La derrota de Boca despierta otra herida: adiós a una vieja cuenta pendiente, el tricampeonato
El 3 de diciembre de 2006, por la 18° fecha del Apertura, Boca perdió 1 a 0 con Belgrano , en Córdoba. Una semana después, cayó por 2 a 1 con Lanús , en la Bombonera. Tres días más tarde, en una final emotiva, en la cancha de Vélez, Estudiantes consiguió un título increíble. Después de estar en desventaja –en el campeonato, primero; en el partido, más tarde–, el León, conducido por Diego Simeone en el banco y por Juan Sebastián Verón en el campo de juego, logró un triunfo histórico por 2 a 1. Boca sufrió una de las más grandes derrotas de su vida. No sólo perdió el título: extravió la última gran ocasión de alcanzar el tricampeonato, un lauro que sólo tienen River y Racing. Ahora, de pronto, una campaña renovada y un cálculo veloz de calculadora lo encontraban en una sintonía parecida. Boca estaba a la caza del tricampeonato, una antigua obsesión. Sin embargo, la derrota por 2 a 1 con Atlético Tucumán, en su casa, frente a su gente, acabó con todo. También, con el invicto de Gustavo Alfaro.
La ecuación es simple: Boca está a diez unidades de Racing y Defensa y Justicia , los punteros de la Superliga. Faltan seis partidos por jugarse. Este domingo, a las 21.30, el conjunto que dirige Gustavo Alfaro se enfrentará con el Halcón, en Florencio Varela. Y el Decano ya alcanzó al conjunto xeneize. Ahora sí: es una misión (casi, casi) imposible.
La historia refleja, también con dolor, un final de campeonato de película. Faltaban dos fechas para el cierre del Apertura 2006, Boca le llevaba cuatro puntos de ventaja a Estudiantes. Necesitaba un punto. Sin Alfio Basile, que se inclinó por el regreso al seleccionado y con un conjunto de estrellas –Palermo, Guillermo, Palacio, Gago, Ibarra y tantos otros–, lideradas por el visceral Ricardo La Volpe, Boca volaba directo al título. "Es difícil que Boca pierda el campeonato", contó, en esos días, el controvertido entrenador. Pero lo perdió, también, después de estar en ventaja en la final, con un gol de Martín Palermo. Pavone y Sosa lo cambiaron todo.
La Volpe hizo cambios bruscos, que provocaron cierta ira en el interior de un plantel de caciques. ¿Pero quién quiere perder? "No querían salir campeones", aseguró, alguna vez, el veterano conductor. Y fue más allá: "Guillermo no se llevaba bien con Delgado, por ejemplo. Un verdadero líder une al grupo, no lo divide; había grupos, pero a mí nadie me hizo la cama, de eso estoy seguro".
De 2006 a 2019, el escenario es otro. Boca, ahora, es el gigante que corre de atrás, que precisa cerrar una herida con una obsesión en triplicado. Queda la sensación que una noche de verano se quedó con el corazón partido en su casa frente a un rival inferior. Wanchope Abila, Tevez, Villa y Bebelo Reynoso, en un principio. Abila, Zárate, Benedetto y Pavón, en el final. Alfaro selecciona los egos y, de a poco, los jugadores entienden el mensaje. Seriedad, planificación y juego de figuras –unas entran, otras salen, según el caso– en el arte del ataque. Es un proceso nuevo y hay nuevos desafíos por delante. El del tricampeonato ya quedó en el olvido.
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