Europa League: José Mourinho se quitó la medalla, se la regaló a un hincha y terminó increpando al árbitro en el estacionamiento

El entrenador de Roma, el portugués José Mourinho, regaló su medalla plateada al final de la ceremonia de premiación, tras la derrota por penales de su equipo ante Sevilla, en la final de la Europa League y fue crítico contra las decisiones del árbitro inglés Anthony Taylor, hasta incluso increparlo en el estacionamiento del estadio de Budapest, Hungría. “Me quedo con las de oro y regalo las de plata”, explicó Mou cuando fue consultado por la prensa en medio del campo de juego del Puskás Arena, donde su equipo se había puesto en ventaja con un gol de Paulo Dybala. Luego llegaron el empate y la definición (4-1) tras el alargue.

Mourinho, que supo ganar la Europa League como DT DE Porto y Manchester United y había celebrado en las cinco finales internacionales que habían afrontado sus equipos, recibió su medalla de subcampeón, se la quitó de inmediato y se dirigió a una zona de plateas. Allí la ofreció a un joven hincha de Roma, que no podía alcanzarla desde su lugar. Entonces el entrenador la lanzó suavemente hacia él, que la tomó y la mostró muy sonriente.

El ex DT de Real Madrid e Internazionale sufrió su primera caída en una final europea, entre Champions, Europa League y Conference League. Y fue irónico contra la actuación de la terna arbitral: “¿Si tuvo una incidencia? Tuvo tantas...”, manifestó. Más tarde, se lo vio en el estacionamiento del estadio buscar a los jueces en la camioneta en que se retiraban y reprocharles su tarea con insultos.

“Sevilla es gran equipo. Tiene un gran plantel, mejor que el nuestro, y mucha más experiencia. La que no tenemos nosotros”, reiteró Mourinho algo que había dicho en la conferencia de prensa previa al juego. Su frase sonó tanto a algo de elogio al campeón como a algo de crítica a sus dirigidos.

“Hicimos una gran primera parte, pero en el segundo tiempo Sevilla reaccionó y todo fue después más equilibrado. En la recta final tuvimos nosotros más oportunidades de ganar. Pero llegamos a los penales, y hay que convertirlos y atajarlos. Ellos ganaron y ya está”, completó el portugués.

Pese a la experiencia y a los títulos, Mourinho no se tomó bien la derrota. Mientras los jugadores del Sevilla festejaban en el campo, se mantuvo estoico, pero finalmente se lo vio quebrado cuando se retiraba a los vestuarios, con el dolor de la final perdida a la luz y llevando por dentro el fastidio que expuso luego en las entrañas de la cancha húngara.

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