Superliga: Independiente insistió pero chocó contra sí mismo: Defensa y Justicia le ganó 1-0 en Avellaneda
Mientras prepara la discutida revancha ante Santos por la Copa Libertadores, Independiente no avanza en el arranque de la Superliga:Defensa y Justicia, impidió que el equipo de Ariel Holan cosechara aunque sea un empate en su propio estadio. El 1-0 definitivo lo marcó Nicolás Fernández, que ya lleva tres tantos en el torneo, a los 34 minutos del primer tiempo.
#TNTSports | El gol de Nico Fernández y las más claras del Rojo que buscó sin suerte el empate: todo en el resumen del triunfo de Defensa en la cancha de Independiente.#Independiente [R] #DefensayJusticiapic.twitter.com/aeO2wuXUve&— TNT Sports LA (@TNTSportsLA) 25 de agosto de 2018
Hay pocas cosas más difíciles que salir airoso cuando se juega contra uno mismo, cuando las neuronas están ocupadas en otros menesteres y físico, preparado para batallas más importantes.
A Independiente se le presentó un partido "sandwich", incómodo, en una noche gélida y ventosa y en medio de su gran desafío del semestre, con un sector de su cabeza puesto en el partido del próximo martes por Copa Libertadores y otro en las novedades que pudieran llegar desde Conmebol respecto a la resolución del encuentro del martes pasado ante el Santos. Y nunca claro cómo resolverlo.
Para colmo de sus males, todo el medio campo rival -Blanco, Miranda y Togni- nació, creció y se formó en la cantera Roja. Y hasta el propio Ariel Holan tiene una deuda eterna con Defensa y Justicia, el club que le dio la oportunidad de entrenar y destacarse como técnico en Primera División. Parece demasiado como para afrontar un partido con lucidez.
Existen varios métodos para paliar semejante cúmulo de distracciones posibles. De movida, el Rey de Copas eligió el ímpetu. Empujado por una línea de fondo adelantada, todo el equipo se empeñó en apretar a cuanto jugador de Defensa y Justicia tuviera la pelota en los pies. Y le dio resultado durante un rato, le alcanzó para plantarse en campo rival, cortarle las salidas y llevarlo contra Unsain.
Pero Independiente repite partido tras partido el mismo pecado: no tiene freno. Quiere jugar con el mismo vértigo que utiliza en la recuperación, se precipita en los pases, pierde precisión y ensucia las llegadas. Esta vez era Gaibor el teórico encargado de pensar por todos, pero el ecuatoriano sigue funcionando a una marcha menos de lo que exige el fútbol por estas tierras, pierde constantemente en los anticipos o los uno contra uno y dilapida su indiscutible calidad.
El Halcón también había jugado el martes pasado, en su caso por Copa Sudamericana, pero su siguiente compromiso continental ni siquiera tiene fecha fija y su horizonte se asomó más despejado al partido. Entonces se dedicó a esperar su momento, sabedor que antes o después el Rojo iba a cometer errores, que los detalles iban a jugar a su favor.
Existen varios métodos para paliar semejante cúmulo de distracciones posibles. De movida, el Rey de Copas eligió el ímpetu.
Y ocurrió. De a poco Independiente fue perdiendo fuelle y demostrando que la concentración no estaba al cien por ciento. El primero en notarlo fue el chico Huguenet (20 años, 1,87 metros), ganador de cuanta pelota por alto cruzara el área local aunque después no acertara nunca con el arco. Después, Togni, Miranda y Martínez, que fueron llevándose todos los rebotes sueltos en mitad de cancha. Y terminó aprovechándolo Barboza, que a los 33 bajó de cabeza un centro largo y dejó solo a Nicolás Fernández para que abriera el marcador.
La desventaja evaporó el escaso fútbol que había enseñado el Rojo. Con mucha dinámica en la marca y la firmeza de Bareiro y Barboza, Defensa se fue metiendo atrás y cerrando los caminos hacia Unsain. A veces con orden. En otras, con interrupciones y pérdida de tiempo reiteradas, al estilo del Santos 72 horas antes y para terminar de desquiciar a Holan.
Independiente solo recuperó las ideas con el ingreso de Francisco Silva. Jugador de categoría por encima de la media, el chileno agarró la manija en el medio y por primera vez en la noche el juego del Rojo encontró una brújula. Levantó Verón, insistió hasta el agotamiento Cerutti, apostó Holan por un doble 9 con Silvio Romero, que se topó con el travesaño en la más clara, pero nada alcanzó para arañar el empate.
Defensa y Justicia fue más en los detalles y se dio el gusto de cantar victoria por tercera ocasión consecutiva en el Libertadores de América. Suele ocurrir cuando hay tantas distracciones en el aire, las suficientes como para hacer que un equipo acabe siendo el peor rival de sí mismo.
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