Newell's-Boca, Copa Liga Profesional: el equipo de Russo ganó en Rosario y consolida su serie invicta

Boca sigue rugiendo. Tiene más hambre y nada, al menos por ahora, lo detiene. No importan rivales ni escenarios: se hace cada vez más grande de cara a lo que se vendrá sobre el final de noviembre, cuando se cruce con Inter, de Porto Alegre, por los octavos de final de la Copa Libertadores. Anoche la víctima fue Newell’s, en Rosario: 2-0 con goles de Carlos Tevez y Lisandro López para liderar su grupo con puntaje perfecto.

El inicio del partido no se había presentado cómodo para Boca. Newell’s se le plantó al equipo que llegaba con 12 triunfos y 3 igualdades desde que Russo asumió en enero: no importa como se diera el juego, generalmente con buen volumen, el xeneize, hasta aquí, se impone casi siempre. Sin embargo, en el Marcelo Bielsa, le costó darle marcha. Porque el local fue a presionarlo alto para obligarlo continuamente a deshacerse de la pelota o no profundizar el trabajo que suele verse en las diferentes líneas.

"No lo dejan salir, boludo", comentaban en el banco de suplentes azul y oro, en donde el micrófono deja escuchar los análisis que se van dando en el trámite por la falta de público. ¿A quién se referían? El técnico decidió que el compañero de Jorman Campuzano en la mitad de la cancha no fuera "Pol" Fernández y sí Nicolás Capaldo, alguien con mucho más despliegue que poder de organización del juego. Entonces, las salidas las debía tomar el colombiano, que sufrió bastante el primer tiempo. "¡Traela, Campu!", le gritaba Miguel, pero el volante muchas veces no tenía otro camino que apoyarse nuevamente en la línea defensiva.

Así y todo, no fue un agobio de los rosarinos. Porque buscaron mayoritariamente la vía de los centros: encontraron las cabezas de los centrales López e Izquierdoz o bien la seguridad de Andrada, que volvió al arco tras la distensión que le cedió acción a Rossi frente a Lanús. Newell’s no supo cómo hacer más grande la herida y, entonces, la visita empezó a abrir los ojos.

Con una sentencia nocturna que, habrá que ver, si se extiende en otras oportunidades: Carlos Tevez está en un gran momento (desde comienzo de año) ya sea teniendo como compañero de ataque a Franco Soldano o bien jugando sólo de ‘9’ como lo hizo ayer. Sí, esa posición que tantas discusiones arrastró desde hace años cuando había que referirse a Carlitos. "Yo no digo que Soldano juega para ayudar a Tevez, eh. Lo dicen los periodistas. Cada uno juega de lo suyo", sentenció el entrenador hace diez días. Anoche quedó demostrado.

El resumen del partido

A los 10 minutos encaró con su potencia, entró al área, se inclinó hacia su diestra y no estuvo tan lejos de colocarla al ángulo del segundo palo. Tres minutos más tarde, Buffarini sacó un preciso centro al punto penal que el capitán conectó con un fuerte cabezazo que requirió del gran reflejo de Aguerre para desviarla al córner. Hasta que a los 40 minutos hizo su décimo gol en 14 encuentros disputados al mando de Russo e igualó a Salvio como los máximos goleadores del ciclo. Aunque el apurado en la salida era el visitante, Pablo Pérez la jugó sin dirección ni fuerza hacia el centro, donde estaba Toto con espacios: filtró el pase entre los centrales y el rápido Tevez dominó, gambeteó la salida del arquero y con tranquilidad definió para abrir el marcador.

Quizás, con la vuelta de Sebastián Villa a la acción (y a la titularidad), luego de estar apartado de los partidos oficiales por la causa por violencia de género y amenazas que todavía no se resolvió, se esperaba que el equipo gravite mucho más por las bandas con el colombiano y Salvio y, así, retome la esencia del campeón de la Superliga. Eso le costó mucho encontrarlo. Recién en el segundo tiempo, con mayores espacios ante la necesidad de la Lepra de rescatar algo, Villa empezó a agigantarse con sus incansables corridas. Boca, de alguna manera, pudo afirmarse mejor en el campo con una mayor participación de Cardona en la elaboración, algo que Russo le exigió durante la primera mitad.

Se jugaban 13 minutos del complemento cuando Tevez, otra vez, metió un largo pase a la carrera de Villa, que llegó hasta el área con su clásica explosión pero poca lucidez para definir. Y así se topó con el achique de Macagno, que en el epílogo del primer tiempo había reemplazado a Aguerre tras un choque fuerte con el Apache que le generó una luxación. Cinco minutos después, el extremo colombiano se atrevió desde fuera del área y, a los 24, aprovechó los huecos otra vez para encontrar a Salvio en la puerta del área, que con un puntazo estuvo cerca de marcar el segundo.

¿Y Newell’s? Sólo mostró pretensiones a través de Ignacio Scocco, que empezó a molestar con corridas al hueco, lucha y remates desviados. No obstante, Boca siguió sólido en ese sentido. Y empezó a darse cuenta que podía cerrar el encuentro. No obstante, no lo hizo a través de la velocidad, sino con la pelota parada. Se cumplían 30 minutos cuando la pegada de Cardona encontró el cabezazo de Lisandro López. Partido sentenciado.

Igual, se sabe, este Boca no deja de apretar el acelerador cuando tiene la posibilidad. Quiere marcar la mayor diferencia posible cuando la situación lo permite. El ingreso de Maroni, por un Salvio que se fue lesionado y a la expectativa de qué pasará con su citación a la selección argentina, le dio todavía más aire para hacer jugadas individuales y encontrar, por ejemplo, a un Tevez que buscó otro, pero se encontró con el palo.

Boca cerró otra gran noche. Sigue sumando grandes estadísticas, un presente colectivo inmejorable y disfruta de un Tevez que está cada día más vigente.