Bianchi confirmó su partida y De León sería el sucesor
La interna del club dejó afuera al DT: "No puedo quedarme así; mi amor propio vale más que un millón de dólares"
"Quisiera quedarme, deseo eso, pero no puedo. Así no. Con dirigentes en mi contra, no puedo seguir..."
Las cuatro de la tarde de ayer. En las oficinas de la Bombonera, con los ojos a punto de explotar en lágrimas, Carlos Bianchi le explica a Gregorio Zidar y a Marcelo London, los dirigentes que intentaron la difícil misión de retener al entrenador, la razón de su alejamiento de Boca. Paradójicamente, al mismo tiempo, sonaba con fuerza que Hugo De León , que ayer renunció a su cargo de DT de Nacional, de Montevideo, sería su sucesor.
El veredicto de Bianchi estaba decidido desde el 21 de septiembre último, cuando anunció que dejaría cesante el cargo de DT. Por más que los sentimientos le carcomieran la cabeza para que desistiera de su inquebrantable postura. Sus principios no saben de emociones. Son códigos íntimos que se sienten en el alma y que no se pueden traicionar.
"Mi amor propio vale más que un millón de dólares... Sé que volveré, algún día volveré..." , se despedía Bianchi, ya envuelto en lágrimas.
Quince horas antes, el Virrey había cumplido el mismo ritual con Mauricio Macri. La falta de señales concretas del presidente de Boca adelantó la llamada categórica del DT en la madrugada de ayer: "Mauricio, me voy. Sin el apoyo unánime de la comisión directiva, no sigo", fue la frase. Terminante.
Por la mañana recibió la llamada inesperada del ex tesorero Orlando Salvestrini, uno de los hombres señalados por Bianchi como el causante de su partida. "Mire Bianchi que yo no estoy cascoteando el rancho. Yo ya me fui de Boca y no tengo nada que ver en esta interna que usted argumenta", sostuvo Salvestrini. Pero el técnico no le creyó una palabra.
Sin marcha atrás. Bianchi se reunió por la tarde con los dirigentes, les ratificó que no renovará su contrato , que vence el 31 del actual, y les pidió no dirigir el último partido del Apertura frente a Newell´s, en Rosario. "Quiero que mi despedida sea en la Bombonera, el domingo 16, ante Independiente. ¿Me podrán hacer ese favor?", le pidió el DT a Zidar, vicepresidente segundo.
Tras el cónclave, Bianchi, invadido por el desencanto, se dirigió al vestuario, donde lo aguardaban los jugadores para iniciar la práctica, y les comunicó a sus dirigidos la decisión. El profesor Julio Santella le había dado un leve preaviso al plantel, pero fue Bianchi el que se encargó personalmente de señalarle a cada uno el porqué de su alejamiento.
Los dirigentes incondicionales de Bianchi sentían un dolor similar al del Virrey. "Carlos -por Bianchi- sostuvo que con la comisión directiva dividida no seguía y bueno... Lamentablemente se nos va el técnico más ganador de la historia y ahora comenzará una nueva etapa que, si bien no creo sea tan exitosa, trataremos de que resulte lo mejor...", sostuvo Zidar.
La interna de Boca se recrudece. Muchos creen que Macri no hizo los esfuerzos suficientes por retener a Bianchi para mantener contento a Salvestrini. Comentaron que, tras hablar con la prensa, Zidar recibió una reprimenda de Macri por teléfono: "¡Cómo vas a decir que la culpa es nuestra!", habría señalado el titular xeneize; "¿Qué querés? Si es más que evidente", fue la respuesta.
Los jugadores están deshechos y varios comienzan a evaluar su salida en busca de nuevos horizontes. Los hinchas, ni hablar. "Ni los dirigentes ni el nuevo DT saben lo que les espera. Si Boca gana, se salvan... Pero si el equipo pierde, la comisión directiva va a ser bombardeada con insultos", explicaba un hincha.
Con todo esto conviviría Hugo De León en caso que desembarque en La Boca. Anoche, Macri expresó que "antes del 20 de diciembre estará designado el nuevo DT". Y no negó que el puesto pueda ser para De León, que acaba de renunciar a la conducción de Nacional, de Uruguay, con el que salió campeón hace 48 horas.
"Me llena de satisfacción ser el candidato, pero uno tiene su filosofía y respeto tanto a Bianchi que no quiero tocar el tema", dijo De León.
Más allá del mensaje del uruguayo y de los dirigentes, por La Boca parece estar todo cocinado. Bianchi está a punto de ser historia y De León asoma como el conductor del futuro.
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