El castigo para Bielsa: al gran triunfo de Leeds lo tapó el "espíagate"
Por la amplitud con que Leeds superó a Derby County, diferencia más apreciable en los 90 minutos de juego que en el módico 2-0, daría la impresión de que el espionaje que ordenó Marcelo Bielsa le sustrajo hasta el último secreto a su colega Frank Lampard. El equipo líder del Championship dominó y ejerció una superioridad, táctica y estética, como si de antemano supiera las cartas de su rival, como si estuviera alertado de cada movimiento que iba a hacer. Se sabe que una conclusión tan simplista es impracticable en un partido de fútbol, sometido a infinidad de imponderables y de variables que llevan los desarrollos hacia los destinos menos imaginados. Bielsa fue el primero en reconocer esto último, al calificar como "irrelevante" la información que le pudo traer su enviado de incógnito, pero admitió que le encomendó esa misión porque es "una herramienta más", algo que forma parte de su obsesión por lo imposible: el control absoluto de lo que va a suceder en un partido.
Es muy probable que el escueto y certero comunicado de Leeds, en el que cita que le recordará a "Bielsa y a su personal la integridad y honestidad que son normas en el club", le duela más que una multa económica al entrenador rosarino. La admonición, de alguna manera, lo expone al Loco, que para el ejercicio de su profesión se guía por un principio: "Se puede ganar o perder, lo importante es la nobleza de los recursos utilizados". No faltó quien imaginara alguna reacción extrema de Bielsa, que en sus últimas experiencias en Athletic Bilbao, Olympique Marsella y Lille se fue por discrepar con las autoridades del club.
¿El hecho fue grave? No, pero estando Bielsa de por medio se lo examina a través de su elevado sentido ético. Que lo haya hecho en sociedades moralmente más laxas como las sudamericanas no lo exime de saber que ahora integra un medio futbolístico en el que está muy mal visto y se repudia hasta la simulación de un foul o un penal. A alguien tan avispado como Bielsa no se le pudo escapar eso. Su castigo fue que se hablara más del "espíagate" que del estupendo partido de Leeds.