Independiente - Arsenal, por el Torneo 2021: Alan Velasco, del golazo en el triunfo del Rojo 3-0 a su conmovedor mensaje, con llanto incluido

Alan Velasco no dejó un mensaje, dejó dos. Potentes, como su juego y su voz. Adentro del rectángulo verde de cien por setenta fue determinante, con su movilidad detrás de Silvio Romero, el hombre de punta. Se hamacó, abrió huecos y hasta convirtió un golazo, el tercero, con el que Independiente terminó goleando por 3-0 a Arsenal, en un duelo sin equivalencias. Pero también dejó un mensaje afuera: “Quiero decirles que ayuden si tienen cerca a personas con problemas. El día del partido con Newell’s falleció mi primo. Nos dejó a todos muy mal, no sabemos por qué tomó esa decisión… No sabemos qué le pasaba. Por eso les digo que se fijen, que miren en la familia para poder ayudar”. La goleada, la celebración, un puñado de palabras y el desahogo. Todo junto en el mismo envase: el cuerpo y el alma de Alan Velasco.

Lo cierto es que, en cuanto al desarrollo del juego propiamente dicho, lo resolvió enseguida Independiente. Y era eso, precisamente, lo que venía necesitando el equipo de Julio César Falcioni: arreglar las cosas enseguida, acomodarse pronto en la cancha, desde el resultado pero también desde lo conceptual. Porque arrastraba una cadena de partidos con escasas sonrisas, apenas un triunfo (ante Unión, el lunes 25 de octubre) en siete fechas.

Para colmo, el antecedente inmediato había marcado a fuego una frustración grande, cuando la derrota con Newell’s, en Rosario, emergió en el epílogo con aquel gol postrero de Román Bravo. Y le ganó a Arsenal porque fue más y mejor, de principio a fin.

El golazo de Velasco

Resultó un alivio importante el 1-0 a través de una estupenda volea de zurda de Alan Soñora, que convirtió por cuarta vez en el torneo. Iban 16 minutos, el local ganaba y continuaba en tres cuartos de cancha sin mayores obstáculos; Arsenal no le ofrecía demasiada oposición. Para colmo se fue lesionado Juan Alberto Andrada y entonces Israel Damonte debió reorganizar el sistema defensivo. Por Andrada, que compartía la contención en el medio con Leonel Picco, ingresó Julián Navas, que fue de lateral derecho. Entonces el lateral derecho original, Ignacio Cariglio, pasó de central en lugar de Emiliano Méndez, y Méndez volvió al mediocampo, como lo había hecho ante Sarmiento en la fecha anterior.

El 2-0 de Silvio Romero

Independiente arrancó con Gastón Togni por Thomas Ortega en el lateral izquierdo y con Domingo Blanco (que volvió tras la fecha de suspensión) en lugar de Carlos Benavídez. Delante de Blanco y de Lucas Romero se ubicaron Soñora-Velasco-Roa, y allá adelante Silvio Romero, el goleador del equipo que andaba con la pólvora mojada y cuyo lugar a la hora de ensayar en la semana había sido ocupado por Jonathan Herrera. Finalmente Romero continuó como titular y fue él quien marcó el 2-0 tras un remate de Velasco y el rechazo de Alejandro Medina, que le dejó la pelota servida en bandeja.

En esa jugada previa al segundo gol (el octavo de Romero en el campeonato), como en muchas más, la influencia de Velasco y del colombiano Andrés Roa había sido determinante. Y el propio Velasco convertiría el tercero, ya en el segundo tiempo: luego de una réplica veloz frente a un Arsenal que buscaba con mayor decisión el descuento, enganchó de zurda y definió de derecha. Golazo y asunto liquidado, por si quedaba alguna duda. Alejandro Medina no lo pudo impedir.

El 1-0 de Soñora

Así, Independiente volvió al triunfo, ganando un partido sin problemas, de punta a punta, y sumó tres unidades clave para seguir alimentando el sueño de ingresar en la próxima edición de la Libertadores. “El triunfo nunca estuvo en riesgo y eso fue lo importante. Se nos habían escapado varios puntos últimamente, esperemos que esto sirva para despegar”, sostuvo Silvio Romero.

Mientras tanto, la política del club arma y desarma cónclaves con vistas a las elecciones del 19 de diciembre. Las listas están ahí, a fuego lento, pero aún sin definición. Mientras tanto, además, el mundo rojo se entusiasma con la inminencia del cambio de nombre del estadio, que en diciembre dejará de llamarse Libertadores de América para ser rebautizado como Ricardo Enrique Bochini, en un acto de justicia -aunque tardía y oportunista- con el prócer mayor.

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