Boca comete errores no forzados, prioriza nombres y no la actualidad de cada jugador, y eso expone a Ibarra y al Consejo

La derrota sufrida por Boca ante Talleres dejó en el ojo de la tormenta al tridente técnico liderado por Hugo Ibarra. Ocurre que mucho más allá del apretado 2-1 final, el conjunto local fue muy superior al xeneize y desnudó sus falencias. Incluso, la diferencia pudo ser más amplia.

Dentro de ese contexto negativo (4 puntos sobre 9 posibles y apenas dos goles convertidos en estas primeras tres fechas), factores externos a las decisiones tomadas por el formoseño, Roberto Pompei y Leandro Gracián les permite reencauzar el barco y corregir los errores no forzados rumbo a lo que viene.

La lesión de Nicolás Orsini (una molestia en su rodilla izquierda que lo obligó a pedir el cambio a los 8 minutos) y la expulsión de Sebastián Villa (insólita agresión sin pelota a un rival, con el partido 0-2) obliga a los entrenadores a no contar con ellos en al menos el próximo partido. Estas dos contingencias les abre las puertas a Miguel Merentiel, de buena actuación en la noche cordobesa, y a Luca Langoni, fundamental en el sprint final de la Liga 2022 y autor del descuento. De hecho, ambos edificaron el tanto azul y oro, porque el exPalmeiras fue quien asistió al juvenil.

Lo de Langoni es curioso. El chico pide a gritos titularidad, aprovecha cada ocasión que tiene, mete goles con frecuencia (marcó 4 de los últimos 5 tantos en suelo visitante) y juega como exige el ADN xeneize. Incluso, desde su aparición fortuita (consecuencia de la fractura sufrida por Exequiel Zeballos ante Agropecuario y a la lesión muscular de Villa), Langoni fue mucho más valioso para el equipo que el propio colombiano o que Orsini. Al punto que lleva una sorprendente estadística: lleva 8 goles en tan solo 12 tiros al arco. Sin embargo, Ibarra dejó en claro que la idea del club es “llevarlo de a poco”.

Esa explicación se contradice con la idea que se prioriza en cualquier equipo del mundo: aprovechar el presente de cada jugador, se llame como se llamare y tenga la edad que tuviere. De hecho, si pudiera trazarse una comparación con la selección argentina que se coronó campeón del mundo en Qatar 2022, sería como si Lionel Scaloni hubiera sostenido a Lautaro Martínez como titular en lugar de aprovechar la explosiva presencia de Julián Álvarez.

Esta sensación de que el cuerpo técnico de Boca prioriza los nombres por encima de la actualidad de cada futbolista no es nueva. Sin embargo, pareciera que el mismo club que invierte tanto en sus divisiones inferiores no se animase a disfrutar de la frescura y entusiasmo de los pibes.

Algo muy similar sucede con Ezequiel Equi Fernández. Después de un gran 2022 en Tigre, su ingreso anoche generó una renovación de aire en una zona media que volvió a quedar en deuda. Alan Varela poco puede hacer rodeado de dos jugadores en un nivel bajísimo: Pol Fernández y Juan Ramírez.

No fue casualidad que ambos salieran en el entretiempo. Sin embargo, otra vez fueron titulares cuando esa decisión carece de fundamentos futbolísticos para sostenerla.

Además, eso atenta contra el propio Boca. Al igual que pasaba con Carlos Zambrano, es evidente que Ramírez y Pol no pasan por su mejor momento futbolístico. Incluso, sus presencia entre los 11 titulares los expone tanto ellos como a los entrenadores y a los que conducen el fútbol en la entidad de la Ribera.

Se repite: Boca prioriza nombres y no el presente de cada uno de sus futbolistas. Y eso atenta también contra la competencia interna. Por ejemplo, el Changuito Zeballos perdió la titularidad por una grave lesión y ahora corre de atrás en la preferencia del entrenador. Porque con Benedetto habilitado para jugar se deduce que estará desde el arranque. Pero junto a él, si no juega Villa, aparece Orsini. O Briasco.

Esos “errores no forzados” pareciera que solo se corrigen cuando una lesión saca del equipo a alguna de esas piezas que en la actualidad desafinan. Sin embargo, nada hace suponer que Advíncula, Ramírez, Pol, Orsini o Villa salgan del equipo por decisiones tácticas o futbolísticas.

El domingo próximo, Boca recibirá a Platense en una Bombonera que no solo exigirá resultados, sino buenas actuaciones colectivas e individuales, y que ya no tolera que haya algunos futbolistas que caminen la cancha. Además de prepararse para ovacionar al máximo goleador histórico del club, Martín Palermo, hoy DT de un equipo Calamar, que viene de sorprender a Independiente en Avellaneda y tratará de aprovechar este flojo presente xeneize.

Golpazo. Boca sufrió una derrota que obliga a Hugo Ibarra a rearmar un nuevo equipo

Desconcierto. Boca jugó mal, fue expulsado Villa y solo reaccionó con Langoni: Talleres le ganó 2-1 en Córdoba

"Ilógico y surrealista". La Bombonera, el templo sagrado que lleva medio siglo de un debate sin soluciones