. Para colmo, un pisotón le inflamó la uña del dedo gordo del mismo pie, con lo cual debió utilizar un botín cortado para entrenarse.
Infiltrado en todos los partidos, el 10 hizo lo que pudo para conducir a la Argentina a una nueva final del mundo. De hecho, sacó de la galera una jugada personal inolvidable para que Caniggia elimine a los brasileños, y pateó un penal fundamental en la definición con Italia.
En aquel encuentro de semifinales, disputado en el San Paolo de Nápoles, los hinchas de la azzurra (y del Napoli) colgaron una bandera emocionante, en la cual prácticamente le pedían disculpas por no alentarlo, y que decía: "Diego , Napoli ti ama , ma l'Italia è il nostro paese" (Diego, Nápoles te ama, pero Italia es nuestro país).
Pese a su esfuerzo y sus ganas, en la final ante Alemania poco pudo hacer. Después de insultar por televisión a millones de italianos que silbaron el himno argentino en el Olímpico de Roma, Maradona vio como los germanos superaban a la Argentina, más allá del discutido penal sancionado por el árbitro mexicano Edgardo Codesal, a cinco minutos del final del partido, convertido por Andreas Brehme.
Después de darse el gusto de no darle la mano al entonces presidente de la FIFA, Joao Havelange, en la entrega de medallas, Diego no pudo contener las lágrimas por haber estado otra vez tan cerca de la gloria, sintiéndose robado y sabiendo todo el esfuerzo físico que había hecho para levantar otra vez la Copa del Mundo.
Camerún, la revelación
El equipo africano había llegado al Mundial de Italia 90 como uno de los dos representantes de su continente, luego de derrotar a Túnez en la ronda final. El otro fue Egipto.
Fue la segunda experiencia mundialista para Camerún, que había debutado en España 82, donde quedó eliminado en la fase de grupos pese a terminar invicto, tras igualar sus tres encuentros.
El sorteo determinó que fueran los camerunenses los que formen parte del partido inaugural del torneo, ante la Argentina, que defendía la corona ganada en México 86.
Contra todo pronóstico, el conjunto africano ganó 1 a 0, con gol de Onam Biyik y un sorprendente juego brusco. A Maradona le pegaron un planchazo en el pecho y Caniggia hizo expulsar a dos rivales.
Tras esa victoria, Camerún también derrotó a Rumania (2 a 1, con dos goles de Roger Milla, un delantero de 38 años que había jugado en el Mundial de España 82) y cerró su actividad en el grupo B, donde culminó como líder, con un 0-4 ante la Unión Soviética.
En octavos de final, el conjunto africano se enfrentó a Colombia. En un partido parejo, la aparición explosiva de Milla, y una falla garrafal del arquero René Higuita, hicieron que Camerún avance a los cuartos de final.
En esa instancia chocó con Inglaterra. Y entre ambos protagonizaron el mejor partido de aquella deslucida Copa del Mundo. Fue 3 a 2 para los europeos, que recién pudieron definirlo en el tiempo suplementario.
Tras aquella actuación inolvidable, Camerún se ganó el apodo de "Leones Indomables".
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